"Sylvie’s Love" con Tessa Thompson y Nnamdi Asomugha en los roles principales. (Foto: Amazon Prime)
"Sylvie’s Love" con Tessa Thompson y Nnamdi Asomugha en los roles principales. (Foto: Amazon Prime)
Sebastián Pimentel

Una de las muchas enseñanzas del clásico fue el del melodrama. Un género que en la literatura es menor, y en el cine es mayor. Son los misterios de un arte que tiene al rostro, y las emociones que lo habitan, como uno de sus núcleos, quizá su no tan secreta quintaesencia. Pues bien, fue Douglas Sirk, alemán emigrado a Hollywood, quien más hizo para que el melodrama se convierta en un género rey.

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Pero hubo otros maestros de estas verdaderas sinfonías visuales de los sentimientos, como Richard Quine, quien dio los últimos suspiros del melodrama clásico. Los temas: matrimonios heridos de muerte por decisiones sancionadas por la autoridad familiar, las clases y prejuicios sociales como obstáculos ante el amor, los desencuentros marcados por un tiempo que nunca encaja los planes de dos personas que debieron estar juntas.

Sin embargo, el melodrama de los años cincuenta era blanco. Los protagonistas negros estaban vetados. Será recién, en el siglo XXI, cuando algunos directores como Todd Haynes —”Lejos del cielo” (2002)— incorporen personajes afroamericanos, aunque recreando siempre los años cincuenta. Es el caso, también, de Eugene Ashe, quien ubica la historia de “Sylvie’s Love” —Amazon Prime— en 1957, en Harlem.

Los años cincuenta son, entonces, una tierra utópica para los cultores del melodrama. Época marcada, gracias a los filmes de Sirk, por un tipo de fotografía, en este caso recreada por Declan Quinn. Gracias al celuloide de 35 mm, con su grano que baña espacios urbanos cálidos y poéticos, y una gama cromática que conserva el pasado en su oculto esplendor, es que aparecen Sylvie (Tessa Thompson) y Robert (Nnamdi Asomugha).

Sylvie conoce a Robert en una pequeña disquería donde ella, hija del dueño, funge de cajera. Él busca un empleo, mientras hace una carrera de saxofonista en la escena del jazz. El problema es que ella es guiada con mano férrea por su madre, profesora de etiqueta con la mira en la clase alta. Él no tiene chance. Pero el gusto fulminante entre Robert y Sylvie se las arregla para modificar algunos renglones establecidos.

Y si la fotografía alude a la de Douglas Sirk y Richard Quine, la dramaturgia es más moderna. Desde la elección de protagonistas afroamericanos, que ocupan la pantalla casi exclusivamente, como si el mundo fuera de ellos y no de los blancos, hay una profunda subversión operada por Ashe. A la vez, el tono de las actuaciones es más discreto, latente, y en ese camino el director sigue los pasos de Haynes.

Pero también de Wong Kar Wai. El melodrama moderno “Con ánimo para amar” (2000) del director hongkonés, está presente desde la inclusión musical de “Quizás, quizás, quizás”, con unas imágenes que prefieren la tensión dentro de la calma, atentas a lo que un personaje puede sentir por el otro. El montaje, que pone en paralelo la suerte de Sylvie y Robert, como en una danza distante, también deja ver la huella del realizador asiático.

Otro de los aciertos notorios es Tessa Thompson. Con carácter y fragilidad, su magnetismo y voluntad lleva las riendas de la historia. Esta es una película feminista, y el racismo es un telón de fondo siempre amenazante, aunque esta vez fuera de campo. “Sylvie’s Love” es, por último, revolucionaria desde una apuesta simple: exhibe, sin cinismo, la persistencia de los afectos, a pesar de las renuncias que hacen los personajes ante ellos. Por eso, algunos momentos regresan, en sublimes flash-backs que devuelven los gestos, los espacios secretos de la memoria. “Sylvie´s Love” es un clásico moderno.

Ficha Técnica:

Título original: Sylvie´s Love

Género: Drama

País y año: EEUU, 2020

Director: Eugene Ashe

Actores: Tessa Thompson, Nnamdi Asomugha, Aja Naomi King, Wendi McLendon-Covey

Calificación: Cuatro estrellas y media ( 4 y 1/2 )

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