Ezio Neyra es el nuevo director de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP). (Foto: USI)
Ezio Neyra es el nuevo director de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP). (Foto: USI)
Daniel Goya

Una biblioteca donde se roban los libros, donde hay funcionarios acusados de ayudar a editoriales a evadir impuestos y donde existen facciones enfrentadas. La primera imagen de lo que le espera a Ezio Neyra como nuevo director de la Biblioteca Nacional es, por lo menos, complicada.

Según David Hidalgo, autor del libro “La biblioteca fantasma”, una minuciosa y profunda investigación sobre el saqueo de libros en dicha institución, Neyra tiene credenciales académicas suficientes para merecer un voto de confianza, pero es escéptico sobre lo que pueda hacer en beneficio de la institución fundada por José de San Martín en 1821. “Para hacer reformas en la Biblioteca Nacional se requiere un contexto. No es posible aplicar reformas en una situación tan endeble como es el fin de un gobierno, y en un periodo electoral con tanta agitación. Se debe entender que la Biblioteca Nacional no es un espacio académico. Es, en esencia, una institución pública que administra bienes públicos”, explica Hidalgo.

Por su parte, el exdirector de la BNP, Ramón Mujica, asegura que uno de los problemas que Neyra debe enfrentar con mayor acción es la desaparición de los libros. “Nuestro patrimonio está siendo depredado. No es solo un tema de la biblioteca. Es tan grave que se ve afectado el archivo histórico de la nación. El nuevo director debe inventariar todo lo que hay. Todo. Porque actualmente no se sabe qué es lo que hay y lo que falta”, señala.

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Los problemas de la BNP

Hace cinco años, la Contraloría de la República denunció a dos funcionarios de la BNP que permitieron a una empresa editorial evadir impuestos por cuatro millones de soles. El diario “Gestión” publicó la noticia explicando que la empresa se acogió al beneficio tributario que ofrecía la Ley del libro, pero que los funcionarios “no debieron otorgar la constancia de ejecución del programa porque no subsanaron las observaciones hechas por la misma Biblioteca Nacional (referidas a diversos requisitos para acogerse a la ley); y porque no contaban con un informe favorable sobre el monto y la presentación de estados financieros, entre otros requisitos”.

“Los casos de corrupción no tienen que ver solo con los libros. En la biblioteca hay situaciones que fomentan la corrupción en términos de logística. Se descubrió que había un sistema perverso de manejo de los beneficios tributarios que ocasionó pérdidas millonarias al Estado, protagonizadas por imprentas y algunas editoriales. Se detectó a los responsables y nunca hubo mayor sanción”, confirma Hidalgo.

En 2018 fue publicado el libro “La biblioteca fantasma”, que cuenta la historia real de cómo los libros de la BNP han sido robados de forma continua y sistemática ante la inacción de las autoridades. La investigación reveló todo un círculo de corrupción, intereses ilegales, mercados ilícitos y compradores inescrupulosos que era alimentado con los libros de todos los peruanos. Según el autor del libro, hasta ahora no hay nadie preso por esos delitos.

Luego del nombramiento de Ezio Neyra, la Asociación de Bibliotecólogos del Perú se apresuró a publicar un comunicado en el que rechazaban su nombramiento. Semanas antes, los bibliotecólogos habían dirigido una comunicación a la actual ministra de Cultura, Sonia Guillén, para pedirle que eligiera como director a un bibliotecólogo. Y ante el evidente rechazo de este pedido, han mostrado su indignación y se han declarado en constante fiscalización.

No obstante, para Mujica los bibliotecólogos conforman un sindicato minoritatio que reclama por no haber elegido a uno de sus miembros como director. “Ser bibliotecólogo no es garantía de éxito en la gestión dela BNP. Además, cuando durante mi gestión se descubrió que muchos de los trabajadores sindicalizados estaban involucrados en el robo de libros, la asociación de bibliotecólogos brilló por su ausencia y su silencio. Darles la dirección de la Biblioteca Nacional sería como dejar al gato en el despensa”, sostiene Mujica.

Mujica no solo realiza la introducción a la obra, sino que en su colaboración con Evanán Poma hizo las veces de “jalador de lengua” del artista ayacuchano, quien narra en el libro sus durísimas vivencias.
Mujica no solo realiza la introducción a la obra, sino que en su colaboración con Evanán Poma hizo las veces de “jalador de lengua” del artista ayacuchano, quien narra en el libro sus durísimas vivencias.

Por su parte, Hidalgo apunta que los bibliotecólogos han declarado una guerra disfrazada de fiscalización. “Esto quiere decir que le van a poner trabas y todos los problemas posibles a Neyra. Estos grupos gremiales son los que han estado en los últimos años socavando las gestiones de la biblioteca”, afirma el periodista y escritor.

Según Mujica, Ezio Neyra sabe dónde se ha metido. No es que haya caído en un puesto que desconozca o en una realidad que ignore. “Es una persona preparada, con estudios en el exterior, y tiene ya una idea de los problemas que enfrenta la institución que dirigirá. Yo lo conocí y sabe qué problemas enfrentará. Por ejemplo, una de ellas es la situación de los trabajadores que antes tenían sueldos de hambre y que pasaban injusticias tremendas porque había una cúpula de trabajadores que habían sido contratados bajo una modalidad que les permitía gozar de sueldos grandes. Lo que debe hacer es sentarse a conversar con los sindicatos de trabajadores, hablar bien, con el reglamento en mano, y explicar bien los derechos . Yo le deseo mucha suerte”, añade.

Hidalgo agrega que la BNP es tan desafiante como un ministerio, y que el administrar bienes públicos la expone a corrupción. Además, hay intereses de todo tipo, como cualquier otra institución pública grande, y lo único que podrá hacer el nuevo director es gestionar lo que ya está en carrera, pero no podrá hacer una gran reforma. “Se requiere mucha fuerza política porque hay mucho interés político dentro de la biblioteca. Sindicatos que tienen relaciones directas con partidos. Para hacer un cambio real se necesitan al menos de dos a tres años. Se necesita la voluntad de ir y tomar las decisiones tajantes y eso a veces es difícil porque al gobierno no le conviene una nueva papa caliente”, concluye.

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