Luhana, de 5 años, debería acudir al médico todos los meses para controlar el asma que la aqueja. La última vez que pudo ir al hospital fue en febrero (Foto: Alessandro Currarino/El Comercio).
Luhana, de 5 años, debería acudir al médico todos los meses para controlar el asma que la aqueja. La última vez que pudo ir al hospital fue en febrero (Foto: Alessandro Currarino/El Comercio).
/ Alessandro Currarino

Luhana, de 5 años, vive en una de casa hecha con tablones de madera en , , casi llegando a la cima del cerro. Allí aguarda el fin del aislamiento obligatorio con su mamá, Rosa López, y sus hermanas.

Como en casa no hay internet, la madre debe salir de lunes a viernes en busca de una computadora para descargar las tareas que manda el colegio. Todos los días toma una mototaxi hasta la casa de un familiar, quien vive a diez minutos de ella, y le pide al chofer que la espere. De este modo trata de evitar al máximo el contacto con otras personas que podrían portar el .

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No es por simple precaución. Contraer el virus podría ser letal para Luhana, quien sufre de asma.

Antes de la emergencia, la niña iba todos los meses al Hospital María Auxiliadora, del , para sus controles médicos y nebulizaciones. La última vez que la revisaron los médicos fue el 27 de febrero.

Luhana, de 5 años, debería acudir al médico todos los meses para controlar el asma que la aqueja. La última vez que pudo ir al hospital fue en febrero (Foto: Alessandro Currarino/El Comercio).
Luhana, de 5 años, debería acudir al médico todos los meses para controlar el asma que la aqueja. La última vez que pudo ir al hospital fue en febrero (Foto: Alessandro Currarino/El Comercio).
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En esa última consulta, el especialista le dijo a Rosa que necesitaba tomarle una placa a la niña para revisar sus pulmones. Pero tras el brote del coronavirus en Lima ir a un centro de salud se ha convertido en un riesgo mayor. Además que, por el momento, no hay consultas externas.

“Estoy atenta a la menor tos. No puedo dejar que se complique, porque entonces, de un momento a otro, la escucho respirar más rápido y es como si se ahogara”, dice la mujer. Cuenta que en diciembre la menor tuvo una crisis.

Luhana, de 5 años, vive con su madre en Pamplona Alta, San Juan de Miraflores. Antes de la pandemia, la niña ya tenía dos grandes problemas: el asma y la pobreza (Foto: Alessandro Currarino/El Comercio).
Luhana, de 5 años, vive con su madre en Pamplona Alta, San Juan de Miraflores. Antes de la pandemia, la niña ya tenía dos grandes problemas: el asma y la pobreza (Foto: Alessandro Currarino/El Comercio).
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Si llegara a tener otra, el hospital la recibiría por emergencia. Pero el centro de salud más cercano, el María Auxiliadora, se encuentra a 40 minutos de su vivienda.

“El invierno está cerca. Me preocupa cómo nos vaya a coger”, dice Rosa. La madre mira con desasosiego sus reservas casi nulas de prednisona, panadol y alcohol.

Para que Luhana pueda hacer las tareas del colegio, su madre debe ir todos los días donde una tía de la niña para que ella le preste una computadora con internet (Foto: Alessandro Currarino/El Comercio).
Para que Luhana pueda hacer las tareas del colegio, su madre debe ir todos los días donde una tía de la niña para que ella le preste una computadora con internet (Foto: Alessandro Currarino/El Comercio).
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Rosa pide ayuda para poder abastecerse de medicinas. Quien deseara apoyarla puede contactarla al número 997962472.

Luhana, de 5 años, debería acudir al médico todos los meses para controlar el asma que la aqueja. La última vez que pudo ir al hospital fue en febrero (Foto: Alessandro Currarino/El Comercio).
Luhana, de 5 años, debería acudir al médico todos los meses para controlar el asma que la aqueja. La última vez que pudo ir al hospital fue en febrero (Foto: Alessandro Currarino/El Comercio).
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