(Foto: Renzo Salazar / El Comercio)
(Foto: Renzo Salazar / El Comercio)
Juan Guillermo Lara

Recorrer el circuito de playas de la Costa Verde puede ser un viaje complicado y hasta peligroso. Los pocos puentes peatonales (desde San Miguel hasta Chorrillos) no permiten un fácil acceso para los transeúntes o ciclistas; mucho menos, para personas con discapacidad o de la tercera edad que se ven obligadas a acceder a este espacio público únicamente en auto particular. 

Una vez en el litoral, el panorama no cambia mucho, según corroboró este Diario en un recorrido. Desde San Miguel hasta el límite de Magdalena con San Isidro se observa un malecón abandonado, salvo por unas pocas canchas de fútbol. Ir hacia el Callao, ya sea caminando o en bicicleta, es prácticamente imposible. 

“La Costa Verde es el espacio público con mayor potencial de Lima, pero está desaprovechado. Se ha convertido únicamente en un corredor vial”, indica el arquitecto Jorge Ruiz de Somocurcio.

Este especialista, así como otros a los que consultó El Comercio, asegura que el principal problema del poco o nulo crecimiento de este espacio costero de la capital es que ninguna de las autoridades locales respetó el Plan Maestro de Desarrollo de la Costa Verde 1995-2010. 

“Ahora se aplica un plan con más de 24 años de antigüedad. Lo que debe hacer la gestión municipal actual es revisarlo y actualizarlo con una nueva visión de ciudad costera, desde el Callao hasta la playa La Chira, en Chorrillos”, precisa Ruiz de Somocurcio.

—Piezas divididas—
El plan maestro está bajo la supervisión de la Autoridad del Proyecto Costa Verde (APCV), organismo de la Municipalidad de Lima encargado de velar por los proyectos que se realizan en el litoral.
“El plan maestro estableció toda una propuesta y normativas de uso de suelos. Sin embargo, tuvo una serie de problemas para su implementación porque el organismo no se consolidó”, precisa Rodolfo Castillo, ex jefe del Plan Maestro de la Costa Verde.

El arquitecto añade que, a lo largo de los años, las diferentes gestiones de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML) han intentado implementar nuevos planes de desarrollo, pero en vez de integrar el litoral, dieron paso a vacíos normativos que otorgaron “licencias” para que cada distrito realice obras y dé en concesión áreas según su criterio y no como estaba determinado en el plan.

“Desde el tercer gobierno de [Luis] Castañeda, todo lo que se ha hecho en la Costa Verde es ajeno al plan maestro del año 95. Se ha hecho cualquier cosa: tanto lo realizado por la Municipalidad de Lima como lo que hicieron los distritos”, denuncia Castillo.

El arquitecto explica que en el 2007, durante la primera gestión de Luis Castañeda, la MML aprobó una nueva visión urbanística (sin reglamentación) en la Costa Verde y derogó el plan maestro. En ese entonces planteó que en 120 días se debía elaborar una nueva zonificación, lo que finalmente no se cumplió.

Dos años después, en el 2009, se presentó un plan estructurador que permitía la construcción de obras referidas a espacios públicos, como malecones, servicios para las playas, bajadas, puentes peatonales, etc.
Algunas de estas estructuras se terminaron, pero seis puentes peatonales permanecen abandonados. Según información de Emape, adscrita a la MML, no pudieron culminarse porque pasaron a un proceso de resolución de contrato, arbitraje y, hasta ahora, están judicializados.

En el 2013 se prorrogó la vigencia del plan maestro de 1995, hasta que se aprobara un nuevo plan de desarrollo. Este documento aún está en elaboración [ver ].

—Autoridad única—
Aunque los expertos señalan que se debe implementar un plan integral para la costa, el urbanista Angus Laurie precisa que, antes de ello, es necesario crear una única autoridad que se encargue de dirigir y fiscalizar todas las obras según lo proyectado.
“Si bien hay proyectos para la Costa Verde, antes se debe resolver quién está encargado del lugar, algo parecido a lo que se está haciendo con la Autoridad Única de Transporte (ATU) para Lima y Callao”, manifiesta Laurie. 

Actualmente, la APCV está formada por un representante de la Municipalidad de Lima, de Invermet –adscrito a la comuna capitalina– y de cada municipio costero: San Miguel, Magdalena, San Isidro, Miraflores, Barranco y Chorrillos. Además, la Marina de Guerra tiene facultades dentro de los 50 metros de alta marea.
Este organismo debería tener autonomía para ejecutar obras, explica Laurie. “La APCV realmente es una autoridad consultiva, es decir, tiene competencias para planificar. La idea es que sea autónoma para hacer proyectos y que tenga un presupuesto propio”, indica. 

—Conexión con el mar—
Los expertos señalan que el principal objetivo de la APCV debe ser unir la parte alta de los acantilados (la ciudad) con la playa.
“La ciudad se debe meter al mar. Se pueden construir edificios, restaurantes y áreas públicas. La idea es que exista playa en todo el litoral y se pueda unir lo que existe actualmente con el Callao”, dijo Ruiz de Somocurcio.

Para el urbanista Aldo Facho Dede, esta conexión debe estar vinculada a programas comerciales que activen la zona de playas no solo en verano, sino todo el año.

“Barranco opera comercialmente hasta en invierno. Es un indicador de que un sistema ordenado de comercio es posible. Por otro lado, Larcomar es un ejemplo de un proyecto que podría ser más potente si estuviera conectado con la parte baja”, dice. 

Para Laurie, estas actividades también deben contemplar el tránsito de peatones, como sucede en la Bajada de Baños (Barranco), con el fin de brindar seguridad a los ciudadanos. 

—Más datos—
La pasarela elevada en la playa La Pampilla, que fue construida durante el segundo gobierno de Luis Castañeda, costó S/ 4 millones. No estuvo contemplada en el plan maestro.​

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