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Letras 2017

Empecemos con lo peor y lo más anecdótico para luego seguir el camino ascendente: el desprecio que gran parte de la clase política muestra por la cultura se vio encarnado en el congresista Bienvenido Ramírez, quien dijo que leer mucho sería una de las causas del Alzheimer. Aunque luego se desdijo, sus afirmaciones apresuradas y carentes de cualquier rigor científico generaron una ola de burlas y preocupaciones.

Menos risible pero más grave fue el cierre de la librería La Libre, en Barranco, producto de la prepotencia de un grupo inmobiliario que comenzó una construcción colindante a su local, causándole daños irreparables a su infraestructura. Una pérdida terrible en una ciudad a la que no le sobran espacios culturales. Afortunadamente, el proyecto de Ana Bustinduy y Carlos Lorenzo encontró un nuevo espacio en la librería Escena Libre, dentro del Centro Cultural de la Universidad Católica, en San Isidro.

El mundo de las letras peruanas también sufrió algunas partidas sentidas, especialmente las de Arturo Corcuera y Gregorio Martínez. Con ellos se va difuminando una generación esencial, en especial por su desenfado y peculiar forma de romper esquemas.

BUENA PRODUCCIÓN
Ya expuesto lo adverso, hay que decir que la producción literaria fue robusta y estuvo marcada por una interesante diversidad: en el rubro de la novela, por ejemplo, lograron convivir ficciones de temática familiar como la de Renato Cisneros en "Dejarás la tierra" con propuestas tan audaces y complejas como la de Carlos Arámbulo en "Quién es D'Ancourt". Lo hecho por Marco García Falcón ("Esta casa vacía"), Diego Trelles ("La procesión infinita") y Grecia Cáceres ("Mar afuera") también se inscribe entre lo mejor del género.

Además, destacó "Lobos solitarios", novela corta de Fernando Ampuero sobre los reveses en la creación litearia. Los cuentistas brillaron y, si nos apuran, podríamos decir que el 2017 fue suyo. Tres obras de gran factura –y también muy diferentes entre sí– fueron "Aquí hay icebergs" de Katya Adaui, "¿Qué tengo de malo?" de María José Caro y "El japonés Fukuhara" de Selenco Vega. La poesía, por su parte, tuvo sus mejores representantes en Mario Morquencho con "Placlitaxel", Alberto Valdivia con "Wañuypacha/Partothötröl" y Odi Gonzales con "Ciudad (c)oral".

Otros géneros como la crónica, el ensayo o el reportaje –que para términos prácticos agrupamos en el rubro de no ficción– mostraron atractivas entregas: allí están "La balada de Rocky Rontal" de Daniel Alarcón, "Morir de amor" de Teresina Muñoz-Najar y un libro notable, que recién comienza a difundirse pero esperemos tenga el recibimiento que merece, como es "Persona", de José Carlos Agüero; un texto inclasificable, pero que confirma a su autor como una de las voces más interesantes de las letras peruanas contemporáneas, ajeno a cualquier grupo, estilo o generación.

Usualmente ignorado, el rubro del cómic o la novela gráfica también se lució con títulos muy valiosos como “Medio ambiente (humor y reflexión)” de Fernando Barrial, “Hablemos claro” de Lucero Huamaní, “Un árbol en los confines del mundo” de Jesús Cossio, “Por la noche” de Eduardo Yaguas, “Tómalo con calma” de David Galliquio y “La tumba de los dioses olvidados” de Paul y John Ancka.

TENDENCIAS Y URGENCIAS
Hubo un tema que marcó el año editorial con varias publicaciones: los 25 años de la captura del líder terrorista de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán. Sobre eso se publicaron "La guerra senderista" del historiador Antonio Zapata, "Abimael" de Umberto Jara y "La hora final" de Carlos Paredes. A ellos se le suma "En nombre del gobierno" de Ponciano del Pino, una obra que en realidad se enfoca en los incidentes de Uchuraccay y la política campesina, pero que también se ocupa de los años de terror y violencia que azotaron al país por dos décadas. Aportes importantes que merecen mayor discusión, más allá de la efemérides.

También fueron tocados dos asuntos muy actuales: el racismo, que entre otros motivó un libro como "No soy tu cholo" de Marco Avilés, y abrió discusiones bastante intensas; y las luchas de género, tema que incluso desencadenó denuncias por violencia sexual como las que se encargó de difundir el colectivo Comando Plath. Ambas cuestiones, aunque por momentos se limitaron a discusiones estériles, aportaron mucho cuando se preocuparon por debatir problemas de fondo y no se ciñeron a enfrentamientos personales.

HACÍA UNA ESCENA MAYOR
La visita de algunas personalidades notables a la Feria del Libro, el Hay Festival Arequipa, entre otros eventos, ayudaron a elevar la categoría de plaza libresca para el Perú: figuras como Cees Nooteboom, Richard Ford, Margo Glantz y varios más nos dejan la sensación de que podemos aspirar a circuitos como los que gozan Buenos Aires o Bogotá, para mencionar solo dos casos cercanos en la región.

Aun así, el éxito de una industria no se mide solo por la magnitud de sus ferias o sus estrellas. La vuelta del Premio Nacional de Literatura (que este año ganaron Miguel Ildefonso, Susanne Noltenius y Gerónimo Chuquicaña) fue un importante logro, como apunta Ezio Neyra, jefe de la Dirección del Libro y la Lectura del Ministerio de Cultura. "Otro tema importante ha sido la propuesta normativa por una nueva ley del libro, que el otro año ya debería entrar al Congreso para debatirse", agrega. La ley sigue siendo el tema principal para la Cámara Peruana del Libro, que este año eligió a su nuevo director, José Carlos Alvariño. "Estamos ajustados. El proyecto tiene que entrar en la primera legislatura, porque la actual ley vence en octubre del 2018", señaló hace unos días Alvariño a El Comercio.

El trabajo de la Biblioteca Nacional del Perú también fue intenso. Su nuevo director, Alejandro Neyra, explica que si bien se han logrado avances en temas de conservación y recuperación de libros (como el importante lote que llegó de Chile el mes pasado), su prioridad sigue siendo la articulación de un sistema nacional de bibliotecas públicas.

"Esa es la gran apuesta pensando en el bicentenario. Todavía hay una gran deuda en la parte pública, pero tenemos claro qué es lo que se necesita. Es complejo pero al mismo tiempo un gran reto", afirma Neyra.

Por eso, más allá de las competencias o premios por tal novela o poemario, el mejor balance de nuestras letras tiene que fijarse en temas como el de la Ley del Libro o el crecimiento de nuestras bibliotecas. Al fin y al cabo, allí es donde se escriben y se deciden las páginas más relevantes de nuestra historia.

(Fotos: Difusión)
(Fotos: Difusión)

PARA BUSCAR: ALGUNOS TÍTULOS DESTACADOS:

1. "Aquí hay icebergs": El libro de Katya Adaui fue uno de los varios conjuntos de cuentos destacados en el año que se va.

2. "Huaca de la luna": Portentoso volumen sobre los moches, que resaltó entre las ediciones especiales publicadas este 2017.

3. "Lobos solitarios": Novela corta de Fernando Ampuero que también se inscribió entre lo más sólido en su género.

4. "Cuentos heridos": Con estos relatos y el libro "Persona", José Carlos Agüero cierra el año como un autor consolidado.

5. "Sustitución": Los dramas familiares, como el de esta novela de Jack Martínez, mantienen su fuerte presencia en la narrativa local.

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