Chilca, 11 de febrero del 2018. Conductores que invaden el carril auxiliar y adelantan a otros por la derecha para evadir el tráfico. (El Comercio / Alonso Chero)
Chilca, 11 de febrero del 2018. Conductores que invaden el carril auxiliar y adelantan a otros por la derecha para evadir el tráfico. (El Comercio / Alonso Chero)
Giulio Valz-Gen

Como tantas cosas que ocurren en la ciudad –y en el país–, los peruanos parecemos habernos acostumbrado a que las conductas prohibidas se vuelvan normales. El tercer carril de la , y en general las vías auxiliares, están reservadas para
emergencias. El sustento de la regulación es muy simple: por ejemplo, una ambulancia debería poder pasar por ahí, con preferencia a todos, pues proteger la vida es más importante que el hecho de que Fulano llegue más temprano a su casa.

Pero no. Aquellos que utilizan durante el verano la Panamericana Sur saben bien que el carril de emergencia es usado como una vía adicional. No solo por los conductores de vehículos privados, sino también por los de buses y camiones. No es que ello ocurra de vez en cuando. Pasa todo el tiempo y a vista y paciencia de las autoridades.

La policía, la municipalidad y el MTC saben perfectamente que ello sucede, pero no hacen absolutamente nada. Claro, seguro dirán que sí han hecho algo, que por ahí hay un cartelito y que se hacen operaciones y cosas así. En todo caso, mejor digamos que cualquier cosa que hayan hecho no ha servido para nada.

Como ocurre con tantos aspectos relacionados al tránsito, la conducta prohibida termina volviéndose común y rutinaria. Tanto así que muchos ni siquiera la perciben como ilícita.

¿Cuál es la solución? Pues la misma que debería usarse para otras infracciones graves. Sanción y educación. Y en ese orden. Primero, que los Fulanos reciban su multa (¡y sobre todo, que se la cobren!). Y segundo, que se incluyan carteles advirtiendo de la infracción y la multa, así como campañas de educación vial (aunque si se promulga la ley Mulder el Estado ya no podrá hacerlo).

Las medidas no se aplican solas. Antes que cualquier cosa, necesitamos que alguien con poder de decisión se compre el pleito. Vivimos hace años esperando que eso pase.

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