(Foto: Giancarlo Ávila)
(Foto: Giancarlo Ávila)

De acuerdo con el INEI, fue en el 2017 la segunda provincia del país con la tasa más alta de homicidios: 41 por cada 100 mil habitantes. Esto, según la Organización Mundial para la Salud (OMS), tiene las proporciones de una epidemia de violencia.

La provincia tiene 150.093 habitantes distribuidos en sus cinco distritos: Supe, Puerto Supe, Paramonga, Pativilca y Barranca. Solo en este último, entre enero y octubre de este año, se reportaron 14 asesinatos con arma de fuego y un feminicidio por asfixia. También, 348 casos de violencia familiar (física y psicológica) y 11 violaciones sexuales.

“El tema de la violencia en Lima norte es frecuente y cuando las tasas de homicidio son tan elevadas, el riesgo para las mujeres es más alto. La situación de vulnerabilidad de las niñas y adolescentes, en el país, es alarmante”, dice Eliana Revollar, de la Defensoría del Pueblo. “Por eso en Barranca la gente está saliendo a reclamar, a querer tomar la justicia con sus propias manos”, añade.

Desde que se detuvo a Julio César Arquinio Giraldo (21), secuestrador y asesino confeso de la pequeña Kelly, muchos han intentado lincharlo. También han surgido grupos que han ido a confrontar a las autoridades y a exigirles acciones inmediatas contra la inseguridad.

El miércoles, por ejemplo, buscaron a la subprefecta de Barranca, Deana Morris. “Hay matanzas a las 10 a.m., cuando uno hace las compras en el mercado”, gritaron. “Hace tiempo se debió declarar Barranca en emergencia”, dijeron. Este último es un pedido formulado por muchos vecinos entrevistados por El Comercio.

Según el informe “Homicidios en el Perú, análisis de tendencias”, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Barranca sufre por la presencia de bandas criminales, sicarios y extorsionadores vinculados al cobro de cupos en obras o empresas.

Durante el estado de emergencia quedan suspendidos los derechos relativos a la libertad y seguridad personales y la inviolabilidad de domicilio. Esta medida de excepción se declaró en el Callao entre el 2015 y el 2016 y los índices de violencia se redujeron.

—Depredador—
A Arquinio Giraldo, los habitantes de Barranca lo han bautizado como “monstruo” o “maldito”. El sujeto tiene cinco cuentas en Facebook, a través de las cuales agregaba a menores de edad e investigaba sus rutinas. Luego iba en mototaxi a acosarlas.

A Kelly, de 10 años, la vio un día cerca de un grifo de Supe, en la antigua Panamericana Norte, vendiendo gelatinas y regresó en otras oportunidades hasta que pudo determinar que la niña salía siempre a las 4 p.m. con sus productos. En su declaración a la policía aceptó que “ya tenía la intención” de secuestrarla.

El sábado, con la complicidad de un mototaxista, encontró a la niña poco antes de las 5 p.m. en el lugar de siempre. La secuestró y la llevó a una casa abandonada en la entrada de Caral, que ya había identificado. La abandonó toda la noche maniatada.

Con sangre fría, Arquinio se fue a trabajar. Debía quemar fuegos artificiales. Terminado el espectáculo, se quedó bebiendo cerveza hasta las 6 a.m. del domingo. Después de eso, fue con sus primos a comer pollo a la brasa, a la peluquería y a tomar una siesta. Después fue a ver a la menor con su cómplice.

El certificado de necropsia señala que la niña fue violada y que murió estrangulada cerca de las 9 p.m. de ese día. 

—Prisión preventiva—
Nueve meses
La Fiscalía Provincial Penal Corporativa de Barranca consiguió que ayer se dictaran 9 meses de prisión preventiva para Julio César Arquinio Giraldo, a quien se le investiga por secuestro, violación y homicidio calificado. El sujeto fue llevado al penal de Carquín.

Confesión parcial
Formalmente, Arquinio ha confesado el secuestro. En un inicio también dijo que asesinó a Kelly. Pero, tras ser asesorado, cambió de versión.

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