MELVYN ARCE RUIZ (@Estenopeica) Redacción Online
Juan José Benítez inició en el año 1984 la saga de “Caballo de Troya”, una serie de nueve tomos en donde novela la vida de Jesús de Nazaret. El libro, además de convertirlo en uno de los autores más vendidos en Hispanoamérica (se estima que la saga ha sido leída por más de 6 millones de personas en el mundo), le valió críticas por tocar un tema tan espinoso y por divulgar una serie de revelaciones tachadas de dudosas. El periodista español acaba de poner en venta El día del relámpago, el epílogo de esta saga, y llegó al Perú para presentarlo. A su paso por nuestra ciudad, a la que no venía desde hace cinco años, conversó con elcomercio.pe sobre algunos de los temas que más le apasionan: la ufología, la investigación y la religión.
¿Cuánto de su vida le ha dedicado a “Caballo de Troya? Casi la mitad.
¿Y por qué continuar? Porque sé que este libro, “El día del relámpago”, que tiene que ver con la saga de “Caballo de Troya”, implicará la publicación de otros dos libros más. Porque hay una información que yo recibí en un momento determinado y yo la quiero sacar completa. No me quiero guardar nada.
Usted ha dicho que para tener libertad hay que tener información y que a nosotros nos la han ocultado durante mucho tiempo y que esa es precisamente la razón por la que trabaja en libros como este, ¿cree que ya cumplido con ese propósito de quitarle la venda a muchas personas? Yo creo que en buena medida sí. Me queda todavía algo de información por sacar y la voy a sacar espero. Pero creo que mi papel fundamental desde el año 72, que es cuando yo empiezo a hablar de estos temas, está ya prácticamente hecho. Son ya 41 años al servicio de la investigación, de la difusión de estos temas y entiendo que ya estoy terminado. No he terminado todavía, pero ya casi.
¿Cuál diría que es la más grande mentira de la que ha sido víctima la humanidad? Hay muchas mentiras, pero yo creo que la más desagradable, la más nefasta de todas las mentiras han sido las religiones. Los mensajes de las iglesias, de todas porque no se salva ninguna, han sido nefastos, han sumido a la humanidad en la oscuridad, el miedo y la servidumbre moral y todavía se arrastra ese problema. Ya no hablo de Las cruzadas o la Inquisición española, sino en general de todo. Yo siempre aconsejo una cosa a la gente que me quiera oír: Si tienen ocasión y oportunidad, huyan de las religiones.
Pero hay mucha gente que ve la ufología, a la que usted se dedica, como un nuevo tipo de religión Sí, hay gente que confunde los términos y hace de la ufología una secta y una religión. Yo creo que no tiene nada que ver porque estudiar el fenómeno ovni es como estudiar las abejas o el movimiento de los icebergs o las plantas Hay que hacerlo con objetividad y con el método científico en la medida de lo posible porque el fenómeno ovni no se sujeta al método científico. Es un fenómeno que tiene su propia vida y entonces no hay manera. De la misma forma que en el laboratorio de la ciencia no puedes estudiar el dolor o la amargura o la belleza, pero existen.
¿Y entonces cuáles son las herramientas de ufólogo para llegar a una verdad? Son simples. Saber hablar con las personas, recoger testimonios exhaustivamente, tener mucha paciencia y una enorme capacidad de reflexión. Si hay huellas o rastros físicos, ponerlas en manos de los científicos y los técnicos para que sean ellos quienes decidan a qué puede pertenecer las huellas, por ejemplo, de una nave que baja en un campo y que hace una deshidratación completa de las plantas o cuando se captan los radares de civiles y militares o pruebas como fotografías y video. Todo eso hay que estudiarlo con mucha calma.
¿Usted cree en la ciencia? Antes consideraba que la ciencia tenía un gran papel que hacer y desarrollar en este tema del fenómeno ovni, pero ahora ya me da exactamente igual porque entiendo que la ciencia va por otro camino. Los científicos no aceptan el fenómeno ovni en general aunque hay muy honrosas excepciones. Pero eso a mí me trae sin cuidado. La ciencia durante la historia se ha equivocado permanentemente y ha tenido que rectificar permanentemente. Algún día la ciencia tendrá que reconocer que no se ocupó en este momento de este fenómeno y por lo tanto yo ahora prescindo en la medida de lo posible de la ciencia.
¿Qué le diría a los que ven lo que usted escribe historias de ficción y no de realidad como usted propone Pues me parece muy bien. Yo no discuto con nadie. Si alguien quiere considerar mis libros como ciencia ficción, estupendo.
Hay gente que lo disfruta más así Yo no pretendo convencer a nadie, no es mi campo. Yo me limito a exponer una serie de informaciones que recibo y cada cual que saque sus conclusiones. Yo no quiero convencer a nadie, entiendo que la gente, los lectores, la sociedad es lo suficientemente madura para entender qué es cierto y qué no lo es. Yo no tengo por qué estar discutiendo con nadie. Bastante hago con reunir la información.
Le han exigido que presente a sus fuentes, ¿por qué usted no lo hace? En el caso de los Caballos, como periodista yo no revelo nunca mis fuentes, además así lo prometí. En otros temas como, por ejemplo, casos del fenómeno ovni, no puedo revelar la fuente de un caso determinado mientras no pida autorización. Yo creo que el asunto está en si la persona que dice algo tiene credibilidad y yo creo que después de 40 años algo de credibilidad tengo.
¿Usted cree en Dios? Sí.
Todavía cree en Dios… Todavía no. Más que antes. Creo en el buen Dios, en el Padre, porque hay que concretar: hay muchos dioses con mayúsculas. Yo creo profundamente en él desde hace mucho tiempo, pero ahora lo hago de una manera mucho más consiente. Cuando yo era niño podía creer en Dios de una manera más automática, porque me lo habían enseñado. Ahora yo sé que no lo puedo comprender, pero que existe y no tiene nada que ver con lo que han contado las iglesias.
¿Cree en una vida después de la muerte? Sí, claro.
¿Un cielo, un infierno? No, el infierno no existe. El infierno es un invento de las iglesias para conseguir esclavizar moralmente a las personas. Durante siglos las iglesias han puesto allí el infierno para decir: “Si no cumples lo que yo requiero, irás al infierno”. Eso es chantaje. El infierno es un invento humano y el cielo tampoco es como nos lo han pintado. Después de la muerte hay una vida en la que ya no se muere nunca más y es una vida física, donde se va evolucionando sin morir hacia un estado que no podemos ni imaginar. De eso estoy absolutamente convencido y de que esa es la realidad no ésta.
¿Y los extraterrestres también pueden ir al cielo? Yo pienso que sí. Todas las criaturas del universo, todas. Probablemente, aunque no lo puedo saber, todas tienen el mismo fin: vivir una experiencia en el espacio y en el tiempo que este y después pasar a un lugar donde no existe el tiempo. Eso es difícil de imaginar porque tenemos una capacidad cerebral muy concretar y hacernos a otra idea es muy complicado.
Bueno, lo sabemos desde el colegio: materia, espacio y tiempo Yo creo que la clave de todo es desaprender. Tenemos que aprender a desaprender. Lo que nos han dado y dicho está casi todo contaminado de acuerdo a los intereses particulares y colectivos de quien sea, sean religiosos educativos o lo que sea. Tenemos que aprender a pensar por nosotros mismos y a seguir nuestra relación.
Usted fue católico, ¿cuál es su relación con la iglesia? Yo fui católico hasta el 2005. En mi página web figura un documento donde se me concede la libertad. Lo hice por coherencia. Me di cuenta que no podía pertenecer a una sociedad, a un club con el que no estoy de acuerdo. No puedo. Por ética. Abandoné la iglesia y me mandaron una carta diciéndome que estaba fuera, pero que podía volver cuando quisiera. Pero creo que no lo voy a hacer.
¿Cuál es el futuro de las religiones? Yo creo que cubren una etapa en el ciclo de la humanidad. Primero hubo una religión del miedo. La gente tenía miedo a los rayos, las tormentas y adoraban a la naturaleza, la luna, el sol, etc. Luego pasamos a la religión del dogma, que es la autoritaria, donde no hay salvación fuera de esa religión, donde se habla de pecados. Yo creo que algún día, y que ya estamos entrando allí, llegará la religión del espíritu, donde cada uno hace su propia búsqueda sin necesidad de acogerse a ninguna institución. Creo que ese es el camino que seguirá la humanidad y las religiones desaparecerán.
Suena anárquico No es que sea anarquía, creo que es un pensar por sí mismo. Yo sé lo que tengo que hacer para mi vida espiritual. Está bien que se aconseje a la gente, pero hay un momento en que se abusa, porque en la mente de todos está el Vaticano, porque no hablo de la iglesia de a pie que está peleando por llevar justicia e igualdad a aquellos pueblos perdidos y que realizan una batalla sublime, pero la cúpula del Vaticano o de cualquier otra religión es de ratas. Son multinacionales del dinero y del poder. Son ratas. No creen en Dios ni les importa.
Creer en Dios te libera de un sentimiento de vacío Prescindir de las religiones no significa prescindir de Dios. Dios no es religioso. Eso es algo que nos han querido inculcar. ¿Qué es Dios? ¿Musulmán, ¿budista?, ¿protestante? Dios no es nada de eso y está dentro de cada uno de nosotros. Si tú te acoges a lo que yo llamo la religión del espíritu, estás con él todo el tiempo. Dentro de ese marco serías probablemente mucho más feliz que teniendo que ajustarte a los mandamientos de alguien, que siempre son discutibles porque yo no creo que Jesús de Nazaret por una fórmula mágico-matemática aparezca en una hostia. Eso es propio de caníbales. Comerse a dios es propio de caníbales. Eso va contra todos los principios filosóficos del propio Jesús.
Usted ha dicho que su bautismo de fuego como investigador lo tuvo aquí en el Perú Sí, fue en el 74. Aquí es donde mi mente empieza a evolucionar, a abrirse a partir de lo que yo veo y oigo aquí. Hay un antes y un después del Perú para mí. Antes de que yo visitara este país, yo era un periodista profesional normal, que trabajaba en los temas habituales y normales. Cuando vengo al Perú y veo lo que veo, mi mente sufre un cambio y me centro más en otras cosas a las que antes no había prestado mucha atención. Yo me siento muy orgulloso de lo que me pasó aquí y por eso siempre estoy en deuda con el Perú.
En Planeta encantado, el programa de televisión que usted tuvo, le dedicó un capítulo al Perú. En particular a Nazca y Paracas y las Piedras de Ica de las que muchos han dado testimonio sobre su falsedad Siempre ha habido gente que dice que las piedras grabadas de Ica son hechas por la gente de Ocucaje y yo he visto cómo hacen algunas de ellas, algunas piedras pequeñas. Pero yo en el año 74 vi y fotografié piedras que podían pesar 2 toneladas, 1 tonelada y que tenían alto relieves y que no se podían ni mover del sitio y esas las vendían por 50 soles de entonces. Más o menos recuerdo que equivalían a un dólar. Nadie trabajaría tanto para vender una piedra que no puedes mover o llevar a ningún sitio por un dólar. No es cierto que todas las piedras grabadas de Ica sean falsas. Hay algunas que sí lo son, pero hay muchas otras que se conservan y que se están en la casa del Dr. Javier Cabrera, que son auténticas. Otra cuestión es que la ciencia no lo acepte, que los arqueólogos se rían y que el gobierno no haga nada para ayudar a ese museo. Es verdaderamente una pena porque sería, no solamente una contribución a la cultura, sino al incremento del turismo. En Europa ese tema se conoce mucho y hay gente que viene al Perú pensando en las piedras grabadas de Ica y el gobierno del Perú nunca ha hecho nada por ellas. Es realmente lamentable.
Esas piedras que usted dice que son auténticas Cuando yo digo auténticas quiero decir que no son de ahora. Pueden ser de la época de la conquista o anteriores a la conquista. Me cuesta mucho trabajo la idea de Javier Cabrera de que podían tener 65 millones de años. Eso me cuesta trabajo, pero me da igual que tengan 500 años. Alguien las ha hecho y no son de ahora. De hecho se han encontrado piedras más pequeñas en las tumbas y son tumbas que tienen 1,400 a 2 mil años.
Pero la importancia de esas piedras es su data. Que sean de la época pre-inca es lo que probaría lo que aseguran de que en esa época había quienes tenían, por ejemplo, la capacidad de volar. No me atrevo a decir que eso es falso. He visto tantas cosas que ya no me atrevo a juzgar nada. Lo que hay que hacer es investigar. Hace no mucho se hizo una investigación en España de unas piedras extraídas en un cerro de Ocucaje, que estaban recubiertas con un estrato blanco. Se analizó el estrato y arrojaba unas edades de entre 60 y 90 mil años. Esos son datos objetivos y científicos que son lo que tanto les gusta a los que me critican, pero a la hora de la verdad eso lo ignoran porque son personas mal intencionadas, no son verdaderos científicos. Cuando alguien encuentra un dato de esta naturaleza tiene que estudiarlo. Otra cuestión, repito, es que sean de 65 millones de años. Eso es más discutible. Pero los datos objetivos realizados en la Universidad de Madrid con termoluminiscencia que te arrojan una antigüedad de 60 a 90 años es muy importante y hay que considerarlo.
Muchas de estas postulaciones hacen que la gente lo vea como un loco A mí me han llamado de todo, pero yo me dedico a investigar y hacerlo sobre el terreno, pero lo que saco lo pongo a la luz y me puedo confundir por su puesto. Los que me critican son gente que está en el sillón de su casa con Internet. No me merecen mucha confianza, hay que jugarse la vida por allí en las carreteras para poder criticar lo que están haciendo otros.
¿Cómo le gustaría que lo recuerden? ¿Cree que la gente cambiara su percepción de usted así como alguna vez el mundo vio como un loco a Copérnico y ahora no? He llegado a un punto en el que me trae sin cuidado si me recuerdan o no. Yo he cumplido mi trabajo y cuando saque a la luz todo lo que me queda por sacar entenderé que ha terminado mi trabajo. (Con el tiempo) yo sería un señor que estuvo allí pegando tiros en el oeste americano durante muchos años, tratando de mostrarle a la sociedad que hay otras civilizaciones que están aquí y que vienen desde hace muchísimo tiempo, como han hecho otros investigadores que ya se han muerto y de los que yo he aprendido. ¿Quién se acuerda ahora de esos investigadores? Pues nos acordamos los cuatro que estamos en esto, pero ese no es el fin. Tú no tienes que hacer las cosas para que te recuerden, tienes que hacer las cosas para ti y divertirte con ello en la medida de lo posible y experimentar. Ese es el secreto de la vida: experimentar.