Las aves aguardan la reposición de semillas en su recipiente.
Las aves aguardan la reposición de semillas en su recipiente.

Cuando Hernán Málaga, veterinario y experto en Salud Pública, llegó a , Pachacámac, a mediados del 2012, el 44% de los niños menores de 5 años sufría de anemia y el 5% de los niños de 4 a 5 años padecía desnutrición crónica. Málaga, que había colaborado con la Organización Panamericana de la Salud para la implementación de proyectos de crianza de animales en diferentes países de Latinoamérica, como Colombia, Paraguay y Venezuela, pensó: “¿Por qué no en Manchay?”.

Se reunió con los dirigentes del sector Jardines de Manchay –una comunidad de 485 familias que viven en situación de pobreza– y les propuso un proyecto de crianza de gallinas ponedoras con la finalidad de que cada niño consumiera un huevo al día. “Vi que querían salir de la pobreza y quise ayudar. Ahora muchas de esas personas son mis amigas”, cuenta.

En febrero del 2013 reunió a sus alumnos de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Ricardo Palma y con ellos llevó 400 pollitas, que fueron entregadas a 20 familias con niños menores de 5 años.

Los alumnos vacunaron a las aves y capacitaron a los vecinos en la crianza de los animales. Desde entonces, el proyecto se ha ido expandiendo y, a la fecha, unas 170 familias se han visto beneficiadas. En ninguna de ellas queda un niño con anemia, de acuerdo con los resultados de los exámenes de hemoglobina a los que son sometidos los menores antes y después de empezar a consumir los huevos.

—Pequeño empujón—
Ana Rosa Iparraguirre, de 51 años, ingresó al programa por sus nietas de 4 y 5 años. Ambas comenzaron con menos de 12 de hemoglobina. Ahora están sobre los 14. “Estoy muy feliz. Hoy les voy a preparar locro con huevo”, dice.

Rocío Lacma, de 30 años, pertenece al primer grupo de criadores de gallinas ponedoras. Tiene tres niños (actualmente de 12, 9 y 6 años) que no han dejado de comer un huevo diario desde el 2013, en el almuerzo o la lonchera. Cada gallina pone un huevo al día. Eso es más que suficiente para que ella, su marido y sus hijos se alimenten. “El resto lo vendemos y con eso compramos el alimento de las aves”, explica.

EN EL ÁMBITO NACIONAL: cifras alarmantes, según el Minsa

Las madres gestantes y los niños menores de 2 años son los más vulnerables a la anemia. En el Perú, el 43,5% de bebes de 6 a 35 meses tiene anemia y 410.000 niños menores de 5 años están desnutridos crónicamente.
Esto, de acuerdo con el Ministerio de Salud (Minsa), se debe a que se ha reducido la lactancia materna exclusiva. También a que las mujeres embarazadas no tienen costumbre (o capacidad) de consumir alimentos ricos en hierro. Otro factor que puede causar anemia y desnutrición es la infección por parásitos.

El criadero se encuentra en lo alto del cerro. Para llegar no hay escaleras. Rocío trepa el cerro de costado y llega donde sus animales para renovarles el agua y recoger los huevos. En uno de los corrales hay 6 nuevos huevos. Los levanta y los mete en un morral.

A unos metros de los corrales tiene manzanos, duraznos, paltos, una planta de limas y hierbas aromáticas. También, como emprendimiento propio, ha comenzado a criar palomas blancas.
Málaga también ha capacitado a varias vecinas en la crianza de cuyes y pavos. “Nos los trajo en julio del año pasado para que tuviéramos para la cena navideña y de Año Nuevo. Algunos nunca habíamos comido pavo en fiestas”, cuenta Ana Iparraguirre.

—Un distrito de carencias—
En los Jardines de Manchay hay un local comunitario que los mismos vecinos construyeron a punta de polladas. Allí adaptaron una pequeña biblioteca para los niños y un comedor popular, que por falta de presupuesto ha cerrado en marzo. Algunas cuadras más allá está el colegio inicial de los Jardines de Manchay, que fue construido ‘temporalmente’ con planchas de metal hace 25 años. En una de sus secciones, la del salón naranja, ni siquiera hay profesora. Una auxiliar se hace cargo de las clases.

En medio de estas carencias, Pier Tello y su esposa Maura han decidido extender el proyecto de las gallinas ponedoras en esa institución. Sus hijos no tienen ningún problema de anemia o desnutrición. “Pero queremos hacer algo por el colegio”, dicen.
Las 20 aves aún están pequeñas. Recién en dos meses comenzarán a producir. “Aquí hay 112 niños que pueden beneficiarse con este programa. Es bueno que estén en contacto con los animales”, añade Pier. Por el momento, cuenta con el apoyo de una de las maestras que de cuando en cuando les rellena el recipiente de comida con una mezcla de semillas.

En Pachacámac, según el Ministerio de Salud, el 38,8% de los niños menores de 3 años sufre de anemia. No es una sorpresa, teniendo en cuenta que el 32,4% de la población local todavía se encuentra en situación de pobreza, según el INEI.

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