Los bomberos llevan trabajando más de 30 horas para apagar el incendio y ubicar a los desaparecidos. (Dante Piaggio)
Los bomberos llevan trabajando más de 30 horas para apagar el incendio y ubicar a los desaparecidos. (Dante Piaggio)
Pedro Ortiz Bisso

Al día siguiente de ocurrido el incendio que mató a 79 personas en la Torre Grenfell, en Londres, la primera ministra Theresa May anunció una investigación para determinar el origen del siniestro. También ordenó que se revisen los revestimientos de los edificios altos del Reino Unido, ante la sospecha de que el material usado en la remodelación de la torre fuera el causante de que el fuego se expandiera con facilidad.

Aunque ya se determinó la causa del incendio –la explosión de una nevera– y su carácter accidental, la policía británica estudia demandas por homicidio involuntario. Entre los implicados estarían las empresas encargadas de la construcción y remodelación del edificio. Un funcionario del ayuntamiento de Kensington, donde se encuentra la torre, ya presentó su renuncia.

En Lima, el año pasado, un incendio acabó con la vida de cuatro personas en el complejo de cines UVK ubicado en Larcomar, uno de los sitios turísticos más importantes del país. Han pasado más de seis meses y no sabemos quiénes fueron los causantes del siniestro. Y ninguna autoridad ha asumido su responsabilidad.

Hace unos días una galería comercial en Mesa Redonda y un almacén del Callao fueron pasto de las llamas. Y no pasó nada.

Al momento de escribir estas líneas, decenas de bomberos combaten un terrible incendio en una galería de Las Malvinas, en la antigua fábrica Nicolini. ¿Cómo se ha reaccionado? Con lo de siempre: las redes sociales han sido vehículo de la indignación ante el desastre y del agradecimiento hacia el trabajo de los bomberos. Un añadido: han aparecido intricadas teorías de la conspiración sobre pirómanos bajo sueldo de Nadine Heredia o del Gobierno, quienes buscarían acallar el tema de las agendas o las metidas de pata del ‘ppkausismo’. ¿Pruebas? Ninguna, más allá de la supuesta capacidad para detectar cortinas de humo del ciudadano, expresada en años de haber sido lorneados con vírgenes que lloran, sanadores que extraían tumores con las manos y la leyenda de una mujer vampiro pisqueña.

Es momento de trazar una línea y hacer que los responsables paguen por sus actos. En Las Malvinas ha ocurrido un hecho criminal perpetrado por inescrupulosos que no hicieron caso a las disposiciones municipales; además de sujetos que prácticamente asesinaron a cuatro trabajadores al encerrarlos en un contenedor.

También indigna que los representantes de la Municipalidad de Lima reconozcan que los almacenes, pese a haber sido clausurados, siguieron funcionando. O que no dejaron trabajar a sus fiscalizadores. ¿Para qué diablos son autoridades si no se hacen respetar? En medio de la tragedia, echarse culpas sobre quién era alcalde cuando se colocaron los contenedores supera cualquier límite de la indolencia. Esto debe terminar ya. Ninguna tragedia más debe quedar impune.

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