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Lima necesita un arte comunitario que incida en la gente - 1
Redacción EC

El arte subvierte, empodera y es vital para las ciudades. Eso es lo que tiene claro Fernando Hernández, catedrático de la . Él llegó esta semana a Lima para exponer en el primer Congreso Internacional de Educación Artística y Cultura Visual, que organiza la . El ciclo de charlas culmina esta tarde. 

— Cuando usted habla sobre arte critica la visión esencialista que hay sobre este tema. ¿En qué consiste esta perspectiva?
Significa creer que existe algo que es esencialmente arte y que el artista y su obra otorgan estatus social. Por ejemplo, en la plaza hay un club que seguramente tiene la mejor colección de arte republicano de la ciudad. Una colección que es solo accesible para los socios de ese centro. Se trata de un arte convertido en un objeto de comercio. 

— ¿Y en qué radica su crítica?
En que el arte siempre ha sido definido por alguien y para alguien. En un momento fue definido para la Iglesia, luego para la monarquía o la aristocracia. Lo que ocurre ahora es que ya no solo se hacen obras para las galerías. Estuve en Colombia hace un año, por ejemplo, y me involucré en un proyecto de la municipalidad de que trabajaba con artistas comunitarios. El objetivo era involucrar a los ciudadanos. No es un arte para comprar o vender, sino para incidir en la vida de la gente. 

— ¿Cómo se beneficia la comunidad de estos proyectos?
Lo primero es que mejora la calidad de vida. Las comunidades adquieren memoria. Me pregunto cuántas experiencias hay en el Perú que están ocultas o que han sido silenciadas. Además se revaloriza el espacio público. Los ciudadanos se sienten partícipes de algo que está cambiando su realidad y que merece ser admirado.

— Lima se caracteriza por la carencia de espacios públicos. 
Es que la ciudad no está pensada para ellos. El espacio que hay es la calle como lugar de tránsito o comercio. En estos días que he pasado en Lima, me ha interesado su cultura visual. 

—¿Qué es lo que encontró?
Lo más resaltante es la . Creo que no hay una ciudad en el mundo con un litoral urbano tan grande y rico. Sin embargo, la ciudad vive de espaldas a él. Cualquier planteamiento urbano pensaría la Costa Verde como un espacio donde la gente pueda pasear. Así ocurre en Río de Janeiro o en Barcelona. Podría decirse que el litoral limeño es un “no lugar”, está desaprovechado. 

En segundo lugar, la ciudad se ha sectorizado. El Centro Histórico solo forma parte del circuito del turismo y de las clases populares. Las clases medias y altas ya no lo ocupan.

Para Fernando Hernández, la Costa Verde es uno de los espacios más desaprovechados de la capital. (Foto: Percy Ramírez / El Comercio)

—¿Por qué es importante que distintos sectores sociales convivan en un espacio?
Porque solo así se produce intercambio. El hibridismo social hace posible que la gente sienta como suya a la ciudad. El acercamiento es lo que da riqueza a una urbe.
También noté que en Lima no hay una reivindicación de las culturas originarias, como ocurre en Cusco o Puno. Lo único que ofrece Lima es su patrimonio colonial. Si se mostrara más la riqueza prehispánica, tendríamos un doble motivo para visitar la ciudad.

Poner en valor el patrimonio monumental y cultural de la Lima prehispánica es un reto pendiente, según Fernando Hernández. (Foto: Dante Piaggio / El Comercio)

—Lima tiene más de 300 huacas. La mayoría se encuentra en abandono.
Lo que percibo es que Lima tiene un enorme tesoro, pero aún está escondido. O incluso destrozado. Revertir ese proceso es fundamental. Lima tiene que replantear la importancia de la cultura y el arte. Estos dos elementos tienen que formar parte de la vida de la gente. 

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