Festival Gabriel García Márquez: un periodismo sin fronteras
Festival Gabriel García Márquez: un periodismo sin fronteras
Enrique Planas

Con una historia tan negra, sólida y poderosa como la Honda Twister que intentó robar un joven pandillero de la ciudad de La Plata antes de que lo mataran a tiros, el argentino Javier Sinay ganó la categoría Texto del Premio de Periodismo. Así, el redactor de la revista “Rolling Stone” Argentina se impuso en la actividad central del por la Fundación del Nuevo Periodismo Iberoamericano, celebrado del martes 29 de setiembre al jueves 1 de octubre en la ciudad de Medellín, Colombia.

A su historia titulada “ se suman en la lista de premiados otros tres relatos extraordinarios: el del fotógrafo chileno Tomás Munita por su serie “” sobre gauchos en la Patagonia; el de los periodistas mexicanos que , que un contratista regaló al presidente Enrique Peña Nieto y a su esposa; y el del equipo de . Ellos obtuvieron el premio GGM en las categorías Imagen, Cobertura e Innovación, respectivamente, en una ceremonia realizada el miércoles 30 en el Orquideorama del Jardín Botánico de la ciudad colombiana.

SABER CONTAR, SABER MIRAR
Sin duda, la presentación de los trabajos finalistas previa al premio es uno de los momentos expectantes del festival impulsado por la Fundación del Nuevo Periodismo Iberoamericano. La categoría Texto, la que convoca más participantes (con un total de 809 reportajes en esta edición), confrontó al argentino Sinay con Sabrina Duque, una joven periodista ecuatoriana, y a su colega brasileña Cristiane Segatto. Si el redactor de “Rolling Stone” sorprendió con la historia de Axel Lucero, asesinado fanático de las motos de 16 años, Duque lo hizo con una historia mucho menos ruidosa: la de Vasco Pimentel, prestigioso ingeniero de sonido, cuya obsesión y genio nos descubrió en su crónica . Por su parte, Segatto se entregó a una investigación inédita: tras advertir una serie de juicios entablados por clínicas contra sus pacientes deudores, decidió investigar cómo funciona el mercado de la salud en el Brasil. Tras siete meses de investigación, su historia “” ocupó casi la totalidad de la edición de la revista ‘Época’, revelando lo estremecedor que resulta en su país comparar los precios en hospitales públicos y clínicas privadas por los mismos servicios y medicamentos.

El tiempo de cocción de las historias es un factor clave para que una historia resulte premiable. A Sinay le tomó ocho meses concluir una investigación sobre una nueva modalidad de homicidio, la de jóvenes pandilleros a cargo de policías que alegan legítima defensa. “Quería contar una historia policial y dramática, pero también abrir una discusión de orden judicial y política sobre el uso de armas reglamentarias a cargo de policías fuera de servicio. Así, la historia particular de un homicidio podía servir para reflexionar sobre asuntos que preocupan a comunidades enteras”, nos cuenta el argentino.

A la periodista ecuatoriana, por su parte, le tomó un año y medio preparar su notable perfil del celebrado ingeniero de sonido portugués, desde el día que lo conoció hasta el día que entregó la séptima versión de su texto a la revista editada por Julio Villanueva. En su artículo, ella desarrolla una sorprendente descripción del sonido, utilizando incluso figuras retóricas para desarrollar una escritura onomatopéyica. “No quería que mi artículo fuera un cuento sobre un tipo raro, sino un texto que nos hiciera pensar sobre la forma de escuchar el mundo”, añade Duque. 

Junto con el premio a los mejores textos, otra categoría muy peleada este año fue la enfocada en la imagen. Tres fotógrafos –un chileno y dos españoles– fueron los destacados entre 287 trabajos participantes. En curiosa coincidencia, los tres desarrollaron el tema de frontera y violencia. Tomás Munita aprendió a montar a caballo para acompañar a los gauchos chilenos en su recorrido por la península de Antonio Varas, en la Patagonia chilena. “Habré tomado cerca de 20 mil fotografías en semanas de trabajo. Pero fueron más las que no pude tomar porque muchas veces, para agarrar a un toro o a un caballo salvaje, estos expertos jinetes se me escapaban. Muchas veces he visto suceder las cosas, pero no podía soltarme del caballo”, confiesa.

También finalista, al español José Palazón le bastó presentar una sola foto para tentar el premio GGM. La suya fue una imagen que se volvió viral : un grupo de inmigrantes cuelga del muro que separa Ceuta y Melilla de la frontera con Marruecos, mientras frente a ellos jugadores de golf ensayan su ‘swing’ totalmente indiferentes. “El impacto mediático de esa foto fue enorme”, recuerda el fotógrafo. “La comisaria europea que gestiona el Fondo Europeo de Desarrollo Regional declaró que nunca más se crearía un campo de golf con dinero comunitario. Habíamos conseguido algo que ningún partido político había logrado. Y todo por una foto”, añade.

Palazón, veterano activista social por los derechos humanos en la zona, denunció que más que una frontera, lo que hay en Melilla es un infierno. “Si una persona intenta cruzar la frontera europea se le detiene de forma arbitraria sin preguntarle ni siquiera quién es o cuáles son sus intenciones. Solo se les saca por una valla y se les entrega a un ejército extranjero. Para ellos, el migrante no tiene derechos, no tiene identidad, no es nadie”, denuncia.

También español, Álvaro Ybarra entregó a la competencia su serie “Donbass”, conmovedor testimonio gráfico sobre la guerra en Ucrania . “Si somos capaces de transmitir en nuestro trabajo humanidad y cercanía, haciéndole ver al lector que la persona de la fotografía podría ser él mismo, eso marca una diferencia. Eso es lo que hace que una imagen se convierta en una fotografía”, comenta.

SABER INVESTIGAR, SABER INVENTAR
En la categoría Cobertura se desnudaron las más dramáticas historias de corrupción y violencia. Rafael Soares y Luã Marinatto revelaron en el diario carioca “Extra” cómo grupos de paramilitares habían ocupado edificios de departamentos en Río de Janeiro construidos con dinero del Gobierno Regional. Asimismo, el español Pablo Ferri desenmascaró en “Esquire Latinoamérica” la mentira del Ejército mexicano que había disfrazado de enfrentamiento lo que fue una ejecución sumaria de 15 campesinos en una comunidad rural del municipio de Tlatlaya. “Esa cobertura fue el principio del fin del triunfalismo del gobierno de Peña Nieto”, explica Ferri. Pero fue la investigación sobre la ‘Casa Blanca’, millonaria residencia ubicada en las exclusivas Lomas de Chapultepec entregada al presidente mexicano la que fue finalmente elegida por el jurado. El reportero Rafael Cabrera descubrió cómo contratistas del gobierno estaban involucrados en aquella propiedad, así como una compañía que apoyó su campaña electoral. Sumado luego al equipo de la periodista Carmen Aristegui, su reportaje reveló que la primera dama había adquirido la mansión a un contratista que tenía tratos directos con el gobierno, el cual obtuvo la licitación para la construcción del que sería el tren Querétaro-México, ahora cancelada. Por cierto, aunque el reportaje ganador había recibido anteriormente el Premio Nacional de Periodismo de México, Cabrera, Aristegui y el resto del equipo fueron despedidos de la cadena radial MVS, donde se había propalado la denuncia.

AUSENCIA PERUANA
A diferencia del año pasado, cuando el escritor peruano , en esta edición del premio, más allá de la indirecta presencia de la revista “Etiqueta Negra”, el Perú quedó fuera de los finalistas. Y si bien no es justo descartar la producción de un país porque no tuvo suerte en un festival, es verdad que, pasado el Día del Periodista, cuando en medio de la polarización política y los escándalos domésticos hay periodistas que ven con buenos ojos la posibilidad de comprar una entrevista a un perseguido por la justicia, urge una mirada autocrítica del gremio. “Hay que recordar los antecedentes, a Montesinos dictando portadas de diarios, editores sobornados y canales de televisión comprados. Quizás en el Perú no tengamos la prensa que queremos, sino la que merecemos. En verdad es deprimente que el debate en el Perú se base en pensar si se permite o no pagar por una entrevista. Pero pienso que eso responde a la actual y alarmante polarización política con miras a las elecciones”, reflexiona Alarcón, uno de los invitados estrellas del festival.

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