Los mitos que impiden que más personas acepten ser donantes

MARTÍN ACOSTA GONZÁLEZ / @martiacosta

La donación de órganos está llena de mitos, de historias populares y creencias que se convierten en el principal obstáculo de aquellas personas que aguardan en esa lista de espera. Para César Flower, director ejecutivo de la ONDT, y Carlos Carvallo, gerente de Procura y Trasplante de Essalud, la lucha debe hacerse con información, con datos que permitan a los donantes y familiares comprender la importancia de este acto solidario.

Así opinan los peruanos. (Video: Rudy Jordán)

1. "Solo cuando el corazón se detiene, la persona está muerta": FALSO
Una persona fallece con la muerte del cerebro. "El corazón puede seguir latiendo pero si el cerebro ya está muerto esa persona no podrá reaccionar. Eso se llama muerte encefálica. Al morir nuestro encéfalo y nosotros morimos. Lo que pasa es que en otra ocasiones el paro cardiaco precede a la muerte el cerebro, en otras ocasiones ocurre simultáneamente y otras después de la muerte el cerebro", comenta Carvallo. Es en este último caso cuando se pueden aprovechar los órganos.

César Flower sostiene que una de cada 10 personas fallece por muerte cerebral, generalmente en una salsa de cuidados intensivos. 

Voz: Doctor Carlos Carvallo

2. "Mi familiar no está bien muerto": FALSO
Una persona está muerta o no y en ello no hay estadios. Comprobar esa condición le corresponde no solo a uno, sino a tres médicos.

"En los diferentes centros de salud la prioridad la tiene el paciente. Nosotros hacemos todo lo posible para que la persona en estado de gravedad o incluso vegetativo se mantenga con vida, pero una vez muerta no podemos hacer nada. Recién ahí se activan los protocolos. Se le informa a los familiares y se le dice si quieren donar", añade Flower.

Carvallo agrega que las pruebas se realizan en diferentes momentos para confirmar si existe un poquito de sangre que llega al cerebro. "Si pasa una minúscula parte de sangre nosotros seguimos luchando por esa vida y recibirá el tratamiento que le corresponda".

3. "Van a comercializar con mis órganos": FALSO
Todos los órganos en buen estado se entregan en donación y todos pasan por la ONDT.  Cada uno de ellos va destinado a las personas que se encuentran en la lista de espera.

"Se respeta el orden y se hacen las pruebas de compatibilidad. Si la primera persona de la lista no es compatible, sigue la segunda y así sucesivamente", dice Flower

"Es imposible que un órgano pase a alguien que no está en lista o pueda venderse o beneficiar a un tercero a cambio de un tema económico o influencia. Hay una serie de protocolos y estamos expuestos a muchos controles. La asignación es supervisada por el Ministerio de Salud", dice Carvallo.

4. "El cuerpo quedará desfigurado": FALSO
"La cirugía de extracción de órganos es muy delicada. Se hacen las suturas de una manera que no se notan en el caso de que donen órgano. Si son córneas estas se retiran como si fueran lentes de contacto y si es piel se hace de la espalda. La piel luego se cultiva y se extiende", señala Carvallo.

5. "De los muertos que nadie reclama se deben sacar los órganos": FALSO
Lo dicho, la muerte debe ser encefálica. Si el corazón deja de bombear sangre, si se detiene, los órganos ya no sirven. 

Una vez fuera del cuerpo, cada órgano tiene un tiempo de vida limitado: los riñones se conservan en buen estado hasta las 48 horas, el hígado hasta las 12, y se tienen 4 horas para trasplantar un corazón.

"Se deben conservar en unos recipientes especiales a una temperatura de -4°.En condiciones especiales", asegura Flower.

Carvallo comenta que en regiones y pueblos alejados existen leyendas sobre traficantes de órganos que matan gente solo para quitarle sus órganos. "Es descabellado imaginar eso. Las condiciones para conservar órganos solo se pueden dar en ciudades grandes donde hay unidades de cuidados intensivos. En otros lugares es imposible".

Existen otros reparos de tipo religioso o de desconfianza en el sistema de salud. No obstante, cualquier debería dejarse de lado si pensamos que podemos salvar una vida con una parte de nosotros que no vamos a utilizar jamás.