MARILIA PASTOR (@Altoalacensur)
La mujer en escena solo tiene preguntas. Se cuestiona sobre el proceso creativo, por el intercambio entre los actores y el público. En fin, ¿por qué el teatro? “Warum warum” (“Por qué, por qué”), obra del inglés Peter Brook, no busca responder estas inquietudes.
“Peter me propuso textos [de iniciadores del teatro contemporáneo como Vsévolod E. Meyerhold, Charles Dullin y también de Shakespeare] yo las traduje y creé conexiones entre ellos. Fuimos cruzando sus diferentes pensamientos sobre esta pregunta: por qué, por qué. Pero nada funciona en realidad. Así que la pregunta se mantiene. No hay respuestas son más las posibilidades que mostramos”, indica Miriam Goldschmidt, intérprete del montaje.
En el escenario, solo están la actriz alemana y un músico. Por única escenografía una silla y un cubo. La artista ve en esta simpleza de escena un paralelo con la falta de respuestas en el montaje. “En el comienzo no hay nada. De repente, un fantasma (el músico) entra en escena y empieza a dar vida a la pieza. Si hubiera más cosas, sería como que ya se tuviera explicaciones para todo. Por eso empieza de la nada. Poco a poco se llena de historias, textos, música”, añade la actriz.
Esta es la primera vez que se presenta un montaje de Brook en el Perú. Ella espera “abrir a las personas a la música y a la obra”, indica. Anteriormente, Goldsmith ha trabajado con Brook en otros montajes como “Timón de Atenas”, “Los Ik”, “Medida por medida” y “El Mahabharata”, entre otros.
El percusionista Francesco Agnello la acompaña en el escenario tocando un hang (mano en bernés), un instrumento de percusión elaborado con cinco diferentes metales.
TEATRO EXPERIMENTAL Goldsmith conoció a Brook en la década del 70. En esa época, el director inglés deseaba explorar la puesta escénica bajo una nueva estructura. Él se imaginaba en teatro que ponía constantemente a prueba la representación para estar siempre revitalizado. Para ello, creó su propio grupo teatral con el que recorrieron países de Asia, África y América, además de Francia. La actriz alemana fue la última, y la más joven, en integrarse a la compañía.
“Fue una experiencia increíble. Cruzamos desiertos, los jefes nos pedían tocar bajo los [árboles] baobab, bailamos con los niños. Nos dejaron entrar a su cultura y llevar nosotros la nuestra. Fue un intercambio. Nuestra meta era ir hacia lo desconocido”, recuerda la artista sobre este período.