Obras: sociedad civil en construcción, por Angus Laurie

Caminando por la calle, cerca del lugar donde trabajo, casi fui atropellado por una cuatrimoto que circulaba por la vereda.  En Lima, uno se llega a acostumbrar como peatón a que las motos vayan por las veredas o a que los autos se suban y las bloqueen, pero ¡una cuatrimoto! Esto hizo que me sintiera en una escena de la película “Mad Max”, en un mundo pos-apocalíptico. Sin embargo, al momento del suceso, algo nuevo pasó: las personas en la calle comenzaron a increpar la actitud de la persona que conducía la cuatrimoto. No puedo reproducir lo que dijeron en estas líneas, pero el mensaje que dieron es que la vereda debe ser para las personas.

En los últimos meses el peatón en Lima ha sido empoderado. Ha retomado, por ejemplo, su derecho con respecto a los cruces peatonales. Además, se han visto varias protestas y campañas que colectivos y municipios han realizado cuando los autos son estacionados en la vereda. Los transeúntes ahora expresan que el mal comportamiento de los conductores no es aceptable en esta sociedad.

Esta reacción refleja un punto de quiebre en el desarrollo de la ciudad. Las personas están comenzando a reclamar sus derechos en el espacio urbano. Más que la aplicación estricta de leyes, existe la expectativa sobre el comportamiento esperado de una persona en el espacio público, una noción que viene en paralelo con la formación de una sociedad civil .

Este cambio se evidencia en las diversas protestas ocurridas en los últimos meses: en la Costa Verde por el tercer carril y el enrocado de la playa La Pampilla, por el ‘by-pass’ en la avenida 28 de Julio, por el tráfico en Barranco, para que la Municipalidad Metropolitana de Lima continúe implementando la reforma de transporte, así como la protesta esta última semana en contra del talado de los árboles en la avenida Félix Dibós, en Magdalena, para la construcción de un tercer carril.

El hecho de que las personas estén comenzando a tomar conciencia sobre su derecho al espacio público y sobre el privilegio del peatón sobre el auto  es algo nuevo en Lima. Un resultado de este cambio social se refleja en la nueva actitud que ha asumido la Municipalidad Metropolitana de Lima con respecto a la reforma del transporte. Otro caso similar, sin hacer comentarios sobre el diseño, es la construcción de un malecón peatonal elevado sobre la playa La Pampilla. Pero quizás el mayor impacto generado a raíz de esta nueva conciencia colectiva limeña se ha dado en la cancelación de algunos proyectos para ampliar vías a costo del espacio público. Algunos ejemplos son las propuestas para la avenida Salaverry en Jesús María, o para la avenida Santa Cruz en Miraflores. Estos son políticamente problemáticos y, en consecuencia, difíciles de implementar.

Hemos llegado a un punto de inflexión clave en la actitud de los ciudadanos: ellos esperan más de su ciudad. Y parece que las autoridades municipales están escuchando.