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Villa María del Triunfo
Yasmin Rosas

Fortunato Suyo Ballarta tiene 81 años y desde hace 18 vive en la calle Virgen de las Nieves en la zona de Los Ángeles del Paraíso, en el distrito de . El octogenario se ha dedicado toda su vida a la construcción civil y ahora también pasa sus días cuidando el huerto que le da de comer una gran variedad de frutas y verduras. “Hay que buscar la forma de parar la olla”, señala.

“Yo mismo he levantado esta casa. He movido la tierra, he colocado los cimientos. Todos los días intento hacer algo. Más bien, disculpe el desorden”, dice Fortunato mientras abre la puerta de su vivienda construida con maderas, triplay y calaminas de aluminio.

Él tiene dos hijos, pero ellos viven en la zona de José Carlos Mariátegui porque trabajan y estudian. Solo Fortunato decidió instalarse allí, en una de las zonas más frías de la capital, con la consigna de cuidar su terreno. “De noche es complicado y peligroso llegar hasta aquí. Esto es puro cerro, pura tierra. Hay mucho barro y no hay luz”, explica.

Ayer, el Ministerio de Defensa entregó ayuda humanitaria a 1.736 personas de los asentamientos humanos Cerro Centinela, Corona Santa Rosa, Edén del manantial, Mirador del Acu y Cielo Azul.

Se busca que las cerca de cinco toneladas de frazadas, mantas polares, carpas y bolsas de dormir mitiguen el frío que se siente en la zona. Entre los meses de julio y setiembre, se puede llegar hasta los 10°C, con un nivel de humedad hasta del 100%.

-Una lucha constante-
Fortunato explica que dentro de la adversidad él ha visto una forma de “sacarle la vuelta al frío y la humedad”. En la parte alta de su terreno tiene árboles de manzana y también ha sembrado lúcuma, uva, palta, mango, plátano, algunas verduras y flores.

“Antes tenía patos, pero la gente me los robó. Desde ahí pienso que me va mejor con las plantas”, enfatiza.

Dentro de su vivienda también se ven los trozos de mayólicas que ha ido cortando y pegando en el piso. Su casa tiene unos tres ambientes. Uno es el recibidor, donde hay una mesa grande y varias herramientas. Allí se ven ropa y zapatos que se deben dejar al aire libre para que la humedad no los arruine.

El ministro de Defensa, José Huerta Torres, señaló durante la entrega de ayuda humanitaria que se va a proponer al Ejecutivo que los asentamientos humanos en donde se entregó la ayuda más las zonas de Ticlio Chico, Ciudad de Gozen, Virgen de la Candelaria, Quebrada de Santa María y Comité 12 de Junio en Cercado, sean incluidas dentro del plan multisectorial contra heladas y friaje.

-Acostumbrados a la adversidad-
Marina Isuiza Satalaya lleva toda una vida viviendo en el pasaje Los Bosques, en la ampliación Paraíso. Su casa está hecha a base de unas planchas gruesas de madera, tiene una habitación y una cocina pequeña que también es sala y comedor.

El perímetro de la vivienda está rodeado con tinas, ollas y baldes, en donde recolecta el agua de la garúa que gotea por las calaminas. “Con esto lavo el baño o trapeo. En algo tengo que aprovechar esta agua. Sé que hay gente que hasta se la toma”, explica Marina. 

Para el jefe del Instituto Nacional de Defensa (Indeci), el general Jorge Chávez, es importante conocer la realidad de estas zonas. Durante la actividad benéfica se conversó con especialistas del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) para instalar un aparato que mida la temperatura, humedad y precipitaciones de esta parte de Villa María del Triunfo. 

“Con la data obtenida del Senamhi vamos a elaborar un plan que pueda cubrir las necesidades de los habitantes de estas zonas vulnerables”, señala Chávez.

El funcionario explicó que existen técnicas para ayudar a que en viviendas como las de Marina o Fortunato no se sienta la inclemencia de clima. “Tenemos unos plásticos especiales que se colocan en las habitaciones y que se usan como calentadores. Podemos traer calaminas y materiales que hagan que las bajas temperaturas no se sientan tanto dentro de las viviendas”, enfatiza.

Para Chávez es importante que estos distritos sean declarados en emergencia, porque así se podrá atender las necesidades de la población y mejorar su calidad de vida.

“Esperamos que la ayuda que nos traen no se quede ahí. Esperamos que se mejoren los accesos y que nos ayuden a mejorar nuestras viviendas. Llevo 20 años viviendo aquí y el frío y la humedad son cosa de todos los días, esto no es algo nuevo y tampoco nos podemos acostumbrar a vivir así”, resalta Marina.

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