(Captura Facebook)
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El jueves, a las 7:15 p.m., Susan Castro caminaba por la avenida San Luis cuando vio que una ambulancia llegó y se quedó atorada en la esquina con la Av. San Borja Norte. Un policía de tránsito daba pase a los vehículos que circulaban por esta última vía y, aunque la ambulancia tenía encendida su luz de emergencia y se escuchaba el sonido de la sirena, el agente no le dio importancia.

Castro comenzó a grabar la escena con la cámara de su teléfono. En el video se ve que los transeúntes ruegan al policía que permita el paso de la ambulancia.

En ese momento pasaron a toda velocidad dos liebres (agentes en moto que despejan el tránsito para las comitivas oficiales). “A este policía no le daba la gana de dar el pase a la ambulancia porque un ministro [u otro funcionario] iba a pasar por el cruce”, denuncia Castro.

Tras casi un minuto de espera, uno de los peatones se lanza a la pista y detiene un carro. Otras personas lo imitan y ya en el paso de cebra continúan exigiendo al policía que deje circular a la ambulancia. Solo así el agente reaccionó.

Según los médicos del Sistema de Atención Móvil de Urgencias (SAMU), su vehículo debía acudir a la cuarta cuadra de Chacarilla del Estanque, cerca de la Av. Primavera, donde había ocurrido un accidente vehicular. “Pero no se pudo atender la emergencia. Cuando la ambulancia por fin llegó, ya no había nadie”, cuentan.
Tres unidades de bomberos llegaron al lugar y se llevaron a los heridos.

—Regulación—
“Ningún ministro ni congresista tiene el privilegio de detener el tránsito. Es un abuso que vemos todos los días, más aun en una ciudad como Lima con tanta congestión”, se queja el abogado Luis Quispe Candia, presidente de la ONG Luz Ámbar.

El Reglamento Nacional de Tránsito especifica que los vehículos que atienden emergencias (ambulancias, autobombas, patrulleros, grúas) tienen esa prerrogativa. “Y para ello deben exhibir sus luces de emergencia o hacer sonar sus sirenas”, explica el abogado. También gozan de este privilegio los vehículos oficiales asignados a los presidentes de la República, del Congreso y de la Corte Suprema de Justicia, y a mandatarios de otros países.

La ley no establece prioridades entre estos autos. “Pero eso es cuestión de sentido común. La vida es lo más importante. Si la PNP no entiende eso que es tan claro, ¿dónde estamos?”, se pregunta Quispe.

Este Diario pidió a la PNP sus descargos. Al cierre de esta edición, no hubo respuesta.

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