Daniel Goya

Alguna vez el cineasta chileno Patricio Guzmán dijo que un país que no tiene cine documental era como una familia sin álbum familiar. Si eso es verdad, “” es un nuevo tomo de ese álbum familiar peruano, que aunque esté circunscrito dentro de la temática de los Juegos Panamericanos Lima 2019, no se trata de deportes, ni de puntos, ni de victorias, ni de medallas. Tampoco se trata de récords, o tiempos, o registros o distancias o posiciones. En palabras del actual presidente de Lima 2019, Alberto Valenzuela, “se trata del legado que dejan estos juegos y que esto a su vez construya una sociedad con mayores oportunidades”.

Al principio, el director del documental, Ricardo Maldonado, quien ha dirigido anteriormente el documental “Perú Nebraska” y las películas “Asu Mare” y “Asu Mare 2” tenía una idea: seguir a tres atletas, tres para atletas y tres trabajadores. Pero muy pronto la realidad obligó a cambiar los planes. “Empezamos siguiendo desde su preparación a deportistas que tú esperas que sean los que obtengan medallas, pero de pronto Samantha Bello se lesiona, Gonzalo Bezada es eliminado e Inés Melchor ni siquiera pudo participar. Decidimos contar la historia de una chef y tuvo que cerrar su restaurante. Entonces, nos dimos cuenta de que este documental era un paso más allá de lo deportivo. No era solamente sobre los juegos o la infraestructura. Pronto se convirtió en una metáfora del legado”, explica Maldonado.

La metáfora comenzó para Maldonado el día que ocurrió algo sorpresivo. El primer día de competencia a la surfista peruana María Fernanda Reyes se le rompió la tabla durante la primera ola de la competencia. Desde el primer momento Maldonado había apostado por Reyes. La había ido a grabar al aeropuerto, incluso durante meses la había grabado entrenando porque consideraba que con seguridad ganaría una medalla. “Ves eso y se te baja la presión. Ahora ¿qué va a pasar?, dije en ese momento. Pero tiempo después, durante la edición del documental te das cuenta de que es extraordinario. Y es justamente allí donde empieza la metáfora de la resiliencia y del día a día, y allí empezó a agarrar cuerpo y forma el documental, porque luego María Fernanda se clasificó en el repechaje a la final y consiguió la medalla de plata. Es una historia increíble”.

Más de 60 días de grabaciones, hasta cinco equipos de filmación en paralelo y el resultado fueron horas interminables de material que se han convertido en 88 minutos de un capítulo del que los peruanos pueden sentirse orgullosos.

LA CLAVE ES SOBREPONERSE

“Para Siempre” es un documental que no debió existir. Como tampoco debieron existir los juegos panamericanos para muchas personas. La resiliencia parece estar desde los orígenes más profundos de la historia de estos juegos. Como se recordará, a pocos meses de la fecha inaugural la duda sobre si el Perú podría cumplir con la organización de los juegos era enorme. Y más de un comentario sugería que era mejor destinar el presupuesto de los juegos a otros temas más urgentes.

No obstante, Lima 2019 organizó lo que el presidente de los Panam Sports Neven Ilic calificó como “los mejores juegos panamericanos de la historia”.

Había mucha desconfianza y hay que reconocer que no era una desconfianza gratuita. Los juegos deben organizarse en un periodo de seis años y nosotros los hicimos en tres”, comenta el director de comunicaciones de Lima 2019, Juan Antonio Silva, antes de informar que el documental será visto de forma gratuita en todo el Perú. “Queremos difundirlo en todo Lima, luego llegar a provincias, transmitirlo por señal abierta y finalmente subirlo a nuestras redes sociales para que todos los peruanos puedan verlo”, señala.

LAS IMÁGENES QUE GRITAN

“Para siempre” es un documental de detalles, de simbolismos y metáforas. Son imágenes poderosas que gritan a través de los colores, las texturas y el movimiento. Cada golpe de raqueta, cada lanzamiento, cada brazada y cada remada. Los colores rojo y blanco salpicados en la pantalla con milimétrica composición. El sudor, las manos y las piernas. Los saltos, los puños y los aplausos. Los gestos de triunfo y de revancha. Todo confluye para que el espectador se vea envuelto en las historias, historias de triunfo, pero también de pérdida, de frustración y de resiliencia. De entrega, sacrificio y amistad. Historias de un país que pide una nueva oportunidad.

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