El helicóptero en el que viajaba la leyenda de la NBA se estrelló esta mañana en las afueras de Los Ángeles. Junto a él murieron otras 4 personas, incluida su hija de 13 años. (AFP)
El helicóptero en el que viajaba la leyenda de la NBA se estrelló esta mañana en las afueras de Los Ángeles. Junto a él murieron otras 4 personas, incluida su hija de 13 años. (AFP)
/ GREG BAKER
Daniel Goya

estaba acostumbrado a hacer que las cosas pasen, a ser el protagonista de su propio destino, a jugar para ganar. Tantas veces fueron necesarios sus saltos, sus cálculos, su agilidad y su determinación para ser el mejor, para que su equipo gane. Pero la noche del 4 de marzo de 2018 ya nada dependía de él, para ganar no eran necesarios sus regates, sus pases, su velocidad o concentración. Esa noche su victoria dependía de otros y eso debió ser realmente difícil. Tal vez por eso, durante sus declaraciones luego de ganar el premio Oscar a Mejor Cortometraje Animado, dijo que lo que sentía era más intenso que ganar un campeonato de la NBA. Los miembros de la Academia, aficionados al básquet o no, seguidores de los Lakers o no, reconocieron que Bryant era también el mejor fuera de las canchas.

Para ganar, “Querido básquetbol”, el corto que produjo, escribió, protagonizó Kobe Bryant, venció a otros cortometrajes como “Garden Party”, una historia que transcurre en una casa opulenta y abandonada, donde un par de anfibios exploran los alrededores y se dejan llevar por sus instintos primarios. También compitió “Lou”, un corto de Pixar que cuenta cómo un ser hecho de los objetos perdidos de una guardería le da una lección a un ladrón de juguetes.

Esa noche del 4 de marzo del 2018 parte del elenco de la nueva trilogía de Star Wars era el elegido para entregar el premio a Mejor Cortometraje Animado. Luego de anunciar a los nominados, Mark Hamill, abrió el sobre y dijo a modo de broma “que no diga “La la land”, que no diga “La la land””, como referencia al error que había sorprendido a todo el mundo un año antes cuando se anunció el premio a Mejor Película. Para anunciar a los ganadores Hamill ni siquiera debió decir el apellido del ex basquetbolista. Solo dijo Kobe y eso era suficiente. Todo el mundo sabía quién era Kobe. Eso pasa cuando eres una leyenda.

Lo primero que hizo Kobe Bryant fue voltear a su derecha, allí estaba su esposa. La besó. Se levantó de su silla evidenciando sus casi dos metros de altura y se llevó la mano izquierda a la boca en señal de sorpresa, la leyenda no tenía palabras. Llegó al pasillo donde esperó a que llegara el director del corto, Glen Keane, quien lo seguía muy cerca. Chocó su mano y chocaron sus cuerpos como si hubieran anotado con un lanzamiento de tres puntos. Kobe se cerró el saco y volvió a llevarse una mano a la boca. Cuando le tocó hablar dijo “Solo soy un jugador de básquetbol que se supondría que debería quedarse callado pero estoy encantado de poder hacer algo más que eso”. Agradeció a la Academia, a John Williams por encargarse de la música del corto, a los miembros de la producción y a su esposa e hijas.

“Cuando escribes estas en un profundo contacto contigo mismo, con tus miedos e inseguridades. Te entiendes mejor”, dijo el ganador del Oscar durante la conferencia de prensa después de recibir la estatuilla. También contó una anécdota: cuando John Williams leyó lo que Kobe había escrito como guion le dijo “es guion un poco corto, mejor dame algo más largo”, cosa que Kobe tomó con mucho humor, porque no podía inventar más palabras, porque todo lo que había escrito era su despedida del deporte, no era nada creado, eran sus sentimientos y una genuina carta de amor al básquetbol.

En el siguiente video se puede ver el cortometraje subtitulado con el que Bryant ganó el Oscar

A continuación, presentamos el texto que escribió Kobe Bryant para su corto, el mismo que fue publicado como su adiós al deporte que le dio todo y que sirvió como guion para el corto que le dio el Oscar.

Querido básquetbol,

Desde el momento en el que empecé a ponerme las medias de jugar de mi padre, disparando mi imaginación con tiros ganadores en el Great Western Forum, supe que una cosa era verdad: quedé enamorado de ti. Un amor muy profundo al que le entregué todo, desde mi mente y mi cuerpo hasta el alma y el espíritu.

Siendo un niño de seis años, profundamente enamorado de ti, nunca vi el final del túnel, solo me veía a mí mismo corriendo para salir de uno. Y corrí, corrí hacia arriba y abajo de cada cancha, después de cada balón perdido, por ti. Exigiste mi empuje, te di mi corazón, porque eso vino con mucho más.

Atravesé el sudor y el dolor, no porque el desafío me llamase, sino porque tú me llamaste. Hice todo por ti, porque eso es lo que haces cuando alguien te hace sentir tan vivo como tú me has hecho sentir.

Concediste a un pequeño niño de seis años su sueño Laker, y siempre te amaré por ello. Pero no puedo amarte de manera tan obsesiva por mucho más tiempo. Esta temporada es lo último que tengo que dar. Mi corazón puede atajar los golpes, mi mente puede lidiar con la dura rutina, pero mi cuerpo sabe que es tiempo de decir adiós.

Y eso está bien. Estoy listo para dejarte ir. Quiero que lo sepas para que ambos podamos saborear cada momento que dejamos juntos. Los buenos y los malos. Nos hemos dado todo lo que tenemos mutuamente.

Y los dos sabemos que no importa lo que haga después, siempre seré ese niño con las medias y los cubos de basura en la esquina: "5 segundos en el reloj, balón en mis manos 5. 4. 3. 2. 1"

Siempre te amaré,

Kobe

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