RODRIGO BEDOYA

Lo nuevo de Quentin Tarantino siempre genera emoción. Y más aun si se trata de un ‘spaghetti western’. No por nada el director ha dicho más de una vez que su escena favorita en la historia del cine es el duelo de a tres en El bueno, el malo y el feo, quizá la cinta más representativa de ese subgénero. ¿Qué haría el director al momento de crear una historia que respondiera a los patrones de ese tipo de filmes? La respuesta la tendremos en nuestra cartelera desde el jueves 7 de febrero, cuando se estrene Django sin cadenas.

Para el cineasta, el principal referente para crear la película fueron los ‘westerns’ de Sergio Corbucci, como se lo comentó a El Comercio, quien conversó con él, junto con otros periodistas del mundo, en un hotel de Nueva York. “Estoy usando la estética del ‘spaghetti western’ para contar una historia, y estoy usando esa cualidad ‘más grande que la vida’ de la ópera para contar la aventura de Django. Los ‘westerns’ de Corbucci eran muy violentos y surrealistas, lo cual me sirve perfectamente porque lo que ocurrió en la época de la esclavitud era violento y surrealista. Pero los ‘westerns’ del director eran distintos porque siento que sus películas eran tratados contra el fascismo y contra Mussolini”, explica el realizador, quien mezcla dos elementos que pueden ser tan distintos como el subgénero en mención con la época de la esclavitud.

Porque lo que veremos en la pantalla es la aventura de Django (Jamie Foxx), un esclavo que es salvado por el doctor King Schultz (Christoph Waltz), un cazarrecompensas. El hombre, que detesta la esclavitud, le hace una propuesta al esclavo: le dará su libertad si él lo ayuda a encontrar a unos prófugos por cuya cabeza hay una buena recompensa. Pero el viaje de los dos hombres se alargará cuando ambos vayan a buscar a Broomhilda (Kerry Washington), la esposa de Django, de quien fue separada hace muchos años. Ella se encuentra en Candyland, gigantesca finca cuyo propietario es Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), un cruel hacendado. El lugar es manejado por Steven (Samuel L. Jackson), el más viejo de los esclavos, y quien sospecha de los protagonistas desde el momento en que pisan el lugar.

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