Parte de la exposición en el LUM: una doliente romería de campesinos con pendón bicolor por la calle Tarata.
Parte de la exposición en el LUM: una doliente romería de campesinos con pendón bicolor por la calle Tarata.
Czar Gutiérrez

¿Qué hacía usted en 1992? Claro, estaba frente al televisor cuando el insólito mandatario liquidó el equilibrio de poderes (5 de abril) y, con toda seguridad, recuerda por lo menos la oscilación de la luz –o acaso la onda expansiva– del vehículo que estalló en la calle Tarata (16 de julio). Sin duda, la captura del cabecilla senderista tiene que ser otro momento que resiste el olvido (12 de setiembre).

Mientras Europa consolidaba su unión firmando el Tratado de Maastricht, el año había empezado muy mal para el Perú: el 15 de febrero, Sendero Luminoso había asesinado salvajemente a María Elena Moyano y el 18 de diciembre el grupo Colina haría lo propio con Pedro Huilca. En el interín, la bomba del 5 de junio demolería las instalaciones de Canal 2 y el 18 de julio desaparecerían los estudiantes de La Cantuta. Luego vinieron las marchas por la paz en Miraflores y Villa El Salvador.

Veinticinco años después, 36 artistas gráficos, colectivos y activistas exponen igual número de grabados, ensayando una reflexión sobre los acontecimientos de ese malhadado año: “Resistencia visual 1992. Carpeta colaborativa” convoca a creadores especialmente sensibles al escalofriante asunto, compañeros de ruta en el rescate de la memoria.

Compraventa de congresistas en grabado de Miguel Det a lo Guamán Poma.
Compraventa de congresistas en grabado de Miguel Det a lo Guamán Poma.

—Nunca más—
“La muestra se inspira en un proyecto similar chileno a propósito de los 40 años del golpe de Estado. Hicieron afiches en serigrafía cuyo eje central era reflexionar sobre ese hecho desde el presente. La diferencia es que allá convocaron a organizaciones, nosotros lo hacemos con artistas y colectivos”, dice la curadora Karen Bernedo. Así, Liliana Ávalos, Rudolph Castro, Miguel Det, Carolina Estrada, Gabriela Flores, Jaime Higa, Natalia Iguiñiz o Elio Martucelli alternan con Las Insurgentes, Marte Supay, Amapolay o Comunespacio en una convocatoria hecha hace tres meses. Que no hayan tenido comunicación entre ellos tiñe el conjunto con particular singularidad.

Teniendo como eje central dos acontecimientos trascendentales –el autogolpe fujimorista y la captura del senderista, el fin de una guerra y probablemente el inicio de otra–, la muestra avanza a través de ese vacío que significaron las prematuras desapariciones de los dos dirigentes populares hasta encontrar un nuevo segmento de reflexión en el carro-bomba en Miraflores y el largo tránsito de una sociedad civil que busca justicia y verdad en los pétalos de una flor llamada cantuta.

Todo lo cual funciona como detonante de hechos no tan mediatizados: estudiantes universitarios desaparecidos en Huancayo, campesinos asesinados en El Santa, esterilizaciones forzadas, masacres en Huayao. Y calamidades sucedáneas, tipo corrupción generalizada, privatizaciones a mansalva, educación deplorable y prensa basura. Temas transversales que convocan denuncia, movilización y memoria. Concebida como una exhibición itinerante, pretende también servir como dispositivo multiplicador de procesos alternos, que empiezan por la indignación. Porque no otra cosa puede generar esa carpeta hace 25 años vacía o la doliente romería de campesinos con pendón bicolor por la calle Tarata. También en la portada periodística cubierta con restos carbonizados o en la fachada del Pentagonito como lugar de tortura. O en la lágrima espuria de una virgen que nunca lloró. Y si la memoria necesita nombres, fechas y lugares, en esta muestra encuentra un perfecto anclaje.

Otra de las obras que pueden verse en la muestra.
Otra de las obras que pueden verse en la muestra.

MÁS INFORMACIÓN
​Lugar: LUM – Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (Bajada San Martín 151, Miraflores). Horario: martes a domingo, de 10 a.m. a 6 p.m.

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