"Dunkerque" fue el mejor estreno en EE.UU. el fin de semana, al recaudar 50,5 millones de dólares.
"Dunkerque" fue el mejor estreno en EE.UU. el fin de semana, al recaudar 50,5 millones de dólares.
Juan Carlos Fangacio

No tiene como protagonistas a las siempre heroicas tropas estadounidenses. No trata sobre una victoria contundente, sino sobre una huida. Apenas contiene diálogos. Desde su premisa, “Dunkerque” o “Dunkirk” es una película bélica diferente. Su gestor es Christopher Nolan, el cineasta británico que parece haber encontrado una fórmula difícil de emular: dirigir tanques de taquilla que a la vez sean obras de culto, satisfacer al público y a la crítica por igual.

Y “Dunkerque” tiene varios otros méritos: por ejemplo, ser una película realista y de época luego de varias aproximaciones fantásticas (y a veces irregulares) de Nolan –la incursión onírica de “Inception”, los viajes siderales de “Interstellar”, la trilogía dedicada a “Batman”–. También lanzar al frente de batalla a un par de rostros nuevos como Fionn Whitehead y el ex One Direction Harry Styles (los de experiencia como Kenneth Branagh, Tom Hardy o Mark Rylance asumen roles secundarios) y salir bien librado. O construir su riqueza cinematográfica sobre la contención y la sobriedad, que no significa que pierda intensidad ni un solo segundo.

La cinta es una ficción inspirada en la famosa operación Dinamo, que en mayo de 1940, en plena Segunda Guerra Mundial, permitió el rescate de más de 300.000 soldados, en su mayoría ingleses, franceses y belgas, de las fuerzas del nazismo que los tenían sitiados. La ciudad portuaria de Dunkerque, en Francia, es el escenario de esta proeza de la evasión y la supervivencia. Porque a veces la esperanza solo se encuentra mirando al mar.

—El tiempo recobrado—
La estructura tripartita en que divide Nolan la película –el aire, el mar y la tierra– no es gratuita. El seguimiento de historias en estos tres planos no solo le permite apreciar distintos puntos de vista, sino que lo ayuda a dilatar los tiempos de acción, una de sus prácticas favoritas. Así como en “Inception” los hechos ocurrían a distintas velocidades, aquí el hundimiento de un barco de la Royal Navy puede ser una catástrofe subacuática desesperante o, visto desde los cielos, un lento y pesado colapso. Y las hazañas del aviador protagonizado por el casi mudo pero notable Tom Hardy son una lucha encarnizada dentro de la cabina, pero también una delicada coreografía aérea observada a la distancia.

Nolan, además, se las ingenia para dotar de una extraña belleza el desastre, y no a manera de una explotación de la violencia, sino como un abordaje áspero de la guerra. No por nada, uno de los aspectos claves de “Dunkerque” sea su banda sonora –a cargo del experimentado Hans Zimmer–, con sus incesantes tictacs que subrayan el concepto de la premura, el horror persecutorio del tiempo. Si hace unas semanas Nolan hizo noticia por renegar de Netflix (“No es más que una moda”, dijo), esta película parece darle la razón: “Dunkerque” es una película para sala, para sumergirse en la oscuridad, dejarse golpear por sus imágenes y agobiarse con sus bombardeos y repiqueteos.

—Al final de la escapada—
Pero volvamos a uno de los puntos más atípicos del filme. La celebración de una gesta evasiva, en la que escapar es la victoria, significa un interesante cuestionamiento al sentido del triunfo bélico. Desde los primeros minutos, en los que Nolan tira al espectador a la acción seca, se preponderan las escenas masivas, la uniformidad de las tropas arrinconadas en el muelle, anónimos apretujados entre sí. Es cierto que la narrativa implica figuras protagónicas, pero lo que pesa realmente es esa masa humana que disuelve las individualidades, que agrupa a los hombres a lo bestia y los convierte en cifras: mil, diez mil, cien mil muertos. ¿Y así dicen que existe la gloria para los caídos?
Es en esos extremos cuando la huida se desviste de cobardía y abraza la vida. O como dice la película: la supervivencia es la verdadera victoria. Porque aunque en el fragor la guerra no se entienda, la fuga también es una opción para los héroes.

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