Fernando Alayo Orbegozo

Cecilia ha tenido que cambiar sus horarios. Su semana empieza ahora cada martes a las 8:30 de la mañana, cuando llega al mercado ubicado en el cruce de las avenidas Venezuela y Faucett, en el límite entre Lima y Callao. En los exteriores del recinto, escoge un espacio adecuado donde los transeúntes puedan ver el producto que ofrece: guantes para lavar la ropa. Allí, en la vereda, permanece entre cuatro y cinco horas para luego regresar a casa y atender a sus hermanas menores.

Lo único que interrumpe su nueva rutina diaria es ese pensamiento, esa búsqueda de razones que puedan explicar cómo cambió su vida en apenas unas semanas. Quiere entender por qué tuvo que dejar de lado los libros. “No me avergüenzo, ahora soy vendedora ambulante”, dice. “Lo que me es duele haber tenido que retirarme de la universidad. Antes solo debía preocuparme por levantarme temprano todos los lunes para ir a clases; hoy debo apoyar económicamente a mi familia, a mis padres”.

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Días antes de que empiece la en el Perú, en marzo, Cecilia iniciaba el octavo ciclo de su carrera de Obstetricia en una conocida universidad limeña. Pero la crisis sanitaria se agravó, cerraron el campus y las clases dejaron de ser presenciales. En casa, el dinero se acababa porque el negocio familiar tuvo que cerrar debido a la pandemia. Ya no tenía cómo pagar las boletas; el Internet no le permitía conectarse a las sesiones virtuales; y justo antes de los exámenes finales se infectó con el virus.

“Era imposible estudiar así. No podía concentrarme, porque veía cómo todo lo que teníamos se esfumaba. Por la falta de dinero, tuvimos que vender el auto. Lo poco que mis padres había conseguido con mucho esfuerzo, se iba”, cuenta. En julio, Cecilia culminó el ciclo con tres cursos desaprobados. Sin dinero y con deudas, no pudo matricularse en la universidad en agosto. La incertidumbre la abruma cada día, en la calle, mientras vende sus productos. Aunque sobre su futuro solo tiene una cosa clara: “No creo que vuelva a la universidad, por lo menos, hasta mediados del 2021”.

–Deserción actual–

Al igual que ella, en lo que va del 2020 unos 174.000 jóvenes peruanos han tenido que dejar sus estudios en las diferentes universidades del país, según un estudio elaborado recientemente por el . De este modo, la tasa de deserción universitaria alcanzó este año un 18,6% de un total de 955.000 estudiantes en el Perú; un indicador que es seis puntos porcentuales mayor al registrado en el 2019 (12%).

La situación varía según el tipo de gestión de cada casa de estudios: en las públicas, la tasa de deserción actual es de 9,85%; mientras que en las privadas llegó a 22,5%. Jorge Mori, titular de la Dirección General de Educación Superior Universitaria del Minedu, explicó a El Comercio que la interrupción de estudios es un problema de larga data, “multicausal y no solo económico”, ya que es atribuible también a cuestiones familiares, vocacionales y de exigencia académica.

“El 12% de deserción que teníamos ya era alto, arrastrábamos un grave problema desde antes de la pandemia. Teníamos estudiantes ‘golondrinos’, que llegaban y se iban porque había un sistema universitario desigual. Los problemas son estructurales, pero el Estado realizó la contención para evitar la proyección catastrófica del un 30% de deserción que se estimaba por el COVID-19. Ahora se requiere un esfuerzo adicional para recuperar a los estudiantes que se retiraron este año”, dijo.

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–Acciones del Estado–

Mori precisó que el Estado Peruano ha invertido –a la fecha– más de S/600 millones a fin de contener el impacto de la pandemia en el . Este presupuesto se ha asignado a diferentes estrategias y acciones de contención en el ámbito normativo y pedagógico, en el fortalecimiento de las capacidades institucionales, en el apoyo a la conectividad de los alumnos, y en el financiamiento directo para la continuidad de estudios.

En cuanto a la conectividad, el Minedu destinó un presupuesto de casi S/30,8 millones en la distribución de chips que permitan el acceso a Internet. En total, fueron 91.012 beneficiarios, la mayoría de ellos en universidades de Lima (15.158), Puno (7.475), Cusco (7.466), Apurímac (5.102), Lambayeque (4.954), Áncash (4.652), y Cajamarca (4.522). De este modo, según el funcionario, se cubrió al 100% de docentes y 70% de estudiantes.

RegiónUniversidad públicaPresupuesto para conectividadBeneficiarios con conectividad
AmazonasU. N. Intercultural Fabiola Salazar Leguía de BaguaS/53.28044
AmazonasU. N. Toribio Rodríguez de Mendoza de AmazonasS/576.2801.426
ÁncashU. N. Santiago Antúnez de MayoloS/696.7603.924
ÁncashU. N. del SantaS/283.080728
ApurímacU. N. Micaela Bastidas de ApurímacS/646.9203.902
ApurímacU. N. José María ArguedasS/280.8401.200
ArequipaU. N. de San AgustínS/844.9203.641
AyacuchoU. N. de San Cristóbal de HuamangaS/1′329.0403.691
AyacuchoU. N. Autónoma de HuantaS/17.80076
CajamarcaU. N. Autónoma de ChotaS/322.7601.320
CajamarcaU. N. de JaénS/257.720860
CajamarcaU. N. de CajamarcaS/999.5202.342
CallaoU. N. del CallaoS/1′072.9203.634
CuscoU. N. Intercultural de QuillabambaS/17.64093
CuscoU. N. de San Antonio Abad del CuscoS/1′986.1607.373
HuancavelicaU. N. de HuancavelicaS/653.0402.800
HuancavelicaU. N. Autónoma de Tayacaja Daniel Hernández MorilloS/31.320314
HuánucoU. N. Hermilio ValdizánS/983.0802.000
HuánucoU. N. Agraria de la SelvaS/307.160746
IcaU. N. San Luis GonzagaS/1′231.0001.400
JunínU. N. Autónoma Altoandina de TarmaS/14.04056
JunínU. N. Intercultural de la Selva Central Juan Santos AtahualpaS/102.360407
JunínU. N. del Centro del PerúS/1′048.0003.164
La LibertadU. N. de TrujilloS/1′090.0402.578
LambayequeU. N. Pedro Ruíz GalloS/1′123.2004.954
LimaU. N. José Faustino Sánchez CarriónS/1′147.2804.195
LimaU. N. de CañeteS/152.600430
LimaU. N. de BarrancaS/220.640572
LimaU. N. Tecnológica de Lima SurS/254.680235
LimaU. N. de Educación Enrique Guzmán y ValleS/858.9202.503
LimaU. N. Federico VillarrealS/1′373.3204.037
LimaU. N. de IngenieríaS/768.120300
LimaU. N. Mayor de San MarcosS/2′011.4002.345
LimaU. N. Agraria La MolinaS/307.200541
LoretoU. N. Autónoma de Alto AmazonasS/65.320235
LoretoU. N. de la Amazonía PeruanaS/897.9202.580
Madre de DiosU. N. Amazónica de Madre de DiosS/275.7201.500
MoqueguaU. N. de MoqueguaS/163.880512
PascoU. N. Daniel Alcides CarriónS/702.8801.088
PiuraU. N. de FronteraS/159.040378
PiuraU. N. de PiuraS/1′048.6802.500
PunoU. N. de JuliacaS/236.160536
PunoU. N. del AltiplanoS/1′819.5606.939
San MartínU. N. de San MartínS/520.5201.094
TacnaU. N. Jorge Basadre GrohmannS/525.8402.198
TumbesU. N. de TumbesS/397.2001.919
UcayaliU. N. Intercultural de la AmazoníaS/251.880409
UcayaliU. N. de UcayaliS/638.5201.250

Respecto a la continuidad de estudios, el sector informó que a través del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) se han ofrecido 24 mil becas este año. “Lo que pasará en el corto y mediano plazo es que el Minedu trabajará con las universidades públicas para reducir los números de deserción. La gran aspiración es ampliar la oferta; por ello se prevé abrir unas 15.000 nuevas plazas para alumnos, lo cual se ha planteado ya en nuestro presupuesto”, concluyó Mori.

–Situación a futuro–

Para Iván Rodríguez, presidente de la , que congrega a 75 instituciones públicas y privadas del país, es difícil estimar cuántos estudiantes universitarios retornarán a las aulas en el corto plazo y cuándo lo harán. Esto, debido a que no existen registros históricos de deserción estudiantil ni estadísticas nacionales.

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“Lo real es que sí hay un decrecimiento de la población universitaria por la pandemia. Sin embargo, no hay una regla para el retorno; algunos vuelven después de un ciclo y otros luego de diez años. El Minedu tendrá que hacer un esfuerzo adicional y replantear estrategias para recuperarlos, porque la tasa actual de deserción probablemente aumentará. El problema recién está comenzando y dependerá mucho de la estabilidad económica a futuro”, agregó.

Marco Apaza, representante de la Federación de Estudiantes del Perú (FEP), coincidió en que la deserción universitaria podría incrementarse al 2021, ya que las universidades no han otorgado mayores beneficios económicos a los estudiantes debido a la coyuntura. Dijo que en el caso de las privadas no se han concretado descuentos en las pensiones, pese a que la calidad de las clases se ha reducido con la modalidad no presencial; y en el caso de las públicas solo un 20% de instituciones ha exonerado el pago de matrícula.

–Inicio de clases–

  • Del total de 144 universidades habilitadas en el país, 137 iniciaron las clases del ciclo académico 2020-I hasta el miércoles último, según informó el Minedu.
  • De estas 137, 86 son privadas y 51 son públicas. Asimismo, 91 ha sido licenciadas por la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) y a otras 42 se les denegó la licencia.
  • Una de las instituciones queinicióyculminósuciclo 2020-I es la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), que registró un 8% de retiros totales este año (su tasa de deserción histórica es de entre 3% y 5%).
  • Cristina del Mastro, vicerrectora académica de la PUCP, explicó que, al ciclo 2020-2, un total de 2.145 alumnos habían dejado la universidad. No obstante, otros 3.000 se reincorporaron pese a la pandemia.

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