Pedro Ortiz Bisso

La imagen los muestra sonrientes, relajados. Tras ellos, un par de policías con mascarillas observan al resto de futbolistas sobre un campo de césped sintético. Bajo un cielo taponado de nubes, Jean Deza y Andy Polar posan abrazados antes de participar en un campeonato de fútbol de confraternidad organizado por la Municipalidad de Caracoto, Puno, el último lunes.

Hoy Deza acapara las carátulas de los diarios, los portales web y es trending topic en las redes sociales. Pero no solo él quebró las restricciones sanitarias impuestas por el Gobierno por la pandemia. También lo hicieron Polar, alguna vez considerado como una de las grandes promesas del fútbol peruano, y el veterano golero Exar Rosales, según el portal .

¿Y las autoridades del municipio? De acuerdo con las imágenes, ni ellos, ni sus ayudantes, ni los policías, ni el público que abarrotaba las tribunas parecían advertir algo malo. Salvo por los tapabocas que no todos lucían, su comportamiento no mostraba preocupación. Era un día de fiesta cualquiera.

Sobre la animadversión de Deza hacia las reglas de convivencia, las evidencias abundan. Pocas personas como él han recibido tantas oportunidades para mejorar su situación personal y profesional; y pocos también como él las han despreciado una tras otra. En plena segunda ola, cuando el promedio de fallecidos por el COVID-19 se acerca a los 100 diarios, quebrar los protocolos sanitarios para jugar un partido de fútbol es una demostración de desprecio al prójimo.

¿Pero cuántos de los que hoy señalan a Deza, lo insultan o se burlan, pueden decir que no han hecho lo mismo?

No me refiero a tirar por la borda una carrera en el fútbol profesional, sino a participar en ‘pichanguitas’, ‘privaditos’ o reuniones sociales.

¿Cuántos creen que el virus no los tocará y andan por la calle con la mascarilla mal puesta (y se molestan cuando alguien lo advierte)?

¿Cuántos han vuelto de viaje y en lugar de guardar la cuarentena, reciben visitas en sus casas, salen a hacer compras o se dan una escapadita “para tomar aire”?

Los datos del Ministerio de Salud revelan que hay cientos, miles de Jean Deza sueltos en el país. El 20 de enero, fecha del último registro, murieron 117 personas, 243 fueron hospitalizadas y la ocupación de camas UCI llegó a las 1.727, 16 más que el día anterior. El total de fallecidos está a punto de llegar a 40 mil, aunque las cifras del Sinadef indican que son varios miles más.

El Perú está repleto de Jean Deza. Uno de ellos puede ser usted.

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