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Las andas del Señor de los Milagros son las bases que sostienen a la venerada imagen. Desde 1687 forman parte de la tradicional procesión. Con el paso de los siglos ha sido renovada y ha adquirido un valor histórico, artístico y religioso incalculable

Redacción El Comercio

La primera anda del Señor de los Milagros data de 1687. En esa época solo se necesitaban ocho personas para cargar la estructura de madera donde la imagen era rodeada por un arco de plata. A raíz de la Guerra con Chile, este arco fue sustituido por uno de madera.

A propósito del Centenario de la Independencia del Perú, en 1921, se decidió cambiar las andas de madera por unas de plata. Su inauguración recién se realizó el 15 de octubre de 1922.


Las andas al detalle

Las nuevas andas fueron diseñadas por el escultor y pintor Leonardo Jáuregui. Estas son utilizadas hasta la actualidad. Su base está hecha de madera con cuatro patas y las cuatro varas en roble de Guayaquil.

Su principal motivo escultórico son los ángeles - luminarias que ocupan las esquinas. Fueron diseñados por el dominico fray Rosario Zárate. El trabajo de orfebrería fue realizado por Manuel T. Mercado y los maestros plateros Manuel y Otoniel Alva, Manuel Benalcázar, Vicente Alcántara, Emilio Lizárraga e Hipólito Gálvez.

Se utilizaron unos 450 kilos de plata fina procedentes de donaciones y la fundición de muchos exvotos o ‘milagros’. El peso total de estas andas oscilaba alrededor de los 990 kilos. Se necesitaban a 32 hermanos cargadores para levantarla.

En 1962 se hicieron algunas reformas como el forrado en plata de la parte alta de la base de madera. Con el paso de los años, el peso de las andas fue aumentando a medida que se incorporaron: reflectores, baterías, nuevas varas y adornos de oro y plata con fina pedrería que le dedicaban sus fieles.

Las andas nunca han sido pesadas estando armadas; sino por partes dando un total aproximado de 1.200 kilos. Si el peso fuera distribuido uniformemente, cada cargador llevaría sobre sus hombros unos 35 a 37 kilos. Para moverla se necesitan 34 hermanos cargadores.

Preparando las andas

Las Madres Nazarenas son las encargadas de ‘vestir’ las imágenes con las ofrendas donadas por los fieles. Dos semanas antes de la primera salida de la imagen del monasterio de las Nazarenas hacia el santuario, los Patrones de Andas comienzan a armarlas. Unas seis personas son las encargadas de este trabajo y son nombradas por las Madres Nazarenas Carmelitas Descalzas.

El proceso se inicia con la limpieza de las piezas de plata y luego con su fijación. Así las andas quedan listas para que las sagradas imágenes del Señor de los Milagros y de la Virgen de la Nube sean ubicadas en la parte alta, sobre la tarima superior.

Como los lienzos y los marcos de plata pesan más de 200 kilos se utiliza un dispositivo electrónico para levantarlos sin peligro.

Los 34 primeros cargadores que levantarán las andas son elegidos por las Madres Nazarenas entre los benefactores y amigos del monasterio.

Antes de iniciar la procesión, el arzobispo de Lima eleva una oración e inciensa las sagradas imágenes. Al mediodía el patrón de andas golpea con un martillo la campana de acero cromada que está en medio de las varas centrales.

Esta señal indica a los cargadores que deben colocarse bajo las varas. Al escucharse un segundo golpe, todos se ponen de pie alzando las andas. Al abrirse las puertas del monasterio, la banda de músicos interpreta la “Marcha de banderas”. Así comienza la procesión.

Histórica Hermandad

En las primeras procesiones no había un grupo de cargadores y las andas eran portadas por los vecinos de Pachacamilla y fieles.

El 2 de noviembre de 1878 se constituyó la Hermandad de Cargadores y Sahumadores del Señor de los Milagros integrada por hombres y mujeres. Sería en 1920 cuando adquirió personalidad jurídica y en 1955 tuvo el reconocimiento eclesiástico.

En la actualidad, la Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas está conformada por unos 4.700 miembros entre cargadores, sahumadoras, cantoras y honorarios. Existen veinte cuadrillas de hermanos cargadores, hermanas sahumadoras y cantoras.

La procesión se conduce bajo la responsabilidad del ‘Mayordomo General’ quien dispone cómo se efectúan los homenajes y verifica los tiempos.

El cordón grueso del hábito morado entrelazado en los dedos del creyente revela su fe y persistencia. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
El cordón grueso del hábito morado entrelazado en los dedos del creyente revela su fe y persistencia. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
Una imagen del Cristo Morado acompaña al creyente en esa tradicional penúltima salida del Señor de los Milagros. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
Una imagen del Cristo Morado acompaña al creyente en esa tradicional penúltima salida del Señor de los Milagros. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
Una multitud de hombres, mujeres y abundantes flores marca el tumultuoso recorrido de las andas sagradas por el Centro de Lima. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
Una multitud de hombres, mujeres y abundantes flores marca el tumultuoso recorrido de las andas sagradas por el Centro de Lima. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
Las sahumadoras con hábito morado, cordón delgado y velo purifican con el sahumerio los cánticos y las alabanzas al Señor de los Milagros. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
Las sahumadoras con hábito morado, cordón delgado y velo purifican con el sahumerio los cánticos y las alabanzas al Señor de los Milagros. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
Una fila de hermosos detentes reflejan la intensa fe de los creyentes peruanos. Todos lo llevan prendidos estos escapularios en el hábito a l altura del corazón. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
Una fila de hermosos detentes reflejan la intensa fe de los creyentes peruanos. Todos lo llevan prendidos estos escapularios en el hábito a l altura del corazón. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
La sagrada imagen del Señor de los Milagros capta la atención de todos durante la procesión que recorre los principales jirones y calles del centro limeño. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
La sagrada imagen del Señor de los Milagros capta la atención de todos durante la procesión que recorre los principales jirones y calles del centro limeño. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
Un ángulo especial para apreciar la disciplina y vocación de servicio de las sahumadoras en la procesión del Señor de los Milagros. La estela del sahumerio que llevan es un aviso de su presencia. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
Un ángulo especial para apreciar la disciplina y vocación de servicio de las sahumadoras en la procesión del Señor de los Milagros. La estela del sahumerio que llevan es un aviso de su presencia. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
La cuadrilla lleva en sus hombros las sagradas andas con una actitud serena y paciente. El Señor de los Milagros siempre está en los hombros de sus hijos. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)
La cuadrilla lleva en sus hombros las sagradas andas con una actitud serena y paciente. El Señor de los Milagros siempre está en los hombros de sus hijos. (Foto: Alessandro Currarino / GEC Archivo)

Los cargadores, quienes son la mayoría de miembros, conforman las cuadrillas que están compuestas por un máximo de 200 hermanos cada una. Las cuadrillas son dirigidas por un capataz.

El equipo de cargadores reciben un nombre de acuerdo a su ubicación: los esquineros, que se ubican en las varas de los extremos, y los templadores, que se colocan en las dos varas centrales. Los auxiliares son 10 y se sitúan a cada lado de las andas. El capataz se pone al frente y golpea la campana con el martillo para indicar el momento de levantarlas o bajarlas.

Para alzar las andas, se hace sonar dos veces la campana. Después del primer toque se da la voz “armen” y los cargadores colocan el hombro bajo las varas para levantarlas al segundo toque de martillo. Antes de bajar las andas se da la voz “firmes”, que sirve para detener la marcha. Luego se aguarda el toque de martillo para realizar el descenso.

Los grupos de sahumadoras y cantoras cuentan con sus respectivos equipos. Acompañan por turnos a la procesión. Las sahumadoras que caminan delante de las cantoras se encargan de perfumar el camino del Señor. Mientras que las cantoras entonan melodías de alabanzas y súplicas de perdón.

Historia Del Señor De Los Milagros
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Créditos
TEXTOS / Lilia Córdova Tábori FUENTES / Archivo El Comercio LIBRO / “El Señor de los Milagros: historia, devoción e identidad”
DISEÑO / Marcelo Hidalgo


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