ROXANA SILVA SOLOGUREN
Rosa era una chica feliz. Amaba a su familia, a su trabajo y tenía muchos sueños por cumplir. Siempre lucía sonriente y vivía en su propio mundo. Rosa ha cambiado mucho en los últimos meses. Ya no es la muchacha llena de energía y vitalidad, que siempre organizaba las reuniones de los viernes. Ahora luce cansada, habla poco, ha subido de peso y, lo que es peor, nada la motiva. Lo único que la ilusiona es que llegue el fin de semana para descansar.
Rosa es una de los 1,2 millones de peruanos que sufre de algún trastorno de ansiedad, provocado por un fuerte cuadro de estrés. De acuerdo con los últimos reportes del Ministerio de Salud (Minsa), esta cifra equivale al 5,9% de los adultos mayores de 18 años que padece de algún nivel de angustia por estrés. Es decir, casi el equivalente a toda la población de Áncash.
Yuri Cutipé Cárdenas, director de Salud Mental del Minsa, advierte que cuando una persona vive tensa y experimenta una serie de síntomas físicos y mentales como dolor de cabeza, sueño fraccionado, taquicardias, cansancio crónico e inestabilidad emocional, no solo corre el riesgo de desarrollar múltiples patologías, sino que hasta puede morir por culpa de un infarto al corazón o de un accidente cerebrovascular.
Si bien el estrés es un fenómeno físico y emocional natural del ser humano, que le permite desarrollar mecanismos para afrontar situaciones imprevistas de la vida cotidiana, cuando se convierte en un estado permanente y sobrepasa los límites considerados normales, se convierte en un asesino silencioso. Ello, porque puede desencadenar diversos trastornos de ansiedad, siendo los más frecuentes ataques de pánico, comportamientos obsesivos compulsivos, angustia generalizada y todo tipo de fobias.
Aquí radica la importancia de recibir un diagnóstico precoz y un tratamiento oportuno. “Cuando se vuelve un mal crónico, el paciente necesitará por lo menos un año de terapia psicológica y de medicación para recuperarse”, precisa Cutipé Cárdenas, tras anunciar que el próximo año el Minsa contará con un nuevo programa de control y de prevención de salud mental.
HERENCIA FAMILIAR
Martina Gómez, del Centro de Terapias Alternativas y de Antienvejecimiento, precisa que, aunque una persona puede haber nacido con cierta predisposición genética para tensionarse con facilidad, o tolerar niveles más intensos de estrés, el entorno juega un papel importante para evitar que la situación empeore.
“Los padres deben enseñarles a sus hijos desde pequeños a manejar situaciones que les causen ansiedad. Así, cuando sean adultos no tendrán problemas para soportar fuertes cargas emocionales”, detalla. Gómez añade que cuando el ser humano tiene una buena autoestima adquiere también mayor tolerancia a las dificultades, conflictos o cualquier apuro que se le presente.
Al respecto, las estadísticas también son adversas. Estudios recientes advierten que el 5% de niños, entre los 6 y 10 años, tiene una fobia específica, mientras que el 2,3% sufre de ansiedad por separación. En ambos casos, el detonante para el estrés es un factor externo o un conflicto familiar, que incide en la falta de autoestima.
“El estrés bien encaminado puede motivarnos a cumplir metas y objetivos, solo hay que saber manejarlo. ¿Cómo? Aprendiendo técnicas de relajación, a enfrentar los problemas sin agobiarnos y teniendo un estilo de vida saludable”, concluye la especialista.
¿CÓMO COMBATIR LA ANSIEDAD?
En ocasiones, los conflictos familiares, el exceso de trabajo y las responsabilidades económicas conllevan a un estado de angustia continuo. Sin embargo, aprender a manejar las tensiones diarias y situaciones adversas no es tan complicado. La terapeuta conductual Liliana Díaz Díaz y la especialista en terapias alternativas Martina Gómez brindan algunos consejos.
1. Conózcase a sí mismo. Identifique cuáles son sus fortalezas y debilidades. Pregúntese qué cosas le producen ansiedad y qué hace para mantenerse tranquilo y relajado.
2. No sea negativo. Mire las dos caras de la moneda. Todos los días ocurren cosas positivas a su alrededor, solo debe fijarse en ellas.
3. Tómese unas vacaciones. Si escapa a su presupuesto, organice un viaje de un día y relájese. El cambio de ambiente le caerá bien.
4. Póngase metas realistas: Roma no se construyó en un día. Escriba una lista de prioridades. Así se resista a creerlo, ser multifuncional altera los nervios. Si tiene muchos pendientes, diseñe un horario para cumplir sus tareas.
5. Planee actividades que lo hagan feliz. Vuelva a practicar su pasatiempo favorito, pase tiempo al aire libre u organice una salida familiar.
6. Sea flexible. Las cosas no siempre salen como uno las planea. Ponga de su parte y adáptese. Verá que todo es más simple de solucionar.
7. Deje de fumar. La nicotina genera una fuerte adicción. Dejar de fumar reduce con el tiempo la ansiedad y la irritabilidad.
8. Ríase. Alquile o vea una película divertida. Después de unos cuantos minutos se sentirá relajado y hasta dormirá mejor.
9. Ejercítese 30 minutos al día para liberar endorfinas. Su humor mejorará y podrá disipar su mente.
10. Disfrute de las cosas simples. Mire el atardecer, tómese un café con un amigo, escuche su música preferida o lea.
11. Duerma por lo menos siete horas diarias.
12. Cuando esté a punto de estallar, respire profundamente. Repita el ejercicio hasta calmarse, así sean necesarios varios minutos.