SJL tiene el mayor número de muertes por accidentes de tránsito
SJL tiene el mayor número de muertes por accidentes de tránsito
Pedro Ortiz Bisso

En las redes sociales todos nos transformamos en seres perfectos. Pertenecemos a familias ejemplares y defendemos causas justas. Nos quejamos de la televisión basura, hemos visto las temporadas completas de las series de moda y hablamos con conocimiento experto sobre el concurso mundial del pisco o lo que debió hacer Maicelo en su última pelea.

Pregonamos a los cuatro vientos que si vemos a una persona atacada por un delincuente somos capaces de enfrentarnos a él, damos lecciones de arte, gramática y buena lectura, no nos gustan las bromas sexistas y tenemos nuestro lado ‘friki’.

Y ante situaciones dramáticas, damos pautas de cómo se debe reaccionar. A nadie se le permite –o, mejor dicho, no nos permitimos– alguna reacción desaforada. Nadie quiere convertirse en la piñata del barrio, en la nueva víctima de los linchamientos diarios que en Facebook o en Twitter tienen rango de ley.

Evidentemente no somos así. Pero en el mundo virtual hacemos lo imposible para disimularlo.

Las reacciones ante las situaciones de shock no son iguales. Recuerdo que cuando murió mi padrino, una de las personas a quien más he admirado y querido, sentí unas irrefrenables ganas de reír.
Lo había visto días atrás, con la mirada extraviada y un tubo que se perdía en su garganta prolongando su inútil agonía. Cuando supe de su partida, me encerré en el baño avergonzado, no entendía lo que pasaba, solo quería reír y reír.

Hagamos un ejercicio: imagine que choca su auto y producto del impacto ocasiona víctimas. Lo humano es detenerse, averiguar si hay heridos o muertos, llamar a una ambulancia, ponerse en contacto con la policía. Pensar en el otro, atenerse a las consecuencias; en suma, decir la verdad.

¿Pero siempre reaccionamos así?
Según la policía, en el 2015 hubo 48.534 accidentes de tránsito no fatales en Lima Metropolitana. En 7.273 de ellos, el conductor chocó y se fugó.

Ese mismo año, hubo 401 accidentes de tránsito fatales. En 19, el chofer se marchó.

Mariana Alegre, de Lima cómo Vamos, considera posible que algunos conductores no reaccionen, pero cree también que en la mayoría de los casos es pura desconsideración. Me salvo y me importa un bledo lo que pase con los demás.

Una cosa es que una situación de shock nuble nuestros sentidos y otra que el culpable de un choque diga que no se dio cuenta del mismo. Y señale que solo sintió un golpe, que nunca vio a las víctimas, que al bajar de su vehículo encontró a un taxista que le dijo que subiera a su auto y lo hizo sin hacer preguntas. Que nunca le dijo a su empleado que se autoinculpara y que horas después viajó al extranjero solo porque quería encontrarse con su esposa.
Las diferencias saltan a la vista.

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