"Ma" fue dirigida por Tate Taylor. (Foto: Difusión)
"Ma" fue dirigida por Tate Taylor. (Foto: Difusión)
Sebastián Pimentel

es una adolescente norteamericana típica. Quizá algo más tímida que las demás. Ella y Erica (Juliette Lewis), su madre, llegan a uno de esos condados pequeños y algo anónimos del país de Donald Trump. Mientras Erica trabaja como mesera en un casino, Maggie debe integrarse a la nueva escuela. Hasta que es admitida en un grupo de chicos cuya mayor diversión es conseguir algo de licor para salir de la rutina.

Ese es solo el preámbulo de este ‘thriller’ de fondo social interracial, producido por el estudio Blumhouse –el de cintas tan interesantes como “Huye” y “El infiltrado del KKKlan”– y dirigido por Tate Taylor –“Historias cruzadas”–. Y es que la verdadera trama comienza cuando aparece en la pantalla Octavia Spencer, una de las mejores actrices del Hollywood de hoy, quien interpreta a la asistente veterinaria llamada Sue Ann.

Pues bien, tardará muy poco para que Sue Ann se convierta en ‘Ma’, amable mujer algo subida de peso y, a la vez, bastante ocurrente. Ella es la única que acepta comprar cervezas y otros alcoholes prohibidos para estos colegiales alborotados y con ganas de portarse mal. Así, mientras la película no deja de centrarse en las correrías juveniles de Maggie y sus amigas, poco a poco va tomando más relevancia la figura de Sue Ann.

Lo interesante de “Ma” es que establece un juego de poderes que involucra a todos los estratos de ese pueblito anodino, donde ningún escenario o paisaje llama a las ganas de estar lúcido. El guion de Scotty Landes crea una tensión salpicada de humor e ironía, donde Sue Ann es usada por los amigos de Maggie para, luego, convertirse en una de esas criaturas fílmicas de caras múltiples y pretensiones veladas que no dejan nunca de sorprender.

Spencer compone a un personaje hermético, gracioso, inteligente, seductor y cruel. Es como una versión femenina del Norman Bates de “Psicosis” (Hitchcock, 1960), pero mezclada con mucho del delirio y el carácter férreo de la Kathy Bates de “Misery” (1990) de Rob Reiner. A eso hay que sumar esa muy consciente destrucción de cierto estereotipo de la mujer afroamericana como víctima perpetua de la mayoría blanca.

Como Bates, Sue Ann hace de su casa una trampa, y arma fiestas llenas de música pop y new wave de los años ochenta –no pocos han sabido identificar mucho del romanticismo de las películas de John Hughes en el grupo de colegiales–. Y, también como Bates, esta mujer de gran capacidad manipuladora esconde a un ser querido de la vista de los demás, otro de los misterios hitchcockianos del filme. 

Felizmente, Taylor ha sabido también despojarse de las coartadas complacientes de su “Historias cruzadas” (2011) –donde la alianza espiritual entre la joven blanca y las sirvientas negras tiene una redención final respecto a la histórica maldición racista del sur–. Aquí, el racismo no puede morir: pervive en los recuerdos de Sue Ann, en punzantes ‘flashbacks’ que muestran el abuso que sufrió de niña y que envuelve a todo el pueblo.

“Ma” tiene también algunos defectos: las distintas subtramas que acompañan la historia principal convergen de una manera algo exagerada. Sin embargo, Taylor llega a entender que no hay espacio para las medias tintas en la vida de su antiheroína. Porque si los adultos del pueblo guardan pecados perversos, hay alguien más que devolverá esa maldad con un grado mucho mayor de horror y locura: justicia poética, si bien bastante predecible, también muy coherente respecto al diseño del personaje. Y, por supuesto, lo mejor del filme le debe muchísimo, casi todo, al lucimiento artístico de la actriz que construye un ser monstruoso y genial: Octavia Spencer. No la olvidaremos por un buen tiempo.

AL DETALLE:
Título original: “Ma”.
Género: thriller, horror.
País: Estados Unidos, 2019.
Director: Tate Taylor.
Reparto: Octavia Spencer, Diana Silvers, Juliette Lewis.
Puntaje: 3.5 / 5

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