"La viuda". (Foto: Difusión)
"La viuda". (Foto: Difusión)
Sebastián Pimentel

El irlandés Neil Jordan, director de “La viuda”, es uno de los mejores cineastas vivos de Europa. Es el mismo de “El juego de las lágrimas” (1992), “Michael Collins” (1996) y “El niño carnicero” (1997), por citar solo tres de sus títulos más conocidos de los años noventa –década en la que se consagró internacionalmente–. Sin embargo, pese a haberse espaciado, su producción reciente no deja de concitar interés, como lo prueba “La viuda”.

Los primeros minutos presentan a Frances (Chlöe Grace Moretz), joven que se ha instalado en Nueva York con su amiga Erica (Maika Monroe). Frances trabaja en un restaurante del centro de la ciudad. Una noche, descubre una cartera olvidada en uno de los vagones del metro. Al día siguiente, decide ir a buscar a la persona que olvidó sus pertenencias, una señora llamada Greta Hideg (Isabelle Huppert).
Si bien este es aparentemente un ‘thriller’ genérico, estamos frente a un vehículo para que retorne el universo de Jordan, autor de una versión moderna de los cuentos de Charles Perrault llamada “En compañía de lobos” (1984). Así, “La viuda” debe leerse como una nueva fábula de horror, donde una caperuza neoyorquina se dirige a la cueva de un lobo, solo que disfrazado de una mujer amable que parece salida de otra época.

El filme es también una exploración casi exclusiva de personajes femeninos, y teje una incisiva madeja psicológica, difícil de desenredar conforme avanzan los hechos. Toda la primera parte es muy sutil y logra transmitir ese carácter casi predestinado de la muchacha para correr el peligro que supone ayudar a alguien. Por eso es tan importante el contraste que logra su ‘roommate’: la despreocupada, frívola y práctica Erica.

Otra de las virtudes está en el elenco. Y el primer nombre que sale a flote es el de Isabelle Huppert. Quizá desde Bette Davis era difícil encontrar una actriz que logre un catálogo tan rico en mujeres a la vez férreas y apasionadas, tan estrictas como llenas de un sobrecogedor torrente de violencia interior. Y aquí, la antiheroína de “La profesora de piano” (2001) está muy cerca de una versión femenina del Norman Bates de “Psicosis” (1960).

Los lejanos ecos de “Psicosis” también llegan por la relación de sustitución materna que flota sobre la alianza emocional que entablan Frances y Greta. La muchacha ha perdido hace poco a su madre, mientras que la mujer que dice provenir de Francia evoca, con dolor, la ausencia de su única hija. Otra virtud del filme está, precisamente, en obviar los tan manidos clichés sexuales que suelen aparecer en este tipo de ‘thrillers’.

Es verdad que el último tercio del filme se hace más expeditivo y se echa de menos un conocimiento mayor del personaje que encarna Huppert. No obstante, es de destacar la forma tan perturbadora de exponer un vínculo que Frances no termina de entender, que la jalonea y la domina a pesar de que sus instintos entrevean el horror. “Todos necesitan un amigo”, es la frase que repite Greta, y es el llamado al que acude, a pesar suyo, la piadosa Frances.

Por último, es inevitable no reconocer en esta película una cierta vena o raíz católica recurrente en la manera en que se plantean las relaciones humanas. El ansia por dar el cariño y la protección que, con el costo del propio sacrificio, salve a una mujer abandonada, es el mismo que guía al héroe de “El juego de las lágrimas” o de “El buen ladrón” (2002), por citar solo dos títulos de la filmografía de Jordan. Y lejos de romantizar esta perspectiva, sus películas saben que la traición, el engaño, el cruel juego de las apariencias terminará por revelar un fondo oscuro del que muy pocos pueden escapar. “La viuda” tiene la apariencia de un simple ‘thriller’, pero es mucho más que eso.

AL DETALLE

Título original: “Greta”.
Género: thriller.
País: Irlanda/ EEUU, 2018.
Director: Neil Jordan.
Reparto: Isabelle Huppert, Chlöe Grace Moretz, Maika Monroe, Stephen Rea.
Puntaje: 3.5 / 5

Contenido sugerido

Contenido GEC