Visión entre nubes del imponente Misti en imagen de fines de la década del 20. Investigación de Jorge Villacorta y Andrés Garay nos devuelve a un fotógrafo absolutamente distinto en la tradición de la fotografía arequipeña. (FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)
Visión entre nubes del imponente Misti en imagen de fines de la década del 20. Investigación de Jorge Villacorta y Andrés Garay nos devuelve a un fotógrafo absolutamente distinto en la tradición de la fotografía arequipeña. (FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)
Enrique Planas

La gente se sorprendía al verle tomar fotos del cielo sobre el Misti desde el mirador de su casa en la calle San Juan de Dios, en el centro de , sin nunca cambiar el encuadre. Y al salir a su residencia campestre en Tingo, en la campiña arequipeña, solía registrar el paisajes de forma sumamente similar, siempre desde lo alto de la casa. Entre techo y techo, el fotógrafo Guillermo Montesinos Pastor (1877-1925) no recorrió más allá de un radio de 6 kilómetros.

De aquella fama extraña se hizo eco el periodista Luis Jochamowitz en su libro “Vladimiro, vida y tiempos de un corruptor” (2001), donde consigna al abuelo del protervo asesor presidencial como un excéntrico fotógrafo de nubes, que logró imágenes cada cual más aburrida que la otra, según decían sus contemporáneos.

Así describe el diario español El País el libro “Guillermo Montesinos Pastor. Fotografía 1916-1924″, seleccionado para su lista “″:

“Desde principios del siglo XX, el virtuoso chelista Guillermo Montesinos Pastor fue una destacada figura de la vida intelectual y artística de Arequipa. Descubre la fotografía en la década de los diez y se dedica a ella con fervor y una mirada próxima a su contemporáneo norteamericano Alfred Stieglitz, pues ambos procuran cautivar metódicamente cielos nublados, repartidos entre masas oscuras y luminosas. La obra de Montesinos fue objeto de una magna exposición organizada por Jorge Villacorta y Andrés Garay en 2014 para la segunda bienal de fotografía de Lima.”

Retrato de Guillermo Montesinos Pastor en Lima, en 1916. (ARCHIVO FAMILIA MONTESINOS)
Retrato de Guillermo Montesinos Pastor en Lima, en 1916. (ARCHIVO FAMILIA MONTESINOS)

Salirse del centro

Pero la palabra excéntrico tiene diferentes acepciones. Habla de la persona extravagante o estrafalaria, pero también del creador que elige una posición lateral, periférica, lejos del centro. En efecto, Guillermo Montesinos Pastor es un creador de imágenes inesperadas, ajenas a los cánones de la fotografía profesional artística de su época.

Esta es la ubicación que le asignan los investigadores Jorge Villacorta y Andrés Garay en “Guillermo Montesinos Pastor: Fotografía (1916-1924)” precioso libro que recupera los paisajes del fotógrafo arequipeño realizados en el periodo durante el cual practicó la fotografía en su ciudad. Si en la historia de la fotografía en Arequipa los nombres de Emilio Díaz, Max T. Vargas o los hermanos Carlos y Miguel Vargas se encuentran en el foco de atención, este músico y fotógrafo aficionado toca una nota distinta.

Visión del Misti (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)
Visión del Misti (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)

Aparentemente, sus imágenes repiten el encuadre del Misti, la ciudad, el cielo monócromo, los mismos troncos y canales por donde corre el agua. Sin embargo, como decía Heráclito, ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces. Tras la aparente semejanza, Montesinos Pastor registra las variaciones casi musicales de la luz del día, desde que despunta el alba hasta la llegada del crepúsculo, o el paso de las estaciones, capturando el matiz del agua cargada en el verano o cristalina cuando no es temporada de lluvias. Observa el mundo siguiendo un ordenado esquema para descubrir diferentes armonías, por más mínimas que estas parezcan.

Eximio ejecutante del violonchelo, figura prominente de la escena musical tanto arequipeña como limeña, para el crítico Villacorta quizás el intérprete pensó la fotografía como compositor musical. Como si trasladara a la imagen las intenciones de la música programática, aquella que tenía por objetivo sugerir ideas e imágenes en la mente del oyente, y que tiene en las Cuatro Estaciones de Vivaldi su mejor ejemplo.

Visión del cielo de Arequipa (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)
Visión del cielo de Arequipa (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)

En tiempos en que en los grandes salones de Europa se discutía la posibilidad de la fotografía como arte, en la cosmopolita Arequipa, este artista aficionado hacía composiciones con sus fotografías más representativas sobre paneles fabricados por él mismo, que colgaba en los salones de su casa para compartirlas con su círculo más íntimo, o ante el público entendido que asistía a las exposiciones del Centro Artístico de Arequipa.

Como advierte Garay, no ser un fotógrafo profesional es clave para entender a un artista libre de preocupaciones asociadas a la venta de su trabajo. Sin duda, ello resulta liberador para su creatividad y le da libertad para experimentar con las formas hasta alcanzar la abstracción.

Interior de la casa de Montesinos Pastor (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)
Interior de la casa de Montesinos Pastor (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)

El descubrimiento

Un aspecto que nos permite considerar la divulgación de la obra de Montesinos Pastor como un hecho excepcional tiene que ver con el extraordinario estado de conservación del material. Logro alcanzado no solo por el buen clima arequipeño, sino especialmente por el amor puesto por sus descendientes para mantener intacto su legado.

Imagen de la campiña arequipeña (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)
Imagen de la campiña arequipeña (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)

Ya en 1994, el poeta Alonso Ruiz Rosas le insistía a Jorge Villacorta que en su interés por investigar la historia de la fotografía en Arequipa, no podía dejar de lado la obra de Emilio Díaz ni la de Montesinos Pastor, cuyas imágenes del cielo siempre le resultaron al poeta provocadoramente extrañas.

No fue hasta enero del 2013 cuando, por invitación de los hermanos Alfonso y Sebastián Montesinos Belón, Villacorta y Garay llegaron a investigar en el archivo del abuelo. Acostumbrados a descubrir acervos canibalizados o en pésimas condiciones, para los investigadores fue casi una epifanía hallar un legado impecable, en el mismo estado en lo encontrara el senador Alfonso Montesinos, hijo del artista, quien adquirió una casa en Yanahuara en 1955 para conservar todo el archivo.

Niño en la campiña arequipeña. (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)
Niño en la campiña arequipeña. (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)

En la llamada Casa Encantada, una construcción de techos abovedados, construida en el siglo XVIII toda en sillar, aún se conservan los muebles centenarios, esculturas en mármol y cuadros que Montesinos Pastor registrara en sus imágenes, e incluso el mirador de la antigua casa en la calle San Juan de Dios donde Montesinos Pastor fijaba su cámara mirando el cielo, reconstruido sobre el techo de la casa de sus descendientes. Para los investigadores, todos aquellos elementos insuflaban de vida aquellas imágenes sepias.

Como explica Garay, al valor del hallazgo de las fotografías se suma la copiosa documentación familiar que les ha permitido a los investigadores comprender en profundidad el proyecto creativo de Montesinos Pastor. “Su archivo es un portal que permite introducirte a su obra, pero también a toda la fotografía arequipeña de su tiempo”, señala.

Imagen de la campiña arequipeña (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)
Imagen de la campiña arequipeña (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)

Son cerca de un millar de negativos, en placas de vidrio y película de acetato, además de una notable colección de fotografías vintage procesadas por el propio autor. Variaciones sutiles de sus obsesiones: la campiña arequipeña, el cielo sobre el Misti y la Ciudad Blanca, los interiores de su regia residencia cuyos ornamentos parecen envolver al espectador.

La nota que faltaba

Un siglo después, volver a apreciar estas imágenes es un hallazgo notable, pues como afirma el Jorge Villacorta, se comprueba ahora que un poeta como José María Eguren no estaba solo en su tarea como fotógrafo de vanguardia. “La manera en que Montesinos Pastor se relaciona con la fotografía, definitivamente, tiene más que ver con la poesía y la música”, afirma. Poesía simbolista como la de Paul Verlaine, que privilegió el valor puramente musical de la palabra, una arte poética en que la música de los conceptos era acompañada por la música verbal.

Dice Villacorta: “Había un impulso que le estaba faltando a la historia de la fotografía peruana, y que mezcla el trabajo de aficionados serios como Eguren y Montesinos Pastor con profesionales como los tan teatrales hermanos Vargas. Ese impulso tiene que ver con Colónida”.

Visión del Misti (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)
Visión del Misti (ca. 1916 - 1924) FOTO: Guillermo Montesinos Pastor)

Hablamos del movimiento literario liderado por Abraham Valdelomar surgido en el Perú en 1915 como respuesta al elitismo y nostalgia colonial de la literatura académica de entonces, y que supuso el tránsito del modernismo al vanguardismo. Su influyente revista llegaba a Arequipa distribuida puntualmente desde el estudio fotográfico de los hermanos Vargas.

Con todas estas claves y conexiones, mirando las imágenes del Misti y sus cielos borroneados de Guillermo Montesinos Pastor, ya se puede entender el espíritu de los poemas de Emilio Adolfo Westphalen en su libro “Abolición de la muerte”, como aquel verso que dice: “No me oyes más leve que las hojas/Porque me he librado de todas las ramas...” En efecto, para Villacorta, los vínculos entre música, imagen y poesía era la pieza faltante en el rompecabezas de la fotografía peruana. “Nuestra vanguardia ha sido siempre una poética de las letras, pero ahora creo que podemos empezar a vislumbrar una vanguardia visual”, arriesga el especialista.

Montesinos Pastor representa la mirada del aficionado que asume su trabajo como una obra de autor. Eso puede verse en sus fotografías publicadas en la revista “Mundial”, a las que les imprime su sello en relieve. Su interés no es, a diferencia de sus colegas profesionales, documentar la realidad, sino crear fotografías donde prevalezcan sus propias intenciones como artista. Aquél a quien le bastan los seis kilómetros que separan dos casas para componer la carta esférica del mundo.

Portada del libro editado por el sello KWY.
Portada del libro editado por el sello KWY.


El libro

Título: “Guillermo Montesinos Pastor. Fotografía ( 1916-1924 )”.

Editores: Jorge Villacorta y Andrés Garay

Editorial: KWY

Páginas: 192

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ACLARACIONESPublicado originalmente el 6 de septiembre 2020. Noticia republicada a propósito de la lista de el diario español El País, donde se elige al libro como uno de los mejores del año 2020 en la categoría de fotografía.

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