Rosa Isabel Morffino en escena de "Juliana". (Foto: Grupo Chaski)
Rosa Isabel Morffino en escena de "Juliana". (Foto: Grupo Chaski)
Sebastián Pimentel

La década de los ochenta del siglo pasado —una de las más cruentas en lo social y económico para el Perú— no fue pródiga en títulos memorables para la filmografía nacional. La precaria situación del país permitió muy pocos destellos de calidad artística. Gracias a la restauración de “Juliana”, y su reestreno en algunas salas por estos días, no es descabellado decir que el Grupo Chaski aportó, por lo menos, un largometraje perdurable.

“Juliana” (1989) es la historia de una niña (Rosa Isabel Morffino) de 13 años que, harta de los maltratos de su padrastro —en el pobrísimo hogar donde vive junto a su madre—, decide huir e integrarse en la banda de niños que trabajan en la calle para el inescrupuloso don Pedro (Julio Vega). Para lograrlo, Juliana se corta el cabello y se disfraza de varón, ya que las niñas no podían ser admitidas en esa pandilla.

Un primer logro de este filme está en su concepto de cine de la calle, de aliento documental, que parte de escenarios urbanos naturales y actores no profesionales sacados del entorno que quiere representarse en la ficción. Son los preceptos del neorrealismo italiano y movimientos latinoamericanos como el nuevo cine brasilero de los años cincuenta y sesenta, que encarnaron cineastas como Nelson Pereira dos Santos.

El éxito de la interpretación personal de esta estética de la calle, por parte de los directores Fernando Espinoza y Alejandro Legaspi, está en su primera hora. Gracias a la cámara de Danny Gavidia, discretos e íntimos planos hacen el seguimiento de Juliana por el cementerio Presbítero Maestro, para luego instalarnos en el día a día de una familia muy humilde; en la que es la niña la que debe sufrir los peores maltratos y carencias.

La dirección de actores es notable, con una Rosa Isabel Morffino que logra conciliar tristeza, rabia y violencia, pero también alegría y ternura, y que lleva la película hacia una especie de celebración de la vida en medio de la desolación. La rigurosidad de los realizadores se aprecia en la manera de filmar el acto que decide la fuga de Juliana, hecho que solo podemos oír, y que debemos imaginar desde la mirada de la muchacha.

“Juliana” tiene la virtud de no maquillar la realidad, pero también de no buscar el morbo en sus miserias. En ese sentido, cuenta el logro de transmitir con empatía la perspectiva de los niños de la calle: se nota que este es un universo conocido por los realizadores, y que no se mira de forma exótica. Sin embargo, ya en la parte que tiene que ver con la pandilla de don Pedro, comienzan a surgir ciertos aspectos menos convincentes.



Un primer logro de este filme está en su concepto de cine de la calle, de aliento documental, que parte de escenarios urbanos naturales y actores no profesionales.

En un inicio, la presentación de la banda de niños funciona muy bien. El humor y los usos del habla callejera, la camaradería infantil, los trabajos en los que cantan en los micros están filmados con fluidez y frescura. Julio Vega también destaca como un Fagin (el vejo usurero de “Oliver Twist”) criollo, tan pendenciero como hilarante. El problema tiene que ver con el nudo argumental relacionado a la secreta identidad de Juliana.

Es cuando tiene que resolverse el conflicto que supone la verdad de la niña, que el realismo se cambia por algo que no termina de definirse. Hay una secuencia en que los niños hablan a la cámara, y todo se pone aleccionador. Parece que los realizadores dejan de confiar en las imágenes, apuran el relato y quieren dar ‘mensajes’. Lo que es una pena, porque “Juliana” estaba consolidando un estilo propio, lo que incluye una crítica de los prototipos de belleza y feminidad que ya veíamos en el excelente documental “Miss Universo en el Perú” (1982). Con todo y sus defectos, las virtudes pesan más en este filme inteligente y sensible, pero sobre todo noble y luminoso, treinta años después de su estreno.

LA FICHA

Género: drama.

País y año: Perú, 1989.

Director: Fernando Espinoza y Alejandro Legaspi.

Actores: Rosa Isabel Morffino, Edward Centeno, David Zúñiga, Julio Vega, Maritza Gutti, Guillermo Esqueche.

Calificación: ★★★.


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