Acertar con el ganador del Premio Nobel puede ser una tarea muy difícil. Los criterios de la academia sueca suelen ser tan variados que rara vez las apuestas logran coincidir con el ganador. Lo curioso es que lo que sucede con las personas que siguen los premios, también llega a ocurrir con los nominados, quienes muchas veces, además de no saber que están entre los candidatos, tampoco se enteran a tiempo que han ganado. Aquí repasamos algunos casos.
ALICE MUNRO A la ganadora del Nobel de Literatura 2013 el anunció la tomó durmiendo. Eran las cuatro de la mañana en su natal Canadá y sería horas después que su hija le avisaría del premio. Ganaste, le dijo la mujer. ¿Qué he ganado?, fue la respuesta de la Nobel, que no se enteró de lo que ocurría porque tampoco contestó los llamados previos de la academia. Intentamos comunicarnos con Alice Munro para nuestra tradicional entrevista telefónica, pero sigue respondiéndonos su contestadora, escribieron los suecos en cuenta de Twitter.
DORIS LESSING Más sorprendida quedó la ganadora del Nobel de Literatura del 2007. Doris Lessing regresaba del hospital con su hijo cuando bajó del taxi y se encontró con un grupo de fotógrafos y camarógrafos en la puerta de su casa. Aunque ella pensaba que alguna tragedia había ocurrido cerca del lugar, un periodista se lo explicó rápidamente: ¿No has oído las noticias?. No, respondió ella. Has ganado el Nobel de Literatura, añadió el periodista que obtuvo un inmediato y gélido Oh, Dios por parte de la autora de El cuaderno dorado.
GÜNTER GRASS El ganador del Nobel de Literatura de 1999 estaba saliendo de su casa rumbo al dentista, cuando le dijeron que había ganado el premio. El autor de El tambor de hojalata cumplió con dar unas breves palabras de agradecimiento por el premio y luego continuar hacia la cita que ya estaba pactada.
REINHARD SELTEN Pero estos casos no solo se dan con los escritores. Al ganador del Nobel de Economía de 1994, el anuncio lo sorprendió en el supermercado. Cuando volví a mi casa había un montón de gente en la puerta y pensé: ¿Qué ha pasado?. Quizá algo malo ha ocurrido, ha entrado un ladrón o algo así, relató Selten, que recobró la calma cuando lo felicitaron por el premio. Selten tuvo que rogar que le dejaran guardar sus compras y ayudar a su esposa, que iba en silla de ruedas, a bajar del automóvil para responder las preguntas de la prensa.