ENRIQUE PLANAS

Niñas vestidas para su primera comunión. Novias a punto de subir al altar. Muchachitas a punto de ser presentadas en sociedad, vestidas del blanco que sugiere la pureza. Señoras con boas de plumas que exhiben sus mejores galas domingueras. Todas ellas damas de la burguesía arequipeña que, en las dos primeras décadas del siglo XX, pasaron por el solicitado estudio Díaz para perennizar su belleza. Curiosamente, solo la imagen de 27 mujeres que posaron para el lente de don Emilio Díaz han llegado hasta nosotros, una pequeña parte de un archivo perdido que el Centro de la Imagen ha logrado recuperar.

“Fotogenia y moda: retratos de Emilio Díaz 1900-1914”, exposición que desde mañana presenta la galería El Ojo Ajeno del Centro de la Imagen, nos lleva a una época en la que Arequipa era una ciudad conservadora y extrañamente cosmopolita, que consumía las modas de diversas capitales europeas. En sus retratos, el fotógrafo aplica su conocimiento de la luz y la pintura para ‘perder’ a su modelo dentro de una composición fotográfica que lo hereda todo de la pintura académica. “Su obsesión era amalgamar la realidad con los telones pintados de su estudio”, advierte Jorge Villacorta, curador de la muestra junto con Andrés Garay. “En esa obsesión, podríamos decir que Díaz roza la excentricidad. Pero no por eso es menos fascinante. Revela un alma de artista”, explica.

MUJERES DE UNA SOLA POSE En la conservadora Arequipa de hace un siglo, el espacio de la mujer estaba reservado al ámbito privado. Para ellas, el ocio creativo se limitaba a mirarse al espejo o posar ante un fotógrafo: acicalarse, vestirse, construir una imagen donde proyectar sus fantasías. Donde, por ejemplo, la muchacha que aún podía dejar ver sus tobillos dejara constancia de su presentación en sociedad como dama joven, de riguroso vestido largo.

La muestra “Fotogenia y moda: Retratos de Emilio Díaz 1900-1914” es, además de una exposición fascinante de retratos, la “presentación en sociedad” del Centro de Conservación de Imágenes, entidad del Centro de la Fotografía que acoge, protege e investiga parte de la colección entregada en comodato por Juan Mulder. Como explica Roberto Huarcaya, director de esta escuela, esta exposición empieza a hacer vivible uno de los proyectos más interesantes de la historiografía fotográfica del país.

“El área de conservación está en pleno proceso de equipamiento. La idea es empezar a generar, dentro del calendario de exposiciones de la galería El Ojo Ajeno, dos muestras al año de perfil histórico, vinculadas a los procesos de investigación que desarrollemos”, señala Huarcaya.

Estas 27 placas de vidrio rescatadas del olvido son un gran ejemplo de lo que busca hacer el Centro de Conservación de Imágenes. Jorge Villacorta recuerda cómo, antes de la existencia de esta institución, hubo intentos frustrados por adquirir una colección de mil placas negativas de Emilio Díaz que salieron a la venta, pero no se pudo concretar por falta de fondos.

El año pasado supo que todo ese material fue destruido por haber estado expuesto a la lluvia. Para Villacorta, el archivo de Emilio Díaz perdió valor social cuando la burguesía arequipeña fue migrando a Lima y se fueron desprendiendo del pasado visual que él conservaba en su estudio. Además, la irrupción de artistas como los famosos hermanos Vargas terminó opacando el trabajo de don Emilio.

Para el curador, el hallazgo de 27 placas negativas originales de Díaz, adquiridas de un anticuario arequipeño, es sumamente importante. “Pareciera que alguien se dio el trabajo de juntar todas estas imágenes de un grupo más grande. Es una selección desde 1901 hasta 1914, como un paquete servido en bandeja”, señala Villacorta.

En efecto, este pequeño corpus de imágenes es una excelente muestra de la moda arequipeña de entonces, como también de los diferentes telones pintados por el propio Díaz. “El conjunto se presta maravillosamente para cumplir cualquier propósito curatorial. La selección resulta un corte tangencial al trabajo en retrato de Díaz, algo que difícilmente podemos tener en las condiciones actuales, pues gran parte de su archivo conocido se ha perdido para siempre. De pronto, aparece este conjunto que sirve para entender su obra”, añade Villacorta.

TOMA NOTA Lugar: Galería El Ojo Ajeno. (Av. 28 de Julio 815, Miraflores). Inauguración: Miércoles 6 de noviembre. De lun. a vier. de 9 a.m. a 9 p.m. Sáb. de 9 a.m. a 5 p.m. Ingreso libre.