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cambista
Ana Briceño

En el jirón Ocoña, los aseguran que si alguien quiere dedicarse a la compra y venta de moneda extranjera, lo único que necesita son unos mil dólares para empezar, una calculadora y un chaleco o canguro para guardar los billetes. No hay ninguna restricción legal para ejercer ese oficio.

(El Comercio)
(El Comercio)

La Municipalidad de Lima no sabe cuántos cambistas operan en el centro, no existe un registro de ellos y tampoco se les da seguridad.
En Los Olivos, la situación es algo parecida. “No hay prohibición para vender dólares. Hay 10 cambistas trabajando en la zona financiera, la que siempre está vigilada”, dice Wenceslao Núñez, gerente de Seguridad Ciudadana de Los Olivos.

En países como México, Argentina, Estados Unidos y Chile no hay cambistas. “Es un fenómeno de la informalidad del Perú”, sostiene Arturo Huaytalla, especialista en temas de seguridad.

—Jugándose la vida
Según estadísticas de la policía, el año pasado hubo 18 robos a cambistas en Lima, y este año ya son 10, muchos de ellos con muertos como consecuencia. Sin embargo, hasta los intentos de robo pueden tener este desenlace. Eso sucedió el 29 de agosto pasado, cuando cuatro delincuentes arremetieron contra un trabajador de una casa de cambios que transitaba por el Jirón de la Unión con US$25 mil. No se concretó el robo, pero se desató una balacera que dejó una mujer muerta y cinco heridos.

No obstante, el asalto que más recuerdan los policías de la Dirección de Investigación Criminal fue el de agosto del 2010, cuando una banda de marcas arrebató US$2.500 a los abuelos de la niña Romina (3) en la Vía Expresa. Ellos eran cambistas de Barranco y compraron los dólares en una casa de cambio en el jirón Ocoña.

En pleno robo, los delincuentes le dispararon a la pequeña. El proyectil atravesó su vértebra cervical y le destruyó la médula espinal. Romina murió en el 2016.

María Vega, abuela de la niña y víctima del asalto, se quiebra cuando recuerda ese momento. Tras la muerte de su nieta, ella y su esposo –Luis Cornejo– volvieron al negocio de la compra y la venta de dólares, soles y euros. “Nos quedamos con muchas deudas luego de la muerte de Romina. Mi hijo [papá de Romina] vive en Estados Unidos y me pide que me retire, pero es lo único que sé hacer. Trabajamos en grupo y recibimos capacitación de la policía”, comenta.

En Barranco hay 15 cambistas agrupados en una asociación que trabaja en la Av. Grau. “Estamos autorizados por la municipalidad. Es un trabajo riesgoso como todos”, dice Silvestre Sánchez, su presidente.

En tanto, en Miraflores hay 214 cambistas empadronados y sus autorizaciones se renuevan cada dos años.

—Lavado de dinero—
Según la última encuesta de El Comercio-Ipsos, el 88% de los entrevistados –todos limeños– considera que los cambistas deberían solo trabajar en establecimientos autorizados. Según la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), en el Perú hay 1.075 casas de cambio, de las cuales 674 funcionan en Lima y Callao.

Además, la UIF ha encontrado un problema en esta labor que necesita de mayor atención. La entidad señala que hay organizaciones criminales que utilizan las casas de cambio y a los cambistas para lavar su dinero. Entre el 2005 y el 2016, esta entidad ha presentado 24 informes al Ministerio Público sobre este presunto ilícito vinculado a personas jurídicas y naturales que habrían lavado US$902’586.573.

Ante esta serie de problemas, las comunas de San Isidro y San Borja emitieron ordenanzas el año pasado para prohibir que los cambistas trabajen en las calles.

En el caso de San Isidro, seis cambistas presentaron al Poder Judicial una acción de amparo contra la municipalidad por impedirles “el libre comercio y su derecho a trabajar”. El Quinto Juzgado Constitucional les dio la razón, por lo que ahora trabajan avalados por ese fallo. La comuna ha apelado.

El viceministro de Seguridad Pública, Ricardo Valdés, resalta que si bien el patrullaje policial se ha reforzado, el desempeño de los cambistas y las compras en efectivo por más de S/10 mil deberían ser regulados por el Congreso a través de una ley.

La alerta se ha elevado a escala ministerial. El ministro del Interior, Carlos Basombrío, señaló hace pocas semanas que no se debería circular con grandes cantidades de efectivo.

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