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Jackman interpreta a Frank Tassone, superintendente de educación de la escuela pública Roslyn de Long Island, Nueva York. En el 2002, Tassone era el héroe de la comunidad, al haber llevado a la institución a ser la número cuatro del país. Sus alumnos ingresaban a las mejores universidades. Por ello, todo en la vida sonreía a Tassone y a la administradora (Allison Janney) de la escuela.

Pero Tassone es mucho más que un hombre sonriente. Es un personaje de gran complejidad y textura histriónica. De hecho, la película reconstruye el caso de estafa que protagonizó, junto con su colega de oficina, al mando del dinero de los contribuyentes. Quien fuera alguna vez un humilde profesor se había convertido en todo un dandy, con viajes en primera clase y todo tipo de lujos que no salían de su sueldo.

Cory Finley apela a un clasicismo que renueva con una plasmación visual enérgica e irónica, y, a la vez, llena de simbolismos premonitorios –como esa grieta en el techo de las dependencias del colegio–. Detrás de la luz y la cara triunfal, se ausculta una triste soledad: el drama de un hombre en el fondo gris, mediocre. Pero esa tristeza no solo se desprende del hombre. También de la sociedad a la que pertenece.

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De hecho, una de las virtudes del fi lme no solo es su guion –de Mike Makowsky, quien fuera alumno de Roslyn en la época de los acontecimientos–, uno que dosifica la información de una forma tan detallista como envolvente. También brilla ese retrato de las miserias e ilusiones que transparenta, además de Tassone, cada personaje que lo rodea; en lo que es, fi nalmente, otra desmitifi cación del “sueño americano”.

Como su protagonista, aunque con una sabiduría que este quizá solo pueda alcanzar luego del destape del escándalo, “Mala educación” es un filme engañoso. Aparenta ser simple y frío, pero en realidad es un desmontaje lleno de compasión. Tassone se descubre, capa tras capa –no era un viudo heterosexual ni un consejero desinteresado–: detrás de la crítica a la falsedad del antihéroe, hay una comprensión empática de su fracaso.

Más que en el juicio moral de un crimen, Finley nos involucra en consideraciones verdaderamente sutiles e inquietantes. En efecto, hay algo que no se ha notado, pero está allí como un subtexto demoledor: si el trabajador y culto superintendente Tassone transgrede la ley, es para obtener una vida que jamás obtendría como profesor. También en Estados Unidos, la carrera del docente de escuela pública está derruida y degradada.

“Mala educación” representa el triunfo de lo mejor del cine norteamericano. Sin necesitar ninguna pretenciosidad o paso “artístico” en falso. Es el triunfo de un estudio psicológico y social, desmadejado con una pericia tan empática como cruel. Jackman juega tanto con la performance escénica del hombre público como con la interioridad desarmada. En suma, un patetismo que es resultado de una comedia con fondo de tragedia. La prueba de su profundidad es que se hace difícil no tener compasión por él.

LA FICHA

Título original: “Bad Education”.

Género: biografía, comedia, drama.

País y año: EE.UU., 2020.

Director: Cory Finley

Actores: Hugh Jackman, Allison Janney, Geraldine Viswanathan, Alex Wolf

Calificación: ★★★ y ½ de 5

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