(Fotos: El Comercio)
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Cristina Fernández

Leonidas Anccana Llamoca nació hace 53 años en el distrito ayacuchano de San Pedro. Cuando era adolescente, el terrorismo empezó a golpear la sierra del país y él se vio obligado a dejar su pueblo.

“Primero llegué a Ica, terminé de estudiar y me desarrollé como técnico dental. Con esfuerzo fui comprando mis materiales”, cuenta Leonidas.

Leo, como le dicen los amigos, se asentó en Lima. Lejos ya del terrorismo que azotaba su región, empezó a trabajar para dentistas en Miraflores. Fue así como conoció a Oswaldo Cava y su hermano Pedro, entonces estudiante del último año de Odontología.

El 16 de julio de 1992 la vida de Leo y de la familia Cava cambió. “Me acuerdo que estaba trabajando, esperando a un paciente. Cerca de las ocho de la noche, el ayudante que tenía se fue, el doctor Cava salió después. Menos mal que se fueron temprano. Yo me quedé con Pedrito. Lo que pasó luego no lo recuerdo. No recuerdo el estallido, nada”, dice.

Aquella noche, alertados por la explosión en la calle Tarata, Oswaldo Cava llegó hasta el consultorio ubicado en el cuarto piso del edificio San Pedro. Tenía la esperanza de encontrar con vida a Pedro, pero él estaba muerto. Leonidas Anccana, gravemente herido, fue trasladado al hospital.

Leo estuvo cerca de 30 días en coma. Sufrió el desprendimiento de masa encefálica debido al fuerte estallido, y fue sometido a cuatro operaciones quirúrgicas. Los médicos le colocaron una placa en el cráneo, pero su recuperación y posterior rehabilitación fueron lentas. Durante ese período, su padre fue asesinado en Ayacucho por Sendero Luminoso y él no pudo ir al entierro.

“Muchos años después fui reconocido como víctima del terrorismo, me dieron S/10.000, pero eso no repara nada, es un pequeño apoyo. ¿Quién me ayuda a recuperar la audición o cuando tengo recaídas? La atención en el hospital es muy mala, no siento apoyo del Estado”, precisa.

Han pasado 25 años desde el atentado en Tarata, y aunque la mayoría de autores materiales fueron capturados y condenados, los autores intelectuales, es decir la cúpula de Sendero Luminoso, aún no son sentenciados por el caso. 

“Hemos demostrado que los miembros de la cúpula son los autores materiales, los que tomaron la decisión que ejecutó, en este caso, el destacamento de Socorro Popular”, indica el general PNP Herly Rojas, director de la Dirección contra el Terrorismo.

Para el abogado constitucionalista Enrique Bernales, ex miembro de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, el hecho de que este caso continúe impune deviene de la lentitud en el sistema de justicia. “Veo indignado cuando funcionarios creen que la justicia consiste en dar un estipendio a las víctimas”, precisa.

Desde su consultorio en Miraflores, Leonidas Anccana, ahora padre de cinco hijos, considera que seguir con vida es un milagro.

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