(Foto: El Comercio)
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Maribel De Paz

Una isquemia cerebral lo atacó recientemente por la noche, afectándole el habla. Sin embargo, , destacadísimo divulgador científico y gran conocedor en materia de automóviles, ha ido recuperándose poco a poco y sigue al día investigando sobre los últimos avances científicos.

Con 88 años a cuestas, rememora aquí sus partidos callejeros de fútbol en el Miraflores de su infancia, y augura, de taquito, el tan soñado pase a octavos de final en Rusia.

En su estudio, en medio de diversas réplicas de automóviles a pequeña escala y su colección de decenas de pipas, señala que el ron y la cerveza quedaron atrás hace mucho tiempo. Mientras apura el primero de sus cuatro whiskies diarios, afirma: "Ya la maquinaria está muy vieja para darle mala gasolina". Salud.

—Don Tomás, ha llegado usted a una edad gloriosa.

Es demasiado. La gente está viviendo demasiado. En el Primer Mundo, uno de los grandes problemas es que los viejos no queremos morirnos y los jóvenes tienen que mantener cada vez a más viejos, pero es lo que ha logrado el progreso: prolongar la vida humana.

—¿Pensó alguna vez de joven que iba a llegar a esta edad?

Cuando yo era chico nunca conocí a una persona de 80 años. Casi no había. Pero recuerdo que mi papá tenía un amigo, un químico ruso que vino al Perú, profesor de San Marcos, que tenía 71 años y se le consideraba que era viejito viejito.

—¿Y recuerda usted la primera vez que se subió a un automóvil?

Tengo un recuerdo muy claro. Tendría 6 años, en Polonia. Me guardé mi propina y, saliendo del colegio, había una estación de taxis donde había llegado un carro francés nuevo. Era el Citroen 11 que, 23 años después, en el Perú, fue también mi primer carro. Ese mismo carro estaba de taxi en Polonia y yo lo tomé. Gasté toda mi propina para ir en ese carro y ver cómo era, para sentarme adelante, junto al chofer… Ahora, el medio de transporte urbano para mí no es un auto, sino un ómnibus. Es absurdo un transporte individual en una ciudad. El auto como medio de transporte es muy ineficiente. Observa el tráfico urbano a las 9 de la mañana: enormes autos que ocupan 15 metros cuadrados cada uno, una sola persona llevando 1.500 kilos de fierro. Y ahora en Lima los promedios son ridículos: menos de diez kilómetros por hora. Un hombre en bicicleta, yendo a paso de cansado, va a 15 kilómetros por hora.

—¿Ya no tiene sentido sacar el auto?

Bueno, tiene sentido porque el transporte público es un desastre, con la porquería de micros y qué sé yo.

—A tono con el Mundial, uno de los avances tecnológicos que han llamado la atención es la pelota con chip. ¿Hacia dónde apunta la ciencia del deporte? Se dice, por ejemplo, que es casi imposible vencer ya muchos récords deportivos.

Son dos cosas aparte. Una son los recursos técnicos para arbitrar: chips en la pelota y los controles ópticos en los arcos. Y otro completamente distinto es la medicina deportiva, que es cómo mejorar la performance de los atletas. Por ejemplo, ya todos los corredores más rápidos de cien metros planos están debajo de los diez segundos, y hay algunos récords que se mantienen. Creo que uno de ellos es el de 400 metros con vallas, que eventualmente se va a bajar, pero es un récord que dura mucho. Así como la gente está viviendo cada vez más, está corriendo cada vez más rápido, saltando cada vez más alto. Ahora, lo importante es que vamos mejorando acá también.

—¿Intelectualmente, se refiere?

Bueno, se supone.

—¿Siente que hemos mejorado como sociedad durante su tiempo de vida?

Como sociedad estamos hasta el perno, porque en la mayoría de países la brecha entre ricos y pobres es enorme, y la clave es la educación. Bueno, la enseñanza. Nosotros la llamamos educación porque tenemos un Ministerio de Educación, y a los profesores los llamamos educadores, pero se trata de enseñanza, porque la educación se da en casa, con el ejemplo.

—¿Y cuál sería el principal ejemplo que su padre le dio a usted?

Muchos, muchos. Comportarse correctamente, no mentir, tratar de aprender cosas, ayudar a otros.

—Y usted, que ha recorrido tanto el Perú, ¿cuál recordaría como el lugar soñado de todos los que ha visitado?

Bueno, a mí me gustan el mar, los valles y la sierra, porque la selva es imponente pero hostil. Aun así, el sitio más impresionante que he visto en el Perú, y probablemente uno de los más impresionantes en el mundo, es el cañón del Padre Abad, entre Tingo María y Pucallpa. De lo que he visto en el Perú, es realmente lo que más me ha impresionado.

—¿Y del Miraflores de su infancia qué es lo que más extraña?

¡Ufff! El fútbol en la calle. No había autos, porque durante la guerra había muy pocos en el Perú. Y de esos pocos autos, la mayoría estaban sin llantas. Entonces jugábamos fútbol en la calle, con unas bolas que hacíamos de trapo, porque las bolas de jebe eran muy caras y escasas. Era bien complicado. Hacíamos unas bolotas con papel al centro y después, encima, medias de seda viejas, rotas, de las mamás, y después medias de algodón o de lana, y otra vez medias de seda.

—¿Tener una pelota de tienda era un lujo?

Sí, pero además casi no había en las tiendas. Venían de Argentina bolas de básquet y de fútbol grandes, que se inflaban. Las de fútbol venían con pasador y un bladder de jebe adentro que se inflaba y se metía en un poncho.

—De ahí a la pelota con chip hemos avanzado bastante.

Después vino la pelota con válvula y desapareció la pelota con pasador. Era de pedazos longitudinales y se ahuevaba, dejaba de ser redonda. Ahora tiene un montón de partes raras. La pelota de Adidas para este Mundial es una obra de ingeniería de alto vuelo.

—¿Pensó usted ver a Perú nuevamente en un Mundial?

Bueno, yo he seguido el fútbol desde muy chico y conocí a João Havelange, el presidente de la FIFA antes de Blatter. Viajé con él de Brasil al Perú en un avión de la Fuerza Aérea brasileña, nos hicimos muy amigos y he conocido más o menos cómo funciona la FIFA, que siempre ha sido una mafia, siempre. Ahora, João la manejó bien porque él era millonario, no necesitaba ganar plata y trató de hacer fútbol bien. El Perú siempre ha tenido gente que jugaba muy buen fútbol, pero para llegar a un Mundial se necesita entrenador, plata, tiempo, gente bien pagada y bien alimentada, bien cursada, médicos. El fútbol hoy es un negocio multimillonario.

—¿Llegamos a octavos de final?

Sí, porque el Perú ha estado jugando bien, tenemos un excelente entrenador y muy buenos jugadores. El Perú, con la cantidad de fútbol que tiene, si tuviera dirigentes capaces y dinero para una organización efi ciente, podría figurar bien, porque, como la mayoría de los países sudamericanos, los jugadores son buenos, natos.

—Por otro lado, ahora la Municipalidad de Miraflores y el Concytec lo van a homenajear a usted.

La idea creo que fue de Fabiola León-Velarde, que fue rectora de la Cayetano, en complicidad con [el alcalde de Miraflores] Jorge Muñoz. Yo soy mirafl orino antiguo. Es más, con Toño Cisneros y su tío Luis Jaime Cisneros propusimos independizar Miraflores del Perú y pedirle a los limeños que para entrar a Miraflores saquen visa.

—¡¿Un enclave?!

Sí, y un tratado de digno comercio con Arequipa. Teníamos todo, el gobierno revolucionario ya estaba. Toño era ministro de Interior. Estábamos haciendo la Constitución. Era interesante, pero bueno, Miraflores sigue siendo colonia del Perú.

—¿Y qué tiene Miraflores que no tenga el resto de Lima?

¡Los miraflorinos! Y la playa. Y tenía unas lindas casas con jardines, pero ahora está lleno de edificios donde no caben. Miraflores se fregó. Pero esa es otra historia.

MÁS INFORMACIÓN

Homenaje a Tomás Unger
Lugar: salón de actos de la Municipalidad de Miraflores.
Dirección: Av. Larco 400.
Fecha: viernes 22 de junio, 6 p.m.
Confirmaciones: comunicacion@concytec.gob.pe o al teléfono 399-0030 - anexo 1201.

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