Las buenas ciclovías son casi inexistentes en Lima hoy en día, pero la del malecón de Miraflores está particularmente mal diseñada
Las buenas ciclovías son casi inexistentes en Lima hoy en día, pero la del malecón de Miraflores está particularmente mal diseñada
Angus Laurie

El malecón de Miraflores es uno de los espacios públicos más representativos de Lima. Esta estrecha franja funciona como una importante zona de esparcimiento para la ciudad e incluso como destino para el turismo. En una urbe tan diversa y fragmentada a nivel socioeconómico como Lima, el malecón juega un rol cívico muy importante, junto con el parque Kennedy y el Centro Histórico, al ofrecer un espacio público donde uno encuentra a personas de todas partes de la ciudad.

Nuevas iniciativas para continuar el malecón a través de puentes hacia los malecones Godofredo García, en San Isidro, y Paul Harris, en Barranco, podrían tener un rol importante al extender el alcance del parque y reforzar su carácter metropolitano. Un elemento fundamental para lograr esta articulación es contar con una buena ciclovía.

Cada día se puede ver cómo el malecón se llena de personas corriendo y en bicicleta. Dada su ubicación frente al acantilado –una barrera territorial que elimina la necesidad de cruzar calles– su vista privilegiada y por el hecho de que se conecta con importantes centralidades de educación, trabajo y esparcimiento, este eje es uno de los lugares con mayor potencial para funcionar como una ciclocarretera para Lima.

Sin embargo, su diseño es completamente inadecuado. Las buenas ciclovías son casi inexistentes en Lima hoy en día, pero la del malecón de Miraflores está particularmente mal diseñada, siendo un caso ilustrativo de la falta de prioridad en la movilidad sostenible a nivel metropolitano.

En general, la vereda del malecón mide alrededor de dos metros. Aproximadamente, 1,4 m de ancho están dedicados al flujo peatonal, mientras que 60 centímetros se destinan a un solo carril de bicicleta con un flujo bidireccional. Para poner esto en contexto, las bicicletas tienen un ancho máximo de 75 centímetros. Si la lógica de diseño de la ciclovía del malecón de Miraflores fuese aplicada a una vía vehicular, sería el equivalente de tener una calle de 1,9 m de ancho para acomodar dos sentidos de tráfico de vehículos con un ancho máximo de 2,4 m cada uno.

Los estándares de diseño de ciclovías internacionales varían un poco, pero en general se considera un ancho mínimo de 1,5 m por cada carril de un sentido, para ciclocarreteras, y 1,2 m por sentido para ciclovías locales. En otras palabras, la ciclovía del malecón de Miraflores es cuatro veces más angosta que los mínimos estándares internacionales.

La insuficiencia de esta ciclovía es más impactante aun, dado el gran flujo de bicicletas que pasa por allí cada día y por el hecho de que existe una franja de más de 2,5 metros de ancho destinada al estacionamiento de automóviles justamente al lado. En este caso, el diseño no es inocente, sino que está cargado con un mensaje de que, incluso en el lugar con mayor potencial, la bicicleta no está considerada como un elemento importante en la planificación de la ciudad.

Contenido sugerido

Contenido GEC