El doctor Jiménez Borja durante el encuentro directo con nuestro pasado.  (Foto: Archivo de El Comercio)
El doctor Jiménez Borja durante el encuentro directo con nuestro pasado. (Foto: Archivo de El Comercio)
Carlos Batalla

Durante la mañana del 2 de mayo de 1956 ocurrió en Lima algo sorprendente. En el interior del Anfiteatro de Anatomía de la Facultad de Medicina de San Fernando, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, que dirigía el doctor Arturo Jiménez Borja, una momia, los restos de un hombre antiguo fueron puestos a la vista de todos.

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