¿Recuerda la última vez que vio a Billy Crystal actuando en una película? Nosotros tampoco. Lo cual nunca dejó de ser una lástima, puesto que el comediante siempre fue uno de esos actores que le dan un plus a la película en la que participan. No sabemos si será su carisma o esa capacidad que tiene para siempre caer bien, pero lo cierto es que hemos extrañado al buen Billy. Por eso, queda tan solo festejar que lo veremos de nuevo en la gran pantalla desde mañana, con la película S.O.S. Familia en apuros (Mira una galería de fotos de la cinta aquí).

La carrera de Crystal comenzó donde empieza la carrera de los mejores comediantes de Estados Unidos: en Saturday Night Live (SNL), inagotable cantera de risas. Si bien ya había aparecido en la serie Soap (interpretando a unos de los primeros personajes abiertamente homosexuales de la historia de la televisión estadounidense), fue en el programa de sketches donde su rostro se hizo conocido. Inolvidables son sus parodias del conductor Fernando Lamas, y su frase You look marvelous (Luces maravilloso), que hasta hoy es parte de la cultura popular gringa.

El salto al cine era inevitable. Pero, a diferencia de muchos actores de SNL que pasan a la gran pantalla, el estilo de Crystal no era ese humor absurdo que tan bien supieron plasmar Dan Arkroyd, Chevy Chase, John Belushi y, posteriormente, Adam Sandler o Will Ferrell. Por el contrario, la sutileza siempre fue una de las características del buen Billy.

Ahí tenemos su imperdible papel en Cuando Harry encontró a Sally, una comedia romántica hecha y derecha, con un toque de esa melancolía que tiene Nueva York en invierno, como bien la ha mostrado el cine varias veces. O también en la graciosa City Slickers, en la que lo vemos como el típico neoyorquino que debe, de pronto, afrontar los retos que implica visitar el Lejano Oeste.

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