Huber Chacara estuvo seis años preso en el penal de Lurigancho. Recuperó su libertad en setiembre de este año. (Dante Piaggio / El Comercio)
Huber Chacara estuvo seis años preso en el penal de Lurigancho. Recuperó su libertad en setiembre de este año. (Dante Piaggio / El Comercio)
Ana Briceño

La mañana del 12 de diciembre, Huber Chacara Castro, de 29 años, quien en el 2006 abandonó los estudios de psicología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, ingresó a esa casa de estudios con el objetivo de asesinar a alguien. En su mochila cargaba un cuchillo y una loción recién comprados.

Tomó el bus interno de la universidad conocido como el ‘burro’ y llegó hasta la facultad donde había cursado dos ciclos. Subió al tercer piso y encontró a , de 20 años. No se conocían, según la División de Investigación de Homicidios.

Se colocó al costado del estudiante, quien había asistido ese día a la universidad para conocer sus notas del cuarto ciclo. Arenas estaba sentado en una banca cuando Chacara sacó el cuchillo y lo atacó. Al caer al piso, lo volvió a acuchillar, hasta ocho veces.

Luego del crimen, abandonó la mochila con el cuchillo en la facultad y se fue a un hostal de El Agustino. Dieciséis días después regresó a San Marcos para cometer otro asesinato. Esta vez atacó con otro cuchillo a Liset Linares Cabello, de 26 años, estudiante de la Facultad de Ingeniería Química. Tampoco se conocían. La hirió en la espalda y el rostro. Ella, ya fuera de peligro, se restablece en el Hospital Dos de Mayo.

Los empleados de San Marcos lo capturaron dentro de la universidad. Una vez en la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri) confesó los dos ataques. Los agentes le preguntaron el motivo y él respondió: “Una luz divina me dijo que los mate. Si no lo hacía, me iban a torturar en un submundo. Fue en defensa propia”.

Sus antecedentes policiales no lo favorecen. Estuvo preso seis años en el penal de Lurigancho por el delito de robo y en setiembre de este año había recuperado su libertad. Su objetivo, según precisó ayer el coronel Pedro Jiménez Ramírez, jefe de la División de Homicidios, era asesinar a cuatro personas. Erik Arenas fue la primera víctima.

Para el general José Baella, jefe de la Dirincri, Chacara sufriría alteraciones mentales. “Se le practicará una prueba psicológica para conocer su estado. No se sabe si habría recibido tratamiento psiquiátrico”, precisó.

El propósito de este examen es descartar que el detenido no esté simulando un trastorno para librarse de una pena drástica.

—Arrepentimiento—
Chacara eligió San Marcos porque conocía el ambiente y se sentía seguro dentro, según los policías que lo han interrogado. “Eligió a sus víctimas al azar, podían ser hombres o mujeres, sin distinción”, detalló Jiménez. El general Baella recalcó que si no se le hubiera capturado a tiempo probablemente hubiera mantenido su afiebrada obsesión de matar a cuatro personas.

En el interrogatorio, manifestó que está arrepentido del crimen que cometió y del ataque a la estudiante. “Mejor que me hayan detenido para no seguir matando”, dijo en la Dirincri.

El asesino confeso llegó ayer a la universidad, custodiado por policías, para la reconstrucción del homicidio de Arenas. La familia ha pedido la máxima sanción para él. 

El proceso a Chacara


- La fiscalía pediría hoy al Poder Judicial prisión preventiva para Huber Chacara.

-  Julio Quintanilla, abogado de la familia de Arenas, dijo que Chacara no puede ser declarado inimputable por la justicia porque siempre estuvo consciente de lo que hizo.

-  La abogada Romy Chang sostuvo que si se le declara inimputable sería internado en un centro psiquiátrico con medidas de seguridad.

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