Familia, trabajo y obsesiones: para el pintor Ramiro Llona, todo se confunde por estos días de Cuarentena. En su casa taller, el pintor muestra su más reciente trabajo sobre seda.
Familia, trabajo y obsesiones: para el pintor Ramiro Llona, todo se confunde por estos días de Cuarentena. En su casa taller, el pintor muestra su más reciente trabajo sobre seda.
Enrique Planas

Siempre salía muy temprano, cámara en mano, para captar los rincones vacíos de Barranco. Ahora, la cuarentena ha puesto entre paréntesis su trabajo de madrugador fotógrafo y lo que quedan son imágenes deshabitadas que terminaron siendo premonitorias. Al pintor Ramiro Llona le gustaría obtener un salvoconducto para continuar con su proyecto #barrancoapie, volver a salir para tomar fotos de la ciudad sin gente, sin movimiento vehicular. “La ciudad vacía, misteriosa, como la imaginamos, protagonista, espléndida”, comenta desde su encierro en su casa taller, acompañado por su familia. Las caminatas las ha cambiado por rutinas de estiramiento y ejercicios exigentes. “A mis 72 años, creo que estoy haciendo más deporte que nunca. Eso lo podemos entender como una forma de optimismo. La vida continúa”, comenta.

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