(Foto: GEC)
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Pedro Ortiz Bisso

Si el Gobierno insiste en minimizar el repudio que genera en la población, a pesar de la extraordinaria movilización ciudadana de ayer, su futuro es más que incierto.

Desde la marcha de los Cuatro Suyos no se había visto tanta gente en las calles ¿Qué puede llevar a miles de personas, en medio de la peor pandemia que se recuerde, a movilizarse por Lima y otras ciudades del país y el resto del mundo arriesgando sus vidas? Eso es que lo que siguen sin comprender el señor Merino de Lama y los miembros de su Gabinete.

Esta falta de entendimiento tiene un problema de raíz: buena parte de los nuevos ministros provienen de grupos conservadores, como la llamada Coordinadora Republicana, que parecieran vivir congelados en el tiempo. Les cuesta entender las nuevas dinámicas de comunicación que existen entre los jóvenes –los grandes protagonistas de estas movilizaciones- y el papel que cumplen redes sociales como Instagram y Tik Tok en su organización, como señala el periodista Marco Sifuentes y desarrolla un artículo publicado en nuestra edición de hoy.

Pero lo que menos comprenden es que más allá de sus dilatadas trayectorias y su prestigio profesional, la gente no se siente representada por ellos. Los ve como parte de un grupo que, sirviéndose de un recurso de cuestionable legalidad, capturó el poder.

Entre las diversas manifestaciones de respaldo que recibieron las marchas de ayer, no fueron invisibles los mensajes enviados por los jugadores de la selección de fútbol, que esta tarde enfrentan a Chile por las eliminatorias para Qatar 2022. Si repitiesen ese gesto hoy, aprovechando que millones de personas estarán pendientes del partido, quizás el señor Merino de Lama y sus acompañantes se den cuenta del mayúsculo error que están cometiendo. Así podrían advertir que el problema no es Vizcarra. El problema son ellos.

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