El terrible feminicidio ha impactado a la ciudadanía. (Foto: Alessandro Currarino)
El terrible feminicidio ha impactado a la ciudadanía. (Foto: Alessandro Currarino)
/ ALESSANDRO CURRARINO
Pedro Ortiz Bisso

Al momento de reaccionar, el Ministerio del Interior tiene los reflejos del arquero del Barcelona. Ayer dispuso el relevo de los 34 efectivos de la Comisaría de San Cayetano, en El Agustino, luego de que los vecinos denunciaran que no atendieron a tiempo sus llamados a fin de evitar el asesinato de Jesica Tejeda y dos de sus hijos.

Pero lo que la ciudadanía necesita no es un arquero que reaccione después de los goles que le hacen. Necesita uno atento y ágil para evitarlos. Y en eso la policía dista de parecerse al golero de los catalanes. Se parece más al arquero de un equipo condenado a la baja.

La tragedia en El Agustino nuevamente ha puesto sobre el tapete la capacidad de reacción de la policía ante las emergencias. Los vecinos de Jesica señalan que tuvieron que ir a la comisaría, distante a unos 150 metros, a rogar porque uno de los efectivos acudiera en su auxilio. Cuando recién apareció, los crímenes ya se habían producido, la casa de Jesica ardía y el asesino había huido.

El combate contra la inseguridad, contra los feminicidas, contra los violadores tiene un componente fundamental: la confianza en la policía. ¿Cómo tenerla si, como en este caso, los agentes se muestran renuentes a cumplir con su deber? O, como se ha denunciado otras veces, revictimizan a los denunciantes con su incredulidad, sus preguntas inoportunas o su rechazo.

Con una policía indolente y mal preparada, el partido lo seguiremos perdiendo por goleada.

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