(Mininter)
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Ana Briceño

Además del matrimonio y los hijos que criaron juntos, a Sonia Barboza y Juan Huamán los unía el ‘negocio’ de la falsificación de monedas de S/5 y S/2, que iniciaron hace más de 10 años. Las ganancias no eran cuantiosas para ellos, afirma la policía, pero sí eran suficientes para mantener económicamente a casi todos los miembros de la familia que formaban la organización delictiva.

La red de falsificación de monedas que había tejido Barboza de la mano de Huamán no terminaba en la fabricación fraudulenta, sino en la distribución al por mayor de monedas en ciudades como Puno, Madre de Dios y Huancayo. En Lima se repartían en mercados de San Juan de Lurigancho.

El jueves pasado, la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac) capturó a 19 integrantes de esta organización e intervino 20 locales donde acopiaban los metales y le daban el acabado final a las monedas. La policía estableció que Huamán recibía reiteradas llamadas telefónicas a través de las cuales le hacían pedidos de monedas.

Al mes producían alrededor de un millón de soles en monedas falsas, calcula la policía. “Una moneda de S/5 era vendida a S/1. Usaban una terminología especial para hacer los pedidos [ver recuadro]”, sostiene un oficial de la Diviac.

–Cadena de fabricación–
Los integrantes de esta organización, que fue bautizada por la policía como Los Barboza, se habían dividido la cadena de procesamiento de las monedas que consistía en la fundición de los metales, el acuñamiento, transporte, comercialización y distribución.

“Cortaban las planchas de metal, valiéndose de una prensa para conseguir los núcleos y aros metálicos. Luego, se llevaban las monedas a un taller de lavado y estampado con equipos artesanales”, informó el Ministerio del Interior.

Abraham de la Melena, funcionario del Banco Central de Reserva (BCR), recalca a El Comercio que la falsificación de monedas nacionales no afecta la economía del país, pero sí perjudica a las personas de escasos recursos porque recibir S/5 falsos menoscaba sus ingresos diarios.

Asimismo, sostiene que las monedas falsificadas sufren un rápido proceso de oxidación en comparación con las auténticas. “Los falsificadores utilizan un sistema artesanal para la fabricación de monedas. Las prensas que usan no tienen la velocidad de producción de las acuñadoras que usan las casas de monedas del mundo. No logran la nitidez de las auténticas”, afirma De la Melena.

Las máquinas del BCR logran acuñar 750 monedas por minuto, mientras que esta organización las fabricaba una por una en la madrugada, asegura la policía.

Según la Oficina Central de Lucha contra la Falsificación de Numerario del BCR, en el 2016 se intervino a 89 personas en Lima implicadas en la falsificación de moneda nacional y extranjera. En total se incautaron S/3’902.995 falsificados. La moneda que más se falsifica es la de S/5 y en el caso de billetes el de S/100.

“De manera permanente cambiamos los diseños y las características de seguridad de las monedas y los billetes. Si se deja el billete estático, el falsificador se familiariza más y lo va a tratar de mejorar”, agrega De la Melena.

¿Y cuál es la situación de los dólares falsificados? Según el Departamento Especial de Investigación contra el Fraude y Delito Monetario de la PNP, el Perú se mantiene como uno de los países donde más se falsifican. La tarea es ardua.

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