En la avenida 28 de julio, en Miraflores, el ancho de la ciclovía no llega a medir un metro. Allí, cuando los ciclistas se topan con otros que van en sentido opuesto deben abrirse para no chocarse. Y, encima, como no existe un desnivel o algún elemento de segregación, como bolardos, tachones o un sardinel, que separe la ciclovía de los carriles para vehículos a motor, los ciclistas terminan mordiendo la pista.
El tema empeora cuando los autos y motocicletas invaden la vía exclusiva para ciclistas para adelantar, aprovechando que lo único que la delimita es una marca de pintura.
► Ciclista perdió un dedo tras resbalar en la nueva ciclovía de la Costa Verde
En la avenida Reducto hay otra ciclovía ubicada al lado de la berma central. Esta sí cuenta con elementos de segregación. El problema es que también es angosta y se corta de manera abrupta a la altura de la Av. Tejada, en el límite de Miraflores con Barranco. ¿Qué ocurre entonces?
Que quienes van de sur a norte están obligados a manejar por el carril izquierdo, el rápido, para poder ingresar a la ciclovía. Y quienes se dirigen hacia el sur terminan expuestos a peligros similares porque tienen dos opciones: o manejan en contra por un pequeño tramo, o deben cruzar la pista en una zona donde no hay semáforos ni una cebra que les permita atravesar la vía en bicicleta o a pie.
“Parece que las ciclovías no fueran diseñadas por gente que usa bicicleta”, expresa indignado Luis Díaz, el ciclista que perdió un dedo el pasado 2 de marzo al resbalarse en una ciclovía que pasa por una plataforma de metal instalada por la Municipalidad de Lima en la Costa Verde, en el distrito de San Miguel.
Pero la construcción de las ciclovías no debe estar a criterio de los denominados especialistas municipales. Desde el 2014 existe una norma que establece las medidas mínimas para que estas vías sean seguras.
Se trata de un decreto supremo publicado por el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento. Según este, por ejemplo, cuando la ciclovía esté dispuesta a un solo lado de la pista (como sucede en la Av. 28 de julio), se deberá considerar un “ancho mínimo efectivo” de 2 metros. Cuando hubiera ciclovías a ambos lados de la pista cada una deberá medir al menos metro y medio de ancho.
El decreto también dice que las ciclovías deberían tener continuidad “en las cabeceras o martillos (mediante rampas u otras soluciones que el profesional responsable considere) priorizando el desplazamiento del peatón”. Lo que no ocurre en la ciclovía de la Av. Mariano Pastor Sevilla, en Villa El Salvador. Esta se ve cortada en varios tramos por sardineles, depósitos informales de basura, huecos y un puesto del Hospital de la Solidaridad.
-Una ciclovía fantasma-
En Arnaldo Márquez, en Jesús María, ya casi ni existe la ciclovía. Esta estaba demarcada por pintura amarilla (que se ha borrado por tramos), algunos tachones rojos y un cartel al inicio de las cuadras que nadie respeta. Ni siquiera la comisaría del distrito, que ha usado la vía para depósito de autos siniestrados. Algunos de esos vehículos tienen tanto tiempo que están cubiertos de polvo.
Además, muchas personas que van en carro a hacer diligencias a esa dependencia policial usan la ciclovía como estacionamiento. Y algunos taxistas la consideran como zona de descanso. Hay cuadras en las que solo caben palomas y los ciclistas se ven obligados a usar la pista o la vereda.
“Si la ciclovía se ubica entre la vereda y la pista, debe estar delimitada y protegida de los riesgos que pueden producir los vehículos motorizados en movimiento. Asimismo, la vereda debe estar delimitada y protegida de los riesgos que pueden producir los ciclistas a los peatones”, dice claramente la norma.
Por la avenida General Garzón son pocos los ciclistas que se puede observar. La ciclovía es notoria, pero está llena de huecos y también es invadida por autos.
Esto era una ciclovía en la Av. Arnaldo Márquez, Jesús María. Ahora es un depósito de carros chocados y estacionamiento temporal de taxis y patrulleros: @Lima_ECpe #NoTePases pic.twitter.com/dMrRgQaHOw
— Maricarmen Yrigoyen (@mcyrigoyen) March 4, 2020
La razón es que, al igual que en 28 de julio, lo único que la separa de la vía para motorizados es pintura amarilla.
“Las ciclovías de Arnaldo Márquez y Garzón están totalmente descuidadas”, dice Octavio Zegarra del colectivo Cicloaxión. “Esas y la de 28 de julio, en Miraflores, son algunas de las más inseguras para mí”, anota.
“Era como un rallador de queso”
La noche del lunes Luis Díaz Venero perdió el meñique de la mano derecha cuando montaba su bicicleta por la Costa Verde de San Miguel. La Municipalidad de Lima había colocado allí un puente temporal para peatones a base de unas planchas de metal con unos orificios que Díaz describe como los de un “rallador de queso”.
Era la segunda vez que Díaz pasaba por ese puente. La primera vez lo había hecho de día, también acompañado, y había notado que la estructura no brindaba mucha estabilidad. La noche del lunes, cuenta el ciclista, la rampa estaba, además, un poco resbaladiza. “Perdí estabilidad. Me he inclinado sobre la derecha. He tratado de frenar con las manos y los pies. Todo mi peso ha caído sobre la mano y me he cercenado inmediatamente el dedo”, recuerda.
Esa misma noche, cuando lo atendieron por emergencia, los médicos le explicaron que no iba a recuperar el dedo. “Además del dolor de la herida, tengo un dolor fantasma. El cuerpo intenta mover el dedo y no hay nada”, expresa.
Actualmente hay letreros que advierten a los ciclistas que deben descender de sus bicicletas para pasar por las planchas de metal. “Eso no estaba cuando me accidenté. Ayer [el 3 de marzo] que he estado por acá hasta las 4 p.m. tampoco había letrero”, afirma.
“No deberían presentar obras así. Parece que quien las hiciera no fuera alguien que usa bicicleta [...] Veo que ahora están poniendo unas mallas verdes [a los lados del puente], que me parece que son paliativos porque no resuelven el problema principal: que la plataforma es inestable”, remarca.
La Municipalidad de Lima le ofreció disculpas y apoyo para su recuperación. “El alcalde me llamó y me contactó con alguien de su área médica”, cuenta Díaz.
La noche del último miércoles decenas de ciclistas realizaron un plantón en el Parque Kennedy de Miraflores para brindarle su apoyo a Díaz y pedir respeto en las calles.