Gladys Pereyra Colchado

Pasar hoy desde el centro histórico de Lima hacia la zona monumental del Rímac por el puente Balta implica atravesar el río por un puente oxidado y repleto de ambulantes, un paradero donde abundan colectivos informales, subir a un puente peatonal estrecho, cruzar una pequeña alameda sin árboles ni sombra ni bancas y, nuevamente, enfrentarse a los colectivos y combis hasta llegar a la tradicional plaza de Acho.