'Rosa Mística, fragmentos de la melancolía' cuenta la vida y la significación de Santa Rosa de Lima, ícono importante de la cultura peruana y la personalidad más tempranamente globalizada de su historia (Foto: Tondero)
'Rosa Mística, fragmentos de la melancolía' cuenta la vida y la significación de Santa Rosa de Lima, ícono importante de la cultura peruana y la personalidad más tempranamente globalizada de su historia (Foto: Tondero)
Sebastián Pimentel

La santidad nunca estuvo reñida con el. Ahí está el hombre común, el anónimo de la ciudad moderna, cuya vida bien podría equipararse con la de un santo. Para muestra veamos “Europa 51” (1952), de Roberto Rossellini, con una Ingrid Bergman abandonando la comodidad burguesa para abrazar a los más necesitados. Pero también están las obras maestras dedicadas a santos consagrados por la Iglesia, como la “Thérèse” (1986) de Alain Cavalier, o el “Francisco, juglar de Dios” (1950), del mismo Rossellini.

El Perú, un país que cuenta con santos importantes, aún no ha podido conseguir un acercamiento fílmico interesante a esas figuras históricas. Empezando con Isabel Flores de Oliva, la conocida Rosa de Lima. Pues bien, esta es la versión, a cargo del director de “El bien esquivo” (2001), de la vida de la joven que vivió a fines del siglo XVI e inicios del XVII. Vida dedicada a los desvalidos y enfermos, además de la práctica de los ejercicios espirituales de la época, lo que le valió un posterior proceso de canonización que culminó en 1671.

Lamentablemente, hay muy poco que rescatar de la propuesta de Tamayo. No se han podido sortear los estereotipos más obvios. Lo que es una lástima, dado el reparto que tenía. Empezando con Fiorella Pennano. Actriz talentosa, pero esta vez muy mal conducida. Lo que es clave, dado su protagonismo casi exclusivo en todo el metraje. Vemos así un extenso catálogo de muecas, tembladeras, ceños fruncidos y ojos desorbitados, que semejan lo que más parece ser una posesión demoníaca que un rapto místico.

rosa mistica
rosa mistica

Otro problema del filme, bastante grave, es su afán de explicar todo lo que siente Rosa. Esta insistencia discursiva, verbosa, convierte a la adolescente Isabel en una muchacha sabihonda que arroja sus respuestas como si hubiera leído lo que tenía que decir. Además, resta interés a lo que habría podido comunicar su rostro. El personaje de Pennano se hace así forzado, de una rebeldía infantil, afectada, que además está llena de pedantería. Algo que está muy lejos de comunicarnos un sutil proceso interior, un camino de liberación.

En “Rosa mística” pasa lo que tanto temían los buenos directores y los buenos cinéfilos. Se traiciona el poder de la imagen. Además de largos y cansinos parlamentos que no dejan nada a la imaginación, vemos prolijas decoraciones, de estampita, casi fetiches de anticuario. Así, las tomas siguen a los discursos en una dinámica teatral, declamativa y muy solemne gracias a un órgano monocorde y grave, donde la narración olvida el uso de la elipsis, donde las imágenes pierden todo poder de sugerencia.

De las dos horas y veinte minutos que dura la cinta, quizá pueda tener algún interés la relación de Rosa con las autoridades eclesiales. Salvo sacerdotes caricaturescos y malignos como el que hace Bruno Odar, la evaluación que hacen algunos clérigos de la experiencia trascendente de la muchacha –donde destaca el personaje de Jorge Chiarella– tiene algo de duda bienintencionada, de intento de simpatizar. Junto a algunos claroscuros del fotógrafo Juan Durán, es lo más llamativo del filme. Por lo demás, persiste el esquema simplista donde Rosa se enfrenta a la incomprensión de su familia y de la sociedad.

También se presenta al demonio como un galán (Joaquín de Orbegoso) que se aparece en la noche, de voz impersonal. La madre de Rosa (Sofía Rocha), por su parte, es una villana que solo grita y se enfurece. Los hermanos parecen zombis con uno que otro cameo. Rosa, finalmente, le reclama a un sacerdote porque no la dejan estar sola, y le dice que la labor con los enfermos le quita tiempo para su experiencia mística. Tremendo personaje el de Tamayo. Ojalá algún día aparezca una santa peruana con un poquito más de humanidad.

Puntuación: 1/5
Género: Biografía, drama.
País y año: Perú, 2018.
Director: Augusto Tamayo.
Elenco: Fiorella Pennano, Miguel Iza, Sofía Rocha, Alberto Ísola.

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