Rodó su última película hace casi 40 años, pero Sara Montiel, quien falleció hoy a los 85 años, mantuvo hasta el final su halo de diva glamourosa, ese que la convirtió en sex-symbol del cine mundial de los 50 y 60.
Su llamativa belleza fue siempre objeto de deseo y admiración. Representa la inspiración máxima de un erotismo tranquilizador, dijo de ella el escritor español Terenci Moix, quien la apodó la Mae West española.
Estoy indignada con mi belleza, relató ella en alguna ocasión. Qué handicap tengo yo, coño, por la belleza física; porque la crítica decía siempre que era preciosísima y nada de mi actuación, defendía la artista, cuyos rasgos no solo enamoraron al espectador.
HEMINGWAY Y SUS OTROS AMORES Figuras como el escritor Ernest Hemingway quien le enseñó a fumar habanos de la forma sensual con la que luego cantaría fumando espero al hombre que yo quiero formaron parte de un haber sentimental plagado de conquistas: el dramaturgo Miguel Mihura, quien le enseñó a leer y con quien ella se quiso casar, el poeta León Felipe, el Premio Nobel de Medicina Severo Ochoa
El director Anthony Mann, el productor José Vicente Ramírez Olalla y su gran amor, el fallecido industrial Pepe Tous con quien adoptó a sus hijos Thais y Zeus, fueron sus maridos.
El más reciente fue el cubano Tony Hernández, 43 años más joven que ella y con el que se casó por lo civil en octubre de 2002, un enlace que para muchos fue montaje y que la llevó a las páginas de la prensa rosa y a los programas del corazón.
Pero aunque Saritísima estuviera a partir de ahí en boga por el polémico matrimonio que terminó en ruptura sonada, con trapos sucios al aire en platós de televisión, y por las discusiones sobre sus liftings y operaciones estéticas, durante un buen tiempo, la era dorada de la actriz, lo estuvo por la calidad de sus muchas películas.
SARITA Y EL CINE Medio centenar de films hicieron merecedora de importantes premios a aquella española de ojos rasgados, pelo oscuro, labios carnosos y figura sensual que con veinte años emigró a México y triunfó en Hollywood.
‘Varietés’, ‘La violetera’ y ‘El último cuplé’ son mis tres mejores películas. No lo digo yo, lo dice (el director Francis Ford) Coppola, defendió ella en alguna ocasión.
Nació con el nombre de María Antonia Abad Fernández el 10 marzo de 1928 en Campo de Criptana (Ciudad Real). Las malas lenguas, sin embargo, aseguran que el nacimiento de la manchega, en el seno de una familia pobre pobrísima, se produjo años antes. Ella, toda una estrella coqueta que alardeó en sus tiempos de llevar la cara lavada y de no preocuparse por las arrugas, lo negó siempre.
A los cuatro años ya sabía que quería ser artista. En 1944, después de haber sido galardonada en un certamen de nuevos valores con un modesto premio económico y un contrato para el cine, debutó en la gran pantalla con Te quiero para mí.
¿MARÍA ALEJANDRA MONTIEL? Había adoptado el nombre artístico de María Alejandra. Pero para su segunda película, Empezó en boda, quiso ya rendir homenaje a su abuela, de nombre Sara, y a los Campos de Montiel de su pueblo natal.
Entre 1945 y 1950 rodó una quincena de películas, entre ellas su primer gran éxito internacional, Locura de amor (1948), film en el que Sarita, como le decían por su juventud, encarnó a una princesa mora.
El éxito que cosechó ese film en México la llevó a establecerse allí, donde prontó se convirtió en una de las actrices más famosas. Películas como Furia Roja, Cárcel de mujeres o ¿Por qué ya no me quieres? pasaron a la historia del Cine de Oro mexicano.
Y de México a Hollywood. Rodó Veracruz (1954) al lado de Gary Cooper y Burt Lancaster y Serenade (1955) junto a Mario Lanza, Joan Fontaine y Vincent Price. En esta última la dirigió el que tras un romance sería su primer marido, Anthony Mann.
SU CARRERA COMO CANTANTE Mientras tanto, le tomó gusto a la música y comenzó una carrera paralela como cantante. Su voz se escuchó en sus películas y en casi una treintena de discos. Son míticas sus interpretaciones de Fumando espero y Bésame mucho.
Regresó a España temporalmente para rodar El último cuplé (1957), el mayor éxito de taquilla registrado hasta entonces en el cine español, y se quedó. Un millón de dólares, según dijo ella, fue el caché que estableció a partir de ese film.
La violetera (1958), Carmen, la de Ronda (1959), La bella Lola (1962), Noches de Casablanca (1963), La dama de Beirut (1965) y Varietés (1971), entre otras, configuraron el mito de Sara Montiel. Desde 2011 cuenta con una estrella en el Paseo de la Fama de Madrid.
Su última película fue Cinco almohadas para una noche (1974). Fue una época en la que comenzó el destape, un cine muy feo, explicó la artista sobre su retirada de la gran pantalla. Nunca más volvió al cine, pero su mito se mantiene.