"Y ahora los taximotos por aplicación", por Pedro Ortiz Bisso
"Y ahora los taximotos por aplicación", por Pedro Ortiz Bisso
Pedro Ortiz Bisso

En el verano del 2017, El Comercio denunció cómo un grupo de motociclistas había convertido las inmediaciones de la estación del metro Los Cabitos, en Surco, en un paradero informal de taximotos. Cascos en mano, los jóvenes moteros ‘jalaban’ a potenciales clientes en los accesos al terminal y negociaban diferentes rutas. Un viaje hasta el cruce de las avenidas Velasco Astete y Camino Real era tasado en 5 soles.

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El negocio lo iniciaron cinco conductores de . En pocas semanas, su número fue creciendo porque encontraron un público ávido de sortear con rapidez los célebres atascos que se generan en avenidas como Aviación y Benavides.

En la estación Angamos, e incluso algunas del Metropolitano, también surgieron estos paraderos. En su encuentro con nuestros periodistas, los conductores se defendieron señalando estar empadronados, contar con SOAT y tener las más firmes intenciones de formalizarse. Sin embargo, aducían, sus deseos no habían podido hacerse realidad porque ni las municipalidades ni el Ministerio de Transportes y Comunicaciones querían hacerse cargo de sus pedidos.

No hace falta enumerar la abundancia de motivos que existían para dudar de la veracidad de tan nobles propósitos. Además, concretarlos era imposible por una sencilla razón: el servicio de taxi en moto está prohibido.

La denuncia generó que las municipalidades involucradas iniciarán operaciones de fiscalización para erradicar este servicio, objetivo que solo consiguieron a medias.

Dos años más tarde, los taximoteros han vuelto con fuerza, ahora de la mano de una aplicación creada por una empresa colombiana –Picap–, una suerte de Uber para motos.

Lo que no han contemplado los impulsores de esta app es que el taxi con motocicletas sigue prohibido. Y para mayor aderezo, el filtro que utilizan para afiliar a sus conductores es tan riguroso como don Fermín, el apapachador portero del colegio de la telenovela “Carrusel”.

Un reportero de este Diario lo comprobó al bajar la app y afiliarse en pocos minutos pese a no saber manejar motocicletas, registrar la placa de un carro fuera de circulación y un número de SOAT en blanco. Al concluir, recibió un mensaje de felicitación por haber pasado “todos los filtros de seguridad”.

El surgimiento de las app suele estar varios pasos adelante de lo que prevén las legislaciones locales, pero hacer taxi en motocicleta es una locura, más aun en una ciudad caótica como la nuestra. Según los bomberos, 13 de cada 30 accidentes de tránsito que atienden involucran a motociclistas.

Mientras las autoridades hacen sus consabidos ‘llamados’ para que se haga cumplir la ley, esta app ya contaría con 400 choferes inscritos. Y hasta existen ‘influencers’ promocionándola.

Ya nada asombra en nuestro querido país.

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